Zelenski presiona a EEUU: utilizará la cumbre del G7 para conseguir cazas de combate para su ofensiva
El envío de armas a Ucrania volverá a dominar la reunión de las principales democracias industrializadas este fin de semana en Hiroshima, Japón.
19 mayo, 2023 03:06Hiroshima, blanco en 1945 de la primera bomba atómica, se proyecta al mundo como un recordatorio de lo que sucede cuando un conflicto brutal y sangriento escala hasta convertirse en una guerra nuclear. Por eso, en un momento de crecientes tensiones entre Occidente y Rusia por la invasión de Ucrania, no es de extrañar que la ciudad nipona haya sido el escenario escogido para celebrar la nueva cumbre del G7.
Desde este viernes y durante tres días, los líderes de las grandes democracias industrializadas se reunirán en Japón para discutir sobre dos grandes temas: cómo armar más y mejor al ejército ucraniano mientras se prepara para lanzar su contraofensiva y cómo contener -e incluso contrarrestar- el expansionismo de China.
Además de los jefes de Estado y de Gobierno de los países del grupo -Japón, Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia y Reino Unido-, también intervendrá en el foro el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que se dirigirá a sus aliados telemáticamente. No será la primera vez que lo haga, ya que en junio de 2022 participó, también por videoconferencia, en las reuniones que estaban teniendo lugar en Schloss Elmau, Alemania.
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En esa ocasión, Zelenski pidió a los miembros del G7 que le suministraran sistemas de defensa antiaérea, más sanciones contra su agresor y ayuda para poder exportar su cereal tras el bloqueo ruso de los puertos ucranianos en el mar Negro.
Ahora, los puertos ya están operativos y Ucrania cuenta con sistemas Patriot, que le han permitido blindar los cielos de la capital incluso de los seis misiles hipersónicos Kinzhal que -según Kiev- Moscú ha lanzado esta semana. Las prioridades han cambiado y Zelenski lleva semanas tratando de comunicárselo a sus aliados: quiere aviones de combate modernos para proteger a todo el territorio de las bombas de planeo guiado que el Kremlin utiliza para alcanzar objetivos lejos del frente.
De hecho, el Gobierno de Kiev ya sabe cuáles son sus favoritos: los polivalentes F-16, fabricados en Estados Unidos por Lockheed Martin. No obstante, "no descartan otras opciones", según aseguró recientemente el ministro ucraniano de Exteriores, Dmytro Kuleba, en declaraciones recogidas por Reuters.
Así, cabe esperar que este sea el principal reclamo del presidente ucraniano en la cumbre del fin de semana. En esta ocasión, sin embargo, contará de antemano con el apoyo de Reino Unido, que se ha comprometido a liderar un esfuerzo internacional para mandar cazas de combate y que, junto a Países Bajos, Bélgica y Francia, ha anunciado que formará a pilotos ucranianos para que aprendan a usar aeronaves occidentales.
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Zelenski pretende de esta manera que se repita lo ocurrido en enero con los tanques de batalla avanzados. Tras largas semanas de un tira y afloja político que dividió a los aliados occidentales, Alemania dio luz verde al envío a Ucrania de blindados Leopard 2, de fabricación alemana. Ese movimiento provocó un efecto contagio que llevó a Estados Unidos a desplegar sus sofisticados M1 Abrams.
El escepticismo de Biden
El problema es que ahora el principal opositor a esta "coalición de cazas" es, precisamente, quien ha impulsado las pasadas entregas de armas cada vez más modernas: el Gobierno de Joe Biden, que tiene la última palabra sobre los F-16, sean suyos o estén en otros países, porque son de fabricación estadounidense.
"No los necesita por ahora", dijo el mandatario en febrero durante una entrevista a la cadena ABC y, al parecer, sigue convencido de que lo que necesita Ucrania para su contraofensiva son otras armas, como "artillería, tanques y sistemas de defensa antiaérea" y no estos caros aviones que son el pilar de muchos arsenales militares de todo el mundo.
El miedo a una escalada de Rusia, que posee armas nucleares y ha amenazado en repetidas ocasiones con utilizarlas, es el principal argumento que surge ante cada entrega de nuevo armamento a Ucrania. Y lo cierto es que, aunque la administración Biden ha cruzado varias líneas rojas en lo que a ayuda militar se refiere -desde la entrega de cohetes guiados HIMARS hasta drones y tanques M1 Abrams- lo cierto es que está manteniendo su postura en lo que a los jets de combate se refiere.
Lo que la Casa Blanca nunca ha descartado es aprobar una transferencia de estos aviones desde otros países, a lo que podría aferrarse Zelenski durante su encuentro virtual con los líderes del G7. En caso de no conseguir su objetivo, el presidente ucraniano podría aprovechar la cumbre de la OTAN en julio para insistir en la creación de esa "coalición de cazas" que le permita obtener el armamento que tanto tiempo lleva reclamando. Aunque para entonces la tan esperada contraofensiva podría haber arrancado ya.