Cristóbal Montoro contradice a PNV y PSOE: "El palacete del Instituto Cervantes en París nunca se negoció con Rajoy"
El exministro formó parte del Gobierno de Aznar cuando los nacionalistas reclamaron por primera vez el inmueble de París.
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El PP votó en contra del decreto ómnibus el pasado miércoles, entre otros motivos, porque incluía la cesión al PNV de un palacete del Instituto Cervantes en París. Desde entonces, tanto los nacionalistas vascos como el PSOE han estado acusando al PP de hipocresía, alegando que esa cesión era un compromiso al que también habían llegado José María Aznar y Mariano Rajoy.
Sin embargo, no todos los protagonistas de esta historia están de acuerdo con esa premisa. "Yo me acordaría, porque era yo quien negociaba los Presupuestos de 2018 y había sido el ministro de Hacienda de Aznar que tuvo que denegarle al PNV la cesión de ese palacete", explica a EL ESPAÑOL el exministro Cristóbal Montoro.
Montoro es, a sus 74 años, una enciclopedia viviente de la memoria democrática real de los últimos 30 años. Y, según su relato, no es verdad que el PNV le impusiera la entrega del inmueble, sito en el 11 de la avenida Marceau de París, para aprobar las cuentas de Rajoy en 2018.
"Bastante nos hicieron ya en 2018", responde al otro lado del teléfono entre carcajadas, en referencia a la moción de censura que el PNV facilitó. "Es el colmo que utilicen ese argumento para justificarse... y mire que yo tengo una magnífica relación con ellos desde que en 2001, con mayoría absoluta del PP, aprobé el primer concierto económico indefinido de la Historia", añade.
Pero, para entender la historia al completo, hay que remontarse muy atrás. El inmueble fue comprado en 1936, según alega el PNV, por un testaferro con fondos recaudados en nombre del partido. El objetivo era trasladar a Francia la estructura del Gobierno vasco, que lo usó como sede en el exilio.
Tras la ocupación nazi de Francia, las autoridades alemanas se lo entregaron al régimen de Franco y el Estado español adquirió el inmueble en virtud de una sentencia dictada por un tribunal de París en 1943. Esta fue corroborada por dos sentencias más en 1949 y 1951, ya tras la liberación.
Los intentos del PNV
A pesar de las sentencias, el PNV lleva años asegurando que ese edificio les fue incautado y que debería haberse restituido, o en su defecto haber recibido una compensación, en virtud de la Ley 43/1998 de Restitución o Compensación a los Partidos Políticos de Bienes y Derechos Incautados en aplicación de la normativa sobre responsabilidades políticas del período 1936-1939.
Con esta norma es cuando el PNV dice que empezó a negociar con Aznar. Pero en 2001, el Consejo de Ministros denegó la cesión del palacete al PNV porque se consideró que el edificio nunca fue "incautado" en los supuestos que establece la ley de 1998.
Cristóbal Montoro dice sabérselo todo desde el principio. Primero, porque era secretario de Estado de Economía cuando se aprobó la ley y, segundo, porque era el ministro de Hacienda que tuvo que denegarle al PNV la "devolución" del palacete.
"Me tocó a mí ejecutar la ley y teníamos informes de la Intervención del Estado que lo denegaban, no podíamos entregarlo… y lo mismo nos pasó en otros casos con la UGT, que también se enfadó mucho", añade.
Tras la negativa del Consejo de Ministros, el PNV recurrió el asunto y al final se acabó pronunciando sobre ello el Tribunal Supremo. Fue en 2003. En la sentencia, consultada por este diario, el Alto Tribunal establece que la resolución "se ajusta a Derecho, al denegar la restitución o compensación" del palacete del Cervantes.
Sin embargo, una fuente del PNV asegura que las conversaciones con el PP fueron más allá de lo público y que estuvieron capitaneadas por Iñaki Anasagasti y Francisco Álvarez-Cascos. Según cuenta, Cascos le dijo en 1996, antes de la sentencia del Supremo, que la norma que tenían para negociar era la de "al amigo, el culo; al enemigo, por el culo; y al indiferente, el reglamento vigente".
"Y como entonces éramos amigos, dijo que teníamos que negociar eso", comenta, y dice que de aquel momento hay mucha documentación acumulada que está en manos de la Fundación Sabino Arana, del PNV. Asegura que las reuniones llegaron al despacho de Aznar y que en ella participaron Mariano Rajoy, Rodrigo Rato y Jaime Mayor Oreja.
Sin embargo, la fuente comenta que todo murió con los acuerdos de Lizarra, en 1998. Fueron unos acuerdos firmados por los partidos nacionalistas vascos y algunos sindicatos y asociaciones para negociar el cese de ETA.
De Rajoy a Sánchez
Ahí murió temporalmente el asunto y, según el PNV, volvieron a intentarlo con Mariano Rajoy para aprobar los Presupuestos de 2018. Montoro también rechaza ese extremo. "Coño, me acordaría de todo eso", sentencia con sorna.
Hay que recordar que aquellos fueron los famosos Presupuestos de Montoro, los que tienen el récord de longevidad en la historia democrática reciente, dos años y medio. Y los que elaboró un Gobierno del PP y con los que tuvo que gobernar el PSOE... siempre con el apoyo del PNV.
También según el PNV, cuando los nacionalistas vascos negociaron con Pedro Sánchez la moción de censura a Rajoy, el actual presidente socialista se comprometió a mantener todos los acuerdos a los que el PNV había llegado con el PP para aprobar esos Presupuestos de 2018. Y entre varios asuntos estaba la cesión del palacete.
"Eso es imposible", afirma ahora Montoro. "Yo era quien negociaba esos Presupuestos con los grupos, y nunca escuché semejante cosa". El exministro rememora, divertido, que el edificio le ha "perseguido" durante todos sus años de gobernante, en las dos etapas, con Aznar y con Rajoy. "¡Y ahora vuelve, y me culpan a mí!".
Según afirma Montoro, "lo único que exigió el PNV en aquella negociación fue la actualización de las pensiones según el IPC para ese año y el siguiente". Las crónicas de entonces añaden que Rajoy también se comprometió con Aitor Esteban y Andoni Ortuzar a "impulsar el diálogo con Cataluña", entonces con un ultramontano Quim Torra en la Generalitat.
"Y lo de las pensiones lo recuerdo bien, porque nos acusaban de cosas absurdas, como que los jubilados habían perdido poder adquisitivo, cuando siempre subieron un 0,25% mínimo, y el IPC había sido negativo o plano todos esos años".
Sin embargo, Sánchez sí que asumió el compromiso y en la Ley de Memoria Democrática aprobada la legislatura pasada, hay una disposición adicional que desactivaba por completo el fallo del Tribunal Supremo. El texto de la norma parece hecho a la carta para el edificio de París, tal y como ya contó este diario.
El hecho de que el decreto ómnibus en el que se llevó a cabo la cesión decayese en el Congreso de los Diputados, no va a cambiar la situación. El PNV aprovechó antes de la convalidación para registrar el palacete a su nombre y ya no hay marcha atrás. Pero el asunto seguirá trayendo cola, ya que el PP de País Vasco estudia denunciar al PNV por financiación irregular.