La cultura española en 'Cuéntame': de los cineclubs y los teatros de barrio al destape y la Movida
Rastreamos las huellas del cine, la música, la literatura y el arte, presencias constantes en la serie más longeva de nuestra televisión.
Ahora que Cuéntame cómo pasó, la serie de todos, pone fin a sus emisiones después de veintidós años en antena y 413 episodios, los seguidores más entusiastas andan rememorando esta temporada o la otra, la escena más impactante de aquel capítulo inolvidable, el personaje más carismático de la familia Alcántara, el actor o actriz que más ha evolucionado a lo largo de 23 temporadas... Desde El Cultural nos preguntábamos por las huellas que ha dejado la cultura, la presencia que han tenido en la serie las distintas disciplinas artísticas.
El resultado es definitivamente inabarcable, pero condensaremos los ejemplos más relevantes ateniéndonos a dos criterios: los personajes que se han visto implicados y el contexto en el que han ido apareciendo los guiños al cine, al teatro, a la música, al arte o a la literatura desde 1968 hasta 2021, el lapso de tiempo que se prolonga la ficción. Es difícil saber si estas referencias culturares, recabadas por el equipo de documentación de la serie, fueron las que determinaron las tramas del guion o fueron las propias historias las que incorporaron estos motivos. Cabe suponer que sucedieron ambas cosas.
Cristina Lago, jefa de prensa y de documentación de Cuéntame..., no solo nos acompaña en esta retrospectiva, sino que nos ofrece algunas claves acerca de las labores de investigación, en las que resultaron determinantes los archivos de Televisión Española, del NODO o de Radio Nacional de España, y nos desvela algunos de los recursos característicos de la serie producida por Grupo Ganga. El efecto Forrest Gump, por ejemplo, es una técnica desarrollada en la fase de posproducción que se apoya en grabaciones reales para recrear la inmersión de un personaje en un momento histórico, de modo que vemos a Antonio Alcántara (Imanol Arias) estrechando la mano a Franco, o a Toni (Pablo Rivero, que interpreta al primogénito) entrevistando a Tierno Galván.
Más allá de consignar los acontecimientos más icónicos de nuestra historia reciente, los personajes de Inés (Irene Visedo, la mayor de las hermanas) y Carlos (Ricardo Gómez, el pequeño de los varones) han escenificado los grandes momentos de la cultura española en el último tercio del siglo XX a través de este recurso. En más de una ocasión Inés, actriz y dramaturga, es aclamada tras una representación en el Centro Dramático Nacional, mientras que la escena de Carlos, novelista, recogiendo en un sueño el Premio Nobel de Literatura está recreada a partir de unas imágenes de archivo de 1982, correspondientes a la recepción del máximo galardón de las Letras por parte del escritor colombiano Gabriel García Márquez.
Las alusiones a la cultura popular son una constante desde los primeros segundos de la serie. Al inicio del primer capítulo, "El regreso del fugitivo", una panorámica por el ficticio barrio de San Genaro, cuya autoría corresponde a Tito Fernández, nos transporta hasta la ventana de la casa de los Alcántara, donde se encuentra Carlos, el narrador de la serie. La voz en off, esta es del actor Carlos Hipólito, nos sitúa en el tiempo: "En 1968 yo tenía ocho años [...]. Me preocupaba [...] que el pobre fugitivo estuviera siempre huyendo cuando todos sabíamos que no había matado a nadie".
¡Así conocíamos a la familia Alcántara!
— La 1 (@La1_tve) April 4, 2022
Un 4 de abril de 1968 comenzaba la historia que ha marcado la historia de la televisión en España.
Si quieres volver a ver el primer capítulo de @cuentametve lo tienes disponible en @rtveplay pic.twitter.com/MknelTZILd
Se refiere al doctor Richard Kimble, personaje interpretado por David Janssen en la serie estadounidense El fugitivo, creada por Roy Huggins, que tuvo un gran éxito en los hogares españoles durante aquellos años. En uno de los primeros planos vemos cómo los vecinos están visionando la cabecera. "También me preocupaba que el televisor que mi padre acababa de comprar no llegara a tiempo al Festival de Eurovisión", continúa la voz en off. Aquel año, 1968, Massiel se alzó con una victoria que constituiría un hito en la apertura a Europa de nuestro país, todavía profundamente sumido en una dictadura.
La moral resultante del engranaje nacional-católico, que contaminaba todos los estratos de la sociedad española, determinaba la impresión que se tenía acerca de la cultura. "El artisteo", "el mundo de la farándula" o "los titiriteros" eran algunas de las denominaciones habituales. Y al acecho, por si acaso, la censura, encargada de amputar los pasajes de libros o escenas de películas que atentaran contras las buenas costumbres, y la policía del régimen —los grises—, cuya misión era reprimir cualquier manifestación artística que presentara las mismas motivaciones.
Del teatro en la parroquia al cine quinqui
Uno de los primeros ejemplos que recoge este conflicto tiene lugar en la segunda temporada, cuando Eugenio, el paradigmático cura obrero interpretado por Pere Ponce, monta un grupo de teatro amateur en el barrio. Estamos en 1969 y la participación de Inés en la obra despierta una vocación que estalla en un contencioso con sus padres: la niña no podía ser artista. Pero la niña, de carácter testarudo, acaba dedicándose a la interpretación y, aunque en su familia ya no ven con tan malos ojos sus trabajos en Estudio 1, el famoso programa de Televisión Española donde se emitían obras de teatro clásico, su vida se torna una constante de precariedad e inestabilidad emocional.
En uno de los grandes momentos de su trayectoria como actriz, Inés conoce al dramaturgo José Luis Alonso de Santos, que se interpretó a sí mismo en un cameo inolvidable. En los últimos capítulos de la serie, Inés se hace cargo de la dirección de La casa de Bernarda Alba, de García Lorca, sobre la que emprenderá una versión libérrima en la que cuenta con el diseñador Antonio Alvarado como vestuarista. Además de dramaturga y directora, las circunstancias la llevan a convertirse también en empresaria teatral, hecho que vuelve a abrir las viejas heridas familiares del inicio de su carrera, cuando todo era tan distinto.
En el caso del cine, resulta especialmente reveladora la escena en la que un censor del régimen visiona junto a Eugenio una de las películas que proyectará en el cineclub —importantísimo auge de estos espacios en la década de los 60— que él mismo había creado en la parroquia del barrio. La película sometida a escrutinio era El manantial de la doncella, de Ingmar Bergman, y el censor ordena suprimir la icónica secuencia en el río que protagoniza Birgitta Pettersson, que interpreta a Karin, y el momento en que el caballero —Max von Sydow— besa a la doncella.
En la sexta temporada, que corresponde al inicio de la década de los 70, un travelling circular recoge el primer beso de Inés y Eugenio después de ver Nueve cartas a Berta, de Basilio Martín Patino. Esta película fue incluida en lo que se denominó Nuevo cine español, movimiento de vocación renovadora inspirado en la Nouvelle Vague francesa que en nuestro país se diluyó pronto. El filme se abre con una cita del poema "Españolito" de Antonio Machado —la "España que muere" frente la que "bosteza"— y fue merecedor de la Concha de Plata como mejor ópera prima en el Festival de San Sebastián.
"En los sueños de los personajes, uno de los recursos visuales de la serie, también se incluyen referencias cinematográficas", apunta oportunamente Lago, la documentalista de la serie. Carlos es seducido por una versión infantil de Rita Hayworth cuando intenta alejarse de las tentaciones de la carne en uno de los primeros capítulos. Como Inés, el "heredero" —sobrenombre que asigna Antonio a Carlos— siempre ha tenido inquietudes artísticas. Siendo niño, es habitual verlo con una cámara de Super 8 grabando a sus familiares, vecinos y amigos.
En los preámbulos de su adolescencia, se convierte en ayudante del proyeccionista interpretado por Juan Margallo, el marido de la actriz Petra Martínez y fundador del grupo teatral ambulante Tábano. A propósito, las alusiones a los colectivos itinerantes se constatan a través de la peripecia de Inés como actriz. El caso es que la complicidad entre el personaje de Carlos y el proyeccionista podría ser un guiño a la deliciosa Cinema Paradiso (1988), película dirigida por Giuseppe Tornatore. Por cierto, que el primer beso de Carlos en la serie tiene lugar en una sala de cine.
El episodio “La primavera la sangre altera”, correspondiente a la quinta temporada, encapsula el romance no consumado de Antonio con Elisa, personaje interpretado por Emma Suárez. Esto ocurre en 1971, cuando Antonio, decidido a acabar de una vez por todas con la situación que ha puesto en peligro su matrimonio, acude al cine con Merche a ver el gran éxito de aquel año, Love Story, dirigida por Arthur Hiller y protagonizada por Ali MacGraw y Ryan O’Neal.
Un año después se estrena en Francia El último tango en París (1972), película dirigida por Bernardo Bertolucci y censurada entonces en nuestro país. Muchos españoles, deseosos de ver alguna escena de sexo, cruzaron los Pirineos para ser testigos de la tórrida escena protagonizada por Marlon Brando y Maria Schneider. Los personajes de Antonio y Desiderio (Roberto Cairo) habrían sido algunos de ellos.
El landismo, esa corriente de películas en las que —sobre todo— Alfredo Landa interpretaba a un cateto fuera de sitio, aparece representado en el capítulo "Pareja made in Spain". Es un homenaje a ese cine que retrató el desarrollismo de la España tardofranquista con gags de trazo grueso casi siempre protagonizados por hombres torpes y guiris explosivas en biquini. Carlos, por su parte, acudiría con sus amigos a ver La trastienda (1975), película en la que, por primera vez, se recoge el desnudo integral de una mujer. María José Cantudo, musa del destape, era la actriz protagonista.
Tras superar su adicción a las drogas, el personaje de Inés tuvo que someterse a una exigente prueba de fuego. Bajo la dirección de un cineasta cuyo carácter, un tanto atribulado, nos recuerda a Eloy de la Iglesia, la actriz se sumerge en el cine quinqui interpretando a una yonqui en la película Agujas de hielo, que podría haber formado parte de un elenco entre las que se incluyen Perros callejeros (José Antonio de la Loma, 1977), Chocolate (Gil Carretero, 1980) o El Pico (De la Iglesia, 1983).
A propósito, Toni lleva a cabo una investigación sobre el grupo de policías del todavía superviviente aparato franquista que acabó con la vida de Santiago Corella "El Nani". Resulta evidente que el personaje del Raka, cuya amante —la Chelo— es interpretada por Alba Flores, es un trasunto del delincuente. La trama corrupta cristalizaría en la película Matar al Nani (Roberto Bodegas, 1988), que también conserva la denominación de cine quinqui.
En 1982 se estrena en Madrid Laberinto de pasiones, la película de Pedro Almodóvar en la que un tal Imanol Arias interpreta al hijo del emperador de Tiran. “Es guapísimo”, apunta a la salida del cine Mercedes, la esposa de Antonio Alcántara interpretada por Ana Duato. “Merche, cualquiera que te oiga…”, responde Antonio. “Imanol Arias, ¿no? Muy guapo”, insiste Merche. “Lo que me faltaba”, se rinde Antonio.
En el verano del mismo año, Inés ha dejado el cine quinqui e inicia el rodaje de la película de bárbaros La Frontera de Khan-tor, un trasvase al español de la versión italiana. En aquellos años Hollywood encontró un filón en el cine de aventuras con elementos de fantasía o ciencia ficción y el cine español recoge la influencia. El capítulo nos recuerda a los rodajes en España de producciones como Conan el bárbaro, interpretado por Arnold Schwarzeneger en 1982. Hacia mediados ya de la década de los 80, los vecinos del barrio de San Genaro se soliviantan ante la apertura de una sala de cine porno.
El aspirante al Nobel conoce a la Balcells
Una de las primeras referencias literarias en Cuéntame aparece en las manos de Toni. El mayor de los Alcántara, entonces estudiante de Derecho, escondía en su habitación un libro de Mao Tse-Tung, referencia indiscutible de los estudiantes que instigaron las revueltas de mayo del 68 en París, episodio que acabó universalizándose, transformado en una suerte de revolución cultural.
En el ocaso de la vida del dictador, Carlos es elegido para representar a su clase en un recital poético donde se celebra El Día de la Raza. Debía recitar un poema dedicado a Franco, pero tras una confusión acaba leyendo "Y el crimen fue en Granada", poema de Antonio Machado que refiere el asesinato de Lorca en la guerra civil. "Se le vio caminando entre fusiles..." Poco después, su relato "El hijo del P'arriba" fue ganador de un concurso literario en su colegio.
En el capítulo 170, titulado “La mujer del César”, vimos cómo el mensaje alentador de Carola, su profesora, para que siguiera escribiendo —una alusión a la importancia de los docentes en la educación sentimental de los niños— le hizo soñar que ganaría el Nobel de Literatura frente a candidatos tan importantes como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa o Camilo José Cela. Se sabe que, a la postre, todos ellos acabarían conquistando el galardón. Sobre el último diremos, como anécdota, que su muerte salvó al equipo de producción de un embarazoso momento, pues aquel jueves 17 de enero de 2002 el capítulo, que se emitiría esa misma noche, todavía estaba en pleno montaje. Debido al fallecimiento del autor, la emisión se pospuso.
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El novelista en ciernes que era Carlos descubre, fascinado, la biblioteca de Carola, que le recomienda títulos como Huerto cerrado, el libro de cuentos de Alfredo Bryce Echenique que incluye el relato "Una mano en las cuerdas", o La tía Julia y el escribidor, de Vargas Llosa. Con solo veintitrés años escribe su primer libro, Regla de tres (1983), una novela basada en una experiencia personal, cuya trama correspondía a un triángulo amoroso, que fue finalista de un prestigioso certamen literario, aunque finalmente no ganó.
La vida imposible (1986) es la novela con la que, por fin, alcanza el éxito literario de la mano de Carmen Balcells, personaje interpretado por Maife Gil, que se convierte en su agente y cita a escritores como Terenci Moix. Cuando Carlos se marcha a Estados Unidos, logra publicar Nuestro ayer (1994), su tercera novela. Se trata de uno de los títulos que se barajó como posible nombre de la serie, por lo que todo apunta a que la gran obra de su vida es la que escuchamos en la voz de Carlos Hipólito.
Los tebeos que vendía en su quiosco el entrañable Cervan también forman parte del universo literario de Cuéntame. El personaje interpretado por Tony Leblanc no solo dispensa las entregas de Hazañas bélicas o las aventuras del Guerrero del antifaz o el Capitán Trueno, sino que preserva la comunicación oral a través de las batallitas que cuenta a Carlos y sus amigos: Josete (Santiago Crespo) y Luis (Manuel Dios).
Uno de los momentos más conmovedores de la serie es, sin duda, cuando Antonio recita la "Elegía a Ramón Sijé". Escogió el poema de Miguel Hernández para despedir a su hermano Miguel (Juan Echanove), que días antes se le había muerto en los brazos.
De Nino Bravo hasta Alaska pasando por Serrat
La primera etapa de Cuéntame coincide, según los años que transcurren en la ficción, con el momento más exitoso de España en el festival de Eurovisión. En los seis años que incluye el periodo 1968-1973, ganamos en dos ocasiones (Massiel y Salomé en 1968 y 1969, respectivamente), quedamos en segunda posición en otras dos (Karina y Mocedades en 1971 y en 1973) y en cuarta en 1970, cuando Julio Iglesias interpretó "Gwendolyne".
Habida cuenta de que sería imposible incluir todas las canciones que constituyen la banda sonora de aquellos años, diremos que en 1974 Carlos decide montar un grupo de música para ligar con las chicas. Recoge, para llevarlo a cabo, influencias de Raphael, Miguel Ríos, Víctor Manuel, Ana Belén, Luis Eduardo Aute, Mocedades, Los Bravos, Los Brincos, Maria del Mar Bonet y hasta Georgie Dann.
Respecto a la música internacional, Lago asegura que "The Beatles no se han escuchado mucho por temas de derechos", pero sí recuerda a David Bowie. En la primera temporada, Inés y Mike, un chico cantautor que la mayor de los Alcántara conoce en Londres, encarnan la contracultura hippie, que terminó de fraguarse en festivales como el de Woodstock o el de la isla de Wight a finales de los 60. Es en esa época cuando se lanza el “Te quiero, te quiero” de Nino Bravo, canción que suena durante un momento en el que Mercedes abraza a Antonio.
La música de autor española y latinoamericana es una presencia constante en la serie. Cómo no, el contestatario Toni, integrado en los movimientos estudiantiles que se oponen a la dictadura, escucha a Serrat, mientras que las melodías de Violeta Parra o Mercedes Sosa han alumbrado escenas memorables. En el caso de la segunda, la canción "Todo cambia" nos anuncia el cáncer de mama de Mercedes, que se introduce en el agua del mar para decirnos que no piensa rendirse.
En la última temporada, asistimos a la emoción de la abuela Herminia (María Galiana) por la muerte de Lola Flores. "Qué valiente ha sido esta mujer", dice. Su hijo, el cantautor Antonio Flores, se marcharía del mundo solo dos semanas después, mientras que Rosario —hermana de Antonio, hija de Lola—, interpretaría la sintonía de la serie en la undécima temporada, que se emitió en 2009.
La icónica canción de Fórmula V, inmortalizada gracias a la serie de TVE, ha contado con la interpretación de grandes artistas del panorama nacional como Ana Belén, cuya interpretación junto a David San José, su hijo, se extendió hasta la temporada 9 y ha sido recuperada para la última, Pitingo, Estrella Morente, Raphael, Miguel Bosé, Miguel Ríos, Alejo Stivel, Los Secretos, Ana Torroja o Rozalén.
La Movida madrileña es, tal vez, la etapa mejor recreada en clave de música. Los atrezos, los vestuarios y, por supuesto, el grupo ficticio Rosa Chillón reflejan fielmente la estética de los 80 en la capital. Kaka Deluxe, Alaska o Almodóvar son algunas de las influencias tomadas para la construcción de esta banda liderada por Marcelo (Nao Albet) y de la que Carlos se convierte en mánager. El capítulo "Qué hace una banda como tú en un pueblo como éste" remite, naturalmente, a la ochentera canción de los Burning, y recoge la peripecia del grupo en Sagrillas, el pueblo manchego de los Alcántara cuyos habitantes aún no han dejado atrás la rudeza en sus comportamientos.
El arte en la Movida
El personaje de Nuka (Carla Nieto), una de las últimas novias de Carlos, está inspirado en la fotógrafa Ouka Leele, sobrina del poeta Jaime Gil de Biedma. Una de las técnicas más reconocibles de la artista, imprescindible icono de la Movida, consistía en la realización de las instantáneas en blanco y negro para luego colorearlas. Ella misma realizó un cameo en la serie, aunque confesó no sentirse muy identificada con el personaje de aquella rubia turbulenta que iba a traer a Carlos tantos quebraderos de cabeza.
Su compañero de piso, por cierto, era el artista Ceesepe (Carlos Sánchez Pérez). La decoración de la casa cuenta con varias obras de arte inspiradas en el estilo del creador del cartel de la película Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980), de Almodóvar. Entre otras alusiones al arte, podríamos destacar la escena en que Carlos pinta con una caja de acuarelas mientras la radio anuncia que Picasso ha muerto en 1973. La vuelta del Guernica a España —los españoles pudieron verlo en el Casón del Buen Retiro en 1983— también fue referenciada.
En los 80, el cómic era uno de los estandartes de la contracultura. Aparecen alusiones como Métal Hurlant, una revista de historietas de ciencia ficción francesa, o Cimoc, una de las principales abanderadas del denominado boom del cómic adulto en España. Las portadas de algunas de estas publicaciones comparecen en la mesa del salón de la vivienda que Carlos comparte con Nuka. Como curiosidad, Cristina Lago nos cuenta que el historietista Carlos Pacheco dibujaba viendo Cuéntame.
Para concluir, cabe destacar que la serie ha contado con un reparto de lujo en cada una de las temporadas, con actores de la talla de Fernando Fernán Gómez, José Luis López Vázquez, Agustín González, Mercedes Sampietro, Luis Cuenca, Tony Leblanc, Juan Echanove, Terele Pávez, Antonio Resines, Antonio Valero, Emma Suárez, Enrique San Francisco, Pepe Sancho, Alicia Hermida, Marta Nieto o Sofía Otero (Oso de Plata a la mejor actriz en la última Berlinale). Dato curioso: Adriana Ozores fue la primera actriz en la que se pensó para el papel de Merche, pero se acabó descartando porque solo se comprometía para unos meses.
El primer director de la serie, Tito Fernández, fue uno de los directores más taquilleros del cine español con películas como Cateto a babor (1970). Además, varios de los directores y guionistas de la serie a lo largo de estos años son tan conocidos por sus trabajos en cine como en televisión. Joaquín Oristrell, Agustín Crespi, Óscar Aibar o Azucena Rodríguez son algunos de los más habituales.
Entre los directores que se han ocupado de algunos capítulos, sobresalen nombres como Gracia Querejeta o Manuel Gómez Pereira y, entre los guionistas, Jacobo Delgado, Ángeles González-Sinde, Sonia Sánchez, Ignacio del Moral, Curro Royo, Carlos Molinero o Manuel Dios, que empezó interpretando el personaje de Luis. Técnicos como Tote Trenas, director de fotografía, también proceden del mundo del cine. Destacan, a su vez, los creadores: Miguel Ángel Bernardeau (fundador de Grupo Ganga), Eduardo Ladrón de Guevara, Patrick Buckley y Alberto Macías.
Además de ser un espejo de la sociedad española a través de cuatro generaciones fundamentalmente enraizadas en la clase media, Cuéntame ha alumbrado una muestra prodigiosa de los hitos culturales acontecidos en nuestro país desde 1968 hasta 2001. Una joya imperecedera.