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Cine

Eloy de la Iglesia: deseo, adicciones y cine

La exposición Oscuro objeto de deseo, en Tabacalera, repasa la filmografía insólita, provocativa y rompedora de este cronista de mundos subterráneos

21 junio, 2019 17:06

A mediados de los 90, el director de cine Eloy de la Iglesia (Zarauz, 1944 – Madrid, 2006) llevaba casi una década en el ostracismo, intentando recuperarse de una tardía adicción a la heroína. Su última película había sido La estanquera de Vallecas, estrenada en 1987, un relato de gran impacto mediático y social sobre el asalto a un estanco que entraba directamente a formar parte de sus (ahora) clásicos del cine quinqui: Navajeros (1980), Colegas (1982), El pico (1983) y El pico 2 (1982). La película fue un taquillazo, algo a lo que ya estaba acostumbrado el director, pero la crítica no daba su brazo a torcer y lo volvía a tachar de simple oportunista. “Yo soy cobarde y tímido pero siempre me interesó (desde un punto de vista político y social) el análisis de una sociedad enferma”, afirmaba el director. “Mi cine siempre va a contracorriente, se dijo que era oportunista, tosco y panfletario y, sin embargo, yo pienso que eran películas inoportunas. La mayoría funcionaron en taquilla, otras fracasaron y no encuentro otra razón para vivir que hacer cine. Como Wilde, pienso que las locuras son las únicas cosas de las que no te arrepientes”.  

Pero todo cambió en 1996. El Festival de Cine de San Sebastián, por iniciativa de su director Diego Galán, decidió homenajearle con una retrospectiva y un libro y la cinefilia comenzó a reivindicar a un director con una obra insólita, provocativa y rompedora, a un cronista de mundos subterráneos que hacía gala de una estética muy personal que ha permanecido indeleble con el paso de los años. “La crítica no supo ver en su momento lo que había detrás de las películas de Eloy de la Iglesia, pero aquel homenaje en San Sebastián revitalizó su obra”, comenta Pedro Usabiaga, comisario de la exposición Eloy de la Iglesia. Oscuro objeto de deseo, que permanecerá abierta al público en La Principal de Tabacalera de Madrid hasta el 8 de septiembre de 2019. “Aquellos mismos críticos a los que no les gustaron sus películas escribieron en el libro que le dedicó el festival y acabaron reconociendo que aquel cine era oportuno y que había en ese momento que hablar de los partidos de extrema derecha, de la homosexualidad, de las drogas, de la marginalidad…”, opina el comisario.

Collage n°3 - La habitacion negra, 2018. Quentin Valois

Oscuro objeto de deseo nos acerca a la obra de Eloy de la Iglesia siguiendo un recorrido cronológico por su carrera profesional desde 1966 hasta 2003. En las distintas salas de Tabacalera se alternan instalaciones de cada una de sus películas con material de foto fija y diferentes retratos del realizador en los rodajes, además de entrevistas y material artístico proporcionado por fotógrafos destacados de la década de los 70 como Guillermo Pascual, David Calle, José María Castelvi o Juantxo Egaña. “La exposición empieza en el arranque de su carrera con los tres cuentos infantiles que rodó para la televisión, cosa rara en Eloy de la Iglesia, y termina con la adaptación de Los novios búlgaros (2003) de Eduardo Mendicutti”, explica Usabiaga. “En medio hay 23 películas singulares y polémicas, algunas provocan todavía hoy algún rechazo. Lo que he intentado ha sido elevar el material que tenia de Eloy de la Iglesia a una construcción museística para que fuera realmente una exposición artística”.

Los osados argumentos de Eloy de la Iglesia abordaban temas tabúes desde su militancia política y su onda raíz comprometida, sin perder el sentido del humor y la complicidad con el público. “Sus películas son además aun hoy de rabiosa actualidad”, explica el comisario. “Muchos temas de los que tocaba en su época están hoy en los periódicos de todo el estado. Eloy no ha perdido ni un ápice de vigencia tras su muerte. Constantemente en televisión están poniendo sus películas, en el Festival de Málaga un premio para nuevos directores lleva su nombre, se ha revitalizado el cine quinqui, se han hecho documentales sobre el fenómeno del cine quinqui –del que él fue promotor, no el único pero sí el más singular-…”.

Intervención en graffiti de Baptiste Pauthe

Esta conexión con la actualidad ha acabado por conectar con las nuevas generaciones, que ven representadas en sus películas muchas de las cuestiones que les preocupan. “Me planteé desde el principio qué pensarían los jóvenes sobre Eloy de la Iglesia y decidí preguntárselo a ellos mismos”, comenta Usabiaga. Así, la exposición reserva un espacio para un vídeo arte de 10 minutos realizado por Tamara Díaz e Itziar Orbegozo; para cinco collages referenciales a la obra de Eloy de la Iglesia realizados por Quentin Valois, para nueve retratos del fotógrafo Jorge Fuembuena realizados durante el rodaje de Quinqui Stars (Juan Vicente Cordoba, 2018) y para una intervención en graffiti realizada por Baptiste Pauthe.

La exposición, organizada por Kutxa Fundazioa y la Subdirección General de Promoción de las Bellas Artes, llega a Lavapiés, escenario de muchas de las películas de Eloy de la Iglesia, tras su paso por el Kutxa Kultur Artegunea de San Sebastián.

@JavierYusteTosi