'La dolce vita' en la casa de Miguel Bosé: una explosión artística en la España gris del tardofranquismo
El cantante y actor relata en un documental los años en que su vivienda de Somosaguas fue un oasis para la flor y nata de la cultura internacional.
25 septiembre, 2023 01:00En la España todavía gris y pacata de los años 60 y 70, una vivienda ubicada en la urbanización de Somosaguas (Pozuelo de Alarcón), a poco más de 15 kilómetros del centro de Madrid, se reveló como un oasis para la élite cultural. La finca de 10.000 metros cuadrados a la que se mudaron la actriz Lucía Bosé y el torero Luis Miguel Dominguín solo un lustro después de casarse era una parada obligatoria para los artistas e intelectuales más influyentes de la escena internacional. Allí vivió el cantante y actor Miguel Bosé, primogénito de la pareja más discutida de la época, durante más de sesenta años.
En marzo de este año saltó la noticia de que aquella casa, que albergaba una construcción de hormigón de dos plantas (1.800 metros cuadrados), fue vendida por el autor de "Amante bandido" al futbolista del Real Madrid Thibaut Courtois. No obstante, el comienzo de esta historia se remonta al ocaso del régimen franquista, cuya proyección cultural de cara al exterior se sostenía, fundamentalmente, en su folclore. La tauromaquia, en connivencia con la copla, era el atributo más pintoresco de un país en el que empezaba a bullir, no sin obstáculos, el arte contestatario.
El cineasta Juan Antonio Bardem era una punta de lanza de esta hornada de intelectuales que, con sus discursos afianzados en el descontento social, provocaron más de un dolor de cabeza entre los miembros de la censura. Fue a través de Muerte de un ciclista, una de las obras maestras de su filmografía, cuando España supo por primera vez de la actriz italiana Lucía Bosé. Durante el rodaje de la película, en 1954, se fraguó la relación entre la musa de Luchino Visconti, que había sido Miss Italia en 1947, y el torero más importante del momento en España.
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La distinguida pareja fue muy pronto cuestionada. El pasado de la actriz en Italia no encajaba con la moral puritana que aún prevalecía en nuestro país. Los círculos culturales que había frecuentado muy pocos años antes —los neorrealistas Fellini, Rossellini o el propio Visconti— eran muy cercanos al comunismo. ¿Qué hacía Dominguín, la hombría por excelencia, el icono testorenónico del franquismo —seductor, machista, fanfarrón—, con una actriz italiana filocomunista? Pero no fueron estos avatares, ni siquiera la boda civil que celebraron fuera de España, los que desencadenaron la ruptura en 1968.
Antes de que la actriz descubriera la infidelidad de su esposo con su prima Mariví Dominguín, la casa de Somosaguas ya se había convertido en el centro neurálgico de la flor y nata de la cultura internacional. En la serie documental que durante estas semanas se emite en Movistar Plus+, Bosé Renacido, el actor y cantante no solo repasa su trayectoria artística y ajusta cuentas con sus enemigos del pasado. Además del protagonista, son muchos los personajes que, en el segundo capítulo ("Mi libertad), dan cuenta del trasiego intelectual en la casa de Somosaguas.
Esta serie documental es el relato de una estrella que rompió todas las reglas y creó las suyas propias. ✨#BoséRenacido, estreno el 5 de septiembre en Movistar Plus+. pic.twitter.com/ad7eYlWB4H
— Movistar Plus+ (@MovistarPlus) July 12, 2023
El escritor Javier Moro, compañero de Bosé en el Liceo Francés de Madrid, asegura que “toda la gente del mundo del arte y de la cultura que venía a Madrid pasaba por la casa”. El novelista, ganador del Premio Planeta en 2011 con El imperio eres tú, cuenta que un día, al levantarse de la siesta, casi se da de bruces con el cineasta Orson Welles. Según Moro, el director de Ciudadano Kane se encontraba en España buscando localizaciones para la película Fraude (F. for Fake, 1973). John Wayne, James Mason, Audrey Hepburn (íntima amiga de Lucía Bosé) y su marido Mel Ferrer o Claudia Cardinale son algunas de las grandes figuras de Hollywood que también desfilaron por los exuberantes espacios que ofrecía Somosaguas.
Aquella vivienda que Lucía Bosé acondicionó a su gusto tras la separación desprendía un aura misteriosa. No es casual, por tanto, que fuera el refugio ideal para pintores vanguardistas como Salvador Dalí o Pablo Picasso, tan vinculado a la familia que algunos de sus cuadros engalanaban la habitación de Miguel Bosé. El pintor malagueño incluso regaló algunas de sus obras —dibujos, cerámicas, etc.— a la "Tata" Remedios, asistenta y pilar fundamental de la casa. Tras su muerte en 1999 —Bosé sufrió un accidente de coche cuando volvía del entierro—, Lucía Bosé se apropió de uno de estos regalos de Picasso, lo que le costó un pleito con las herederas de la asistenta.
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Otros pintores asiduos en Somosaguas fueron Manuel Viola y Otero Besteiro, que llegaron a instalar en la casa sus talleres de pintura. La sugestiva decoración de la casa —un damero como suelo, un árbol en medio del salón con un hueco en el techo para permitir que creciera, una fuente de porcelana, unas muñecas siniestras...— era perfectamente compatible con su espíritu acogedor. Tanto que algunos como el actor Helmut Berger, amante de Visconti, se quedaron a vivir durante largas temporadas.
De otro modo no se entiende que Luis Racionero o la periodista Oriana Fallacci, que recogieron el testigo de autores de la talla de Hemingway, también habitual en Somosaguas, escribieran allí algunas de sus novelas. La periodista italiana, conocida en España entre otras cosas por haber cubierto la matanza de Tlatelolco en México (1968) y ser posteriormente traicionada por el periodista deportivo José María García —convirtió una conversación privada en una entrevista y publicó fotos sin su consentimiento—, escribió la novela Si el Sol muere (Se il Sole muore), la más aclamada de su producción literaria, en la finca madrileña.
El bungalow emplazado en el jardín también servía de local de ensayo para grupos como Micky y Los Tonys, Los Bravos o la cantante Massiel en los 70. Y es que Lucía Bosé se erigió en una suerte de mecenas que apoyaba a los nuevos rostros de la música. Debió ser en aquellos años cuando, según relata Alaska, Adam Ant conoció a Picasso una noche en Somosaguas. Fruto de aquel encuentro, compuso la canción “Picasso visita el planeta de los simios”, que vería la luz ocho años despúes de la muerte del pintor. Ya en los 80, Pepa Flores (Marisol), Raphael, Lola Flores, Rocío Jurado, Ana Belén, Mecano o Antonio Ruiz Soler "El bailarín" fueron también testigos de aquellas fiestas donde reinaba la libertad y el desenfreno. "La dolce vita", escuchamos decir a Lucía Bosé en un momento del documental.
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Desde que la matriarca se marchara a Segovia en 1997, su primogénito focalizó la energía de la casa en la música. Su carrera se había consolidado y era el momento de ofrecer ayuda a los que acaban de aterrizar. Alejandro Sanz compuso el disco El alma al aire (2000) en Somosaguas, donde vivió durante un año y medio, según él mismo reconoce en el documental. El compositor y cantante recuerda "un entorno romántico-decadente con goteras, perros y nenúfares", pero también unas vibraciones que evocaban los momentos gloriosos del pasado.
Cuando arranca el nuevo siglo, todos esos recuerdos adheridos a un intensísimo periplo vital no exento de sinsabores conducen a Miguel Bosé a demoler la vivienda. Desde entonces, nada ha vuelto a ser igual. En los últimos años, la polémica ha arrinconado al cantante, que ha perdido la voz y es más protagonista por sus declaraciones que por su música. La casa de su vida tampoco es ya un refugio, aunque asegura que necesitaba desprenderse de ella. Lo que parece seguro es que el espíritu creativo de lo más granado del siglo XX todavía late entre los cimientos de Somosaguas. ¿Lo habrá atisbado ya Courtois?