1. Año I después del bofetón
Este domingo 12 de marzo (la madrugada del 12 al 13 en España) el Dolby Theater de Los Ángeles se engalana para recibir a las estrellas de Hollywood en una ceremonia de los Premios Óscar que pretende recuperar la normalidad tras la bofetada que le propinó Will Smith a Chris Rock en la pasada edición.
La Academia de las Ciencias y de las Artes Cinematográficas ha decidido poner al frente del sarao al curtido Jimmy Kimmel, presentador del late night de la cadena ABC (la misma que ofrece la retransmisión del evento). En una de sus dos experiencias anteriores, en 2017 y 2018 –la última ocasión en la que hubo un único maestro de ceremonias–, Kimmel tuvo que lidiar con otro de los episodios bizarros de los últimos años: el error de Warren Beatty al proclamar La La Land como mejor película, cuando el premio era para Moonlight.
Además de un in memoriam en el que se rendirá tributo a Jean-Luc Godard, Olivia Newton-John o Ray Liotta, y en el que debería aparecer un Carlos Saura que estuvo nominado a mejor película de habla no inglesa por Mamá cumple cien años (1979), Carmen (1983) y Tango (1999), este año la organización podría apuntarse un tanto si logra que los nominados a mejor canción formen parte de la gala: Lady Gaga (Top Gun), Rihanna (Black Panther: Wakanda Forever) o David Byrne (Todo a la vez en todas partes).
2. ¿A la octava va la vencida?
A pesar de que lleva años intentándolo a conciencia, Netflix no ha logrado todavía un triunfo rotundo en los Óscar. Ni Cuarón con Roma (2018), ni Scorsese con El irlandés (2019), ni Fincher con Mank (2020), ni Jane Campion con El poder del perro (2021) pudieron lograr el ansiado premio a la mejor película, que se le ha escapado al gigante del streaming hasta en siete ocasiones.
Ahora dispondrá de una octava oportunidad con Sin novedad en el frente, película alemana de Edward Berger que adapta la antibelicista novela homónima de Erich Maria Remarque (llevada ya a la gran pantalla con enorme maestría por Lewis Milestone en 1929). Estrenada directamente en la plataforma, la película ha sorprendido con sus nueve nominaciones –récord para cualquier producción alemana– y llega a la gala con el Bafta bajo el brazo. ¿Es la gran tapada de la noche?
3. El hombre de la casa
Nominado ocho veces a mejor director en seis décadas distintas, premio que ha levantado en dos ocasiones por La lista de Schindler (1993) y Salvar al soldado Ryan (1998), Steven Spielberg tan solo tiene un Óscar a la mejor película, precisamente por su acercamiento al Holocausto nazi. Lo cierto es que la relación con los premios de la Academia del otrora Rey Midas de Hollywood (ahora ese título le sienta sin duda mejor a James Cameron) cuenta con más noches aciagas que triunfos.
En Los Fabelman, recorriendo un sendero memorialístico por el que han transitado en los últimos tiempos Cuarón, Paul Thomas Anderson, James Gray o Richard Linklater, Spielberg recupera su infancia en Arizona, afronta el capítulo familiar que de una manera u otra aparece a lo largo de toda su filmografía, la separación de sus padres, y realiza una carta de amor al cine narrando sus primeros e infantiles pasos en la dirección, elaborando por el camino algunas de las escenas más brillantes del año.
Aunque el filme parece elaborado para recibir la etiqueta de ‘oscarizable’, quizá sea demasiado bueno como para llevarse la estatuilla a la mejor película.
4. Palmas y Leones
Desde que Parásitos (2019) conquistara el Óscar a la mejor película tras ganar la Palma de Oro, la Academia parece estar muy atenta a lo que ocurre en Cannes. Ya el año pasado la japonesa Drive my Car (2021), que irrumpió en el festival francés recibiendo el premio al mejor guion, estuvo nominada a mejor película, dirección, guion adaptado y película internacional, recibiendo la estatuilla en este último apartado.
Ahora, es la última Palma de Oro, El triángulo de la tristeza, del sueco Ruben Östlund, la que opta a tres premios: película, dirección y guion original. Estamos ante una afilada sátira sobre el mundo de la moda y las jerarquías sociales, transgresora y desmesurada, que ha divido a los críticos (en El Cultural Carlos Reviriego la definía como “la pataleta de un niño malcriado”).
En cualquier caso, también estará en la gala el último León de Oro de Venecia, La belleza y el dolor de Laura Poitras, en la categoría de mejor documental.
5. El cine espectáculo
Avatar: el sentido del agua y Top Gun: Maverick han sido las dos películas más taquilleras de 2022. Detrás de ellas se encuentran dos de las figuras más importantes en las últimas décadas en Hollywood: el director James Cameron, que con su trabajo ocupa cuatro de los cinco primeros puestos de la lista de filmes más taquilleros de la historia, y el actor Tom Cruise, quizá la última estrella clásica de Hollywood, un hombre cuyo nombre ya es un reclamo para el espectador y un sello de calidad en lo que se refiere al cine de acción.
Aunque no sean perfectas (y tampoco hay necesidad de que así lo sean), ambas merecen su nominación a mejor película al menos por la valiosa declaración de intenciones que llevan implícitas sus épicas imágenes: el cine sigue siendo una experiencia colectiva que hay que disfrutar en una sala oscura con una pantalla enorme.
Con el mismo sentido del espectáculo, aunque en el género del biopic, Elvis también disputa la estatuilla al mejor filme tras un buen desempeño en taquilla.
6. Los autores
En el extremo opuesto de Avatar y Top Gun en cuanto a estilo se encuentran tres películas de marcado acento autoral que también aspiran al máximo galardón de los Óscar.
En Almas en pena de Inisherin, Martin McDonagh bucea en la amistad masculina con una comedia negra de poso humanista maravillosamente escrita en la que brilla un elenco encabezado por Colin Farrel. En Tár, Todd Field cuece a fuego lento una fábula macabra en la que una magistral Cate Blanchett se mete en la piel de la directora de orquesta Lydia Tár.
Y en Ellas hablan, con Frances McDormand, Sarah Polley aborda las deliberaciones de un grupo de mujeres de una colonia religiosa que sufren agresiones sexuales. Tres ejemplos de cine rabiosamente contemporáneo que indagan en aquello que nos hace humanos.
7. Los tres amigos
En la última década, tan solo Spider-man: Un nuevo universo ha conseguido rebelarse en la categoría de animación contra el imperio de Walt Disney/Pixar.
Aunque este año la casa del ratón y la del flexo vuelven a aspirar al Óscar con la divertida pero olvidable Red, y a pesar de que El gato con botas de Antonio Banderas es un filme muy disfrutable, Guillermo del Toro está triunfando en la temporada de premios con su nueva versión de Pinocho, un magistral ejemplo de stop-motion que nos lleva a los tiempos de Mussolini con tanta gracia como oscuridad.
Los conocidos como "los tres amigos" del cine mexicano volverán a reunirse en los Óscar ya que, además de Del Toro, Alejandro G. Iñárritu ha logrado con Bardo la nominación a mejor fotografía para Darius Khondji y Alfonso Cuarón compite en los cortos como productor de Le pupille, de la directora italiana Alice Rohrwacher.
8. La polémica
La nominación de Andrea Riseborough a mejor actriz por su papel de alcohólica en la muy indie To Leslie ha generado una gran controversia, ya que los productores han sido acusados de realizar una campaña basada en redes sociales que contravenía las reglas de los Óscar (aunque también es cierto que las campañas oficiales son caras, y To Leslie no se la hubiera podido permitir).
Se ha hablado de nepotismo racial, exclusión cultural y amiguismo en el seno de Hollywood (la candidatura recibió el apoyo de actores como Kate Winslet, Edward Norton, o Susan Sarandon), aunque la Academia, tras estudiar el caso, ha refrendado la nominación de Riseborough. No ayuda a calmar las aguas que los seis directores nominados sean hombres, y todos blancos con la excepción de la mitad del dúo Daniels (Daniel Kwan, de ascendencia asiática).
Tampoco hay diversidad racial en los apartados de mejor intérprete, salvo por Michelle Yeoh en la categoría de mejor actriz por Todo a la vez en todas partes. Parece que entre ella y Cate Blanchett –premiada en Venecia, en los Globos de Oro y en los Bafta– estará la vencedora, aunque esperamos que la sorpresa la dé Ana de Armas con Blonde.
9. Las resurrecciones
Entre los intérpretes masculinos hay dos resurrecciones que bien pueden valer el Óscar. En el apartado de mejor actor, Brendan Fraser ha logrado la nominación por The Whale, tras una década alejado de los papeles importantes por distintos problemas personales. Por si fuera poco, en la película el actor interpreta a un obeso con una increíble transformación física, algo muy del gusto de los académicos.
En cualquier caso, Colin Farrel con Almas en pena de Inisherin y Austin Butler con Elvis han recibido también grandes reconocimientos, por lo que todo parece abierto en esta categoría.
Por su lado, Jonathan Ke Quan se posiciona como claro favorito a mejor actor de reparto por Todo a la vez en todas partes. Quizá su regreso sea todavía más espectacular, ya que después de interpretar al Tapón de Indiana Jones y el templo maldito (1984) y al Data de Los Goonies (1985), siendo la estrella infantil de dos de las películas más míticas de los 80, fue incapaz de hacerse un sitio en la industria.
10. Alemania vs. Argentina
Alcarràs, de Carla Simón, elegida para representar a España en los Óscar, se quedó a las puertas de la nominación a la mejor película internacional, tras colarse en la shortlist de 15 candidatos. Y es que la competencia era dura.
A tenor de lo visto a lo largo de la temporada de premios, parece que parten con ventaja tanto Sin novedad en el frente como Argentina, 1985 –premiada en los Globos de Oro–, filme de Santiago Mitre con un fenomenal Ricardo Darín que aborda el juicio a las Juntas militares de la dictadura de Videla con el pulso de los thrillers hollywoodenses de los 70.
Igual de interesantes son los otros tres filmes en liza. En Close, el belga Lukas Dhont levanta un coming of age que refleja la presión social de un niño que descubre el amor y la crueldad. En EO, el veterano director polaco Jerzy Skolimowski indaga en la inocencia de la mirada animal y la brutalidad del ser humano a través de la historia de un burro. Y en The Quiet Girl, Colm Bairéad elabora un filme delicado y sensible, muy sensorial, sobre la iniciación de una niña a la vida con uno de los clímax más emotivos del cine reciente.
11. Olvidos y ausencias
En el año de la reivindicación del entretenimiento, el blockbuster más sugerente no ha recibido ninguna nominación: Nop, el Tiburón en el cielo de Jordan Peele. Seguro que a alguien tan preocupado por el éxito (cuestión central de su obra) como Damien Chazelle le habrá generado algún desvelo el poco cariño que le han mostrado a la ambiciosa Babylon: tres nominaciones menores.
Mientras, si la introspección memorialística de Spielberg ha sido bendecida, no ha ocurrido lo mismo con Iñárritu en Bardo y con Sam Mendes en El imperio de la luz. Por no hablar de la ausencia de Park Chan-wook a película internacional con Decision to Leave, el filme que Hitchcock hubiese rodado en la época de los móviles.
Pero de quien no se ha olvidado la Academia es del compositor John Williams, que alcanza con Los Fabelman el récord de 53 nominaciones que ostentaba Walt Disney.