Ni el rapero Kase.O ni la futbolista Salma Paralluelo: este es el personaje aragonés más famoso del mundo
Aragón cuenta con un sinfín de personajes ilustres e importantes en muchos ámbitos, pero este es el más internacional.
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Aragón ha dado mucho a España y al mundo entero. Si ahora lo más conocido y popular es Kase. O, Bunbury o Amaral, desde hace siglos, los aragonés han exportado su conocimiento, saber y arte.
Más allá de los artistas actuales hay escritores, científicos, pintores y músicos. Reyes, arquitectos, santos y cineastas que han conseguido traspasar fronteras. Nombres hay a decenas: Miguel Servet, Santiago Ramón y Cajal, Fernando el Católico, Joaquín Costa, San Josemaría, Pablo Gargallo, María Moliner, Buñuel... La lista puede ser interminable.
Decidir cuál de todos puede ser el aragonés más famoso del mundo es difícil, pero se ha conseguido determinar. Al menos, hay quien lo tiene muy claro. Solo hace falta ver este mapa para confirmarlo. El aragonés más famoso que destaca en el panorama internacional es Francisco de Goya y Lucientes.
El aragonés más popular
Cuando pensamos en Aragón, nos vienen a la mente grandes talentos actuales como el rapero Kase.O o la futbolista Salma Paralluelo. Sin embargo, si hablamos del aragonés más reconocido e influyente a nivel mundial, solo hay un nombre que encabeza la lista: Francisco de Goya y Lucientes.
Este pintor y grabador, nacido en Fuendetodos (Zaragoza) en 1746, marcó un antes y un después en la historia del arte, dejando un legado que sigue fascinando al mundo más de 275 años después de su nacimiento.
Los inicios y su conexión con Zaragoza
Goya pasó parte de su juventud en Zaragoza, donde dio sus primeros pasos como artista. Uno de sus primeros encargos importantes fue pintar frescos en la Basílica del Pilar.
Allí, realizó obras como la cúpula de “La Adoración del Nombre de Dios”, una pieza que demuestra su dominio del color y su estilo personal, aún en desarrollo, pero con claros destellos de genialidad. Este trabajo no solo marcó el inicio de su ascenso, sino que consolidó su vínculo con la ciudad que siempre consideró su hogar.
A pesar de algunas discrepancias con otros artistas y las autoridades eclesiásticas en Zaragoza, los frescos en el Pilar y en la iglesia de Remolinos son testigos de su temprana habilidad para combinar técnica con narrativa religiosa.
Pintor de la corte y retratista de la nobleza
En 1775, Goya se trasladó a Madrid, donde comenzó a trabajar como diseñador de cartones para la Real Fábrica de Tapices. Estas escenas costumbristas, como “El quitasol” o “La gallina ciega”, destacaban por su vitalidad y naturalidad, y decoraron estancias de los palacios reales.
Pronto, su talento lo llevó a convertirse en el retratista favorito de la corte. Como pintor oficial de los reyes Carlos III y Carlos IV, Goya plasmó a la nobleza y a la familia real con una mirada que iba más allá de la mera representación.
Sus retratos, como “La familia de Carlos IV”, muestran un equilibrio entre el respeto protocolario y una sutil crítica social. En este lienzo, algunos historiadores sugieren que Goya refleja, casi de forma irónica, las tensiones internas de la monarquía, dejando entrever el lado humano de los reyes.
Los grabados: un espejo crítico de la sociedad
Si bien sus retratos le dieron fama y prestigio, fue a través de sus grabados donde Goya expresó sus opiniones más audaces. Series como “Los Caprichos” y “Los Desastres de la Guerra” son un reflejo crudo y desgarrador de los problemas de su tiempo.
“Los Caprichos” retratan la superstición, la corrupción y las hipocresías de la sociedad española del siglo XVIII. En estas imágenes, Goya empleó la sátira para denunciar vicios y comportamientos que consideraba dañinos. La frase que acompaña una de sus estampas más famosas, “El sueño de la razón produce monstruos”, sigue siendo profundamente simbólica y actual.
En “Los Desastres de la Guerra”, el pintor mostró el horror del conflicto armado, documentando de manera casi periodística las atrocidades cometidas durante la Guerra de la Independencia. Sin héroes ni glorificación, estas imágenes ofrecen una mirada humana y dolorosa que sigue estremeciendo al espectador.
Un precursor del arte moderno
Los expertos consideran a Goya el primer gran pintor moderno. Su capacidad para innovar, tanto en técnica como en temática, influyó en movimientos posteriores como el impresionismo, el expresionismo y el surrealismo. Artistas como Picasso, Dalí y Manet han reconocido su influencia.
Goya no solo pintó con maestría, sino que también supo capturar el espíritu de su tiempo, desde la luz y alegría de sus primeras obras hasta la oscuridad y complejidad de sus creaciones más maduras, como las “Pinturas Negras”, realizadas en su casa, conocida como la Quinta del Sordo.
Hoy, sus obras están repartidas por los museos más importantes del mundo, como el Prado en Madrid o el Louvre en París, y su influencia sigue viva. En Zaragoza, su ciudad natal, su memoria permanece en lugares como el Museo Goya, que alberga una amplia colección de sus grabados.
Aunque Aragón ha dado al mundo talentos innegables, como el cantante Enrique Bunbury o la escritora Irene Vallejo, Francisco de Goya sigue siendo el aragonés más universal. ¿Sabías que Goya también vivió en Cádiz o Burdeos? Su vida fue un viaje constante. Pero, sin importar dónde estuviera, su corazón siempre latió como el de un aragonés orgulloso de sus raíces.