¿Existe la dieta de la felicidad? Las claves de la doctora De la Puerta para que tu intestino sea feliz
En 'Un intestino feliz', la médica se zambulle en el mundo de la microbiota intestinal para explicarnos cómo mejorar tu salud mental.
27 julio, 2023 01:46¿Qué relación hay entre estómago y emociones? ¿Lo que comemos influye en nuestra salud mental? ¿Qué relación hay con el parto y la microbiota del intestino? Todas estas respuestas —y muchas más— nos las da la doctora María Dolores de la Puerta en su libro Un intestino feliz (HarperCollins, 2023).
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Y es que, cuenta, la relación entre la felicidad y las bacterias de nuestro intestino es mucho más estrecha de lo que pensamos. Lo más curioso, explica en su libro, es que este vínculo empieza incluso antes de nacer, en el momento de la concepción. Mientras el feto se desarrolla, "la microbiota de la madre desempeña un papel clave en la construcción de la del bebé". Y es que las bacterias de "la boca, del intestino y de la vagina de la madre llegan al feto". Todo a través de la placenta.
El momento del parto es clave: "La microbiota vaginal materna, formada sobre todo por Lactobacillus, desempeña un papel importante en los esbozos de la construcción de la microbiota del bebé y en la programación de cómo será su normal desarrollo y crecimiento", escribe De la Puerta.
Aunque también lo es la lactancia. Pues, según cuenta la doctora, especialista en microbiota intestinal, se estima que "entre el 25 y el 30% de la microbiota del recién nacido proviene de la leche materna". De ahí que cada vez se recomiende más la lactancia frente a la leche de fórmula.
Un intestino feliz, una mente feliz
El sino de nuestro intestino viene marcado desde el momento en que nacemos, e incluso antes. Pero eso no quiere decir que la suerte esté totalmente echada. Todo dependerá de cómo se cuide uno.
El sistema nervioso entérico, es decir, el que está formado por las neuronas del intestino, depende de los microbios intestinales. La microbiota, cuenta la doctora De la Puerta en su libro, "habla" y "nuestros sistemas nerviosos escuchan". De ahí esa expresión tan poética que dice que sentimos con las entrañas. Y es que nuestras tripas se expresan, conversan con nosotros… otra cosa es que las escuchemos.
De ahí que, explica la médica, la amplia relación que hay entre síntomas digestivos y mentales. "Es habitual ver pacientes con síndrome de intestino irritable que están deprimidos, niños con trastornos del espectro autista que tienen problemas digestivos, personas con la enfermedad de Párkinson que son mucho más propensas al estreñimiento en las que observamos también un aumento en la prevalencia de la depresión, personas que toman antibióticos con el ánimo más caído…"
El "desequilibrio de la microbiota", explica De la Puerta, es el factor que desestabiliza a los pacientes en todos los escenarios. Por tanto, que esta esté sana puede suponer todo un cambio en nuestro estado anímico y en la salud general de nuestro cuerpo.
"Una microbiota sana asegura una normal concentración de serotonina circulante, lo que contribuye de forma determinante a sentirnos felices", escribe De la Puerta en Un intestino feliz. Esta, a su vez, juega un papel fundamental en el sueño. Así que, sí, según la experta, todo está relacionado, queramos o no.
Claves para cuidar tu microbiota
Cuida tu higiene mental. La doctora De la Puerta insiste en su libro en la importancia de la higiene mental para fortalecer el eje intestino-cerebro en nuestro cuerpo.
Y es que, escribe, "las emociones y los pensamientos negativos son proinflamatorios, afectan a la microbiota y si no reaccionamos y los evitamos o simplemente nos dejamos llevar, terminarán haciéndonos enfermar".
Dormir bien. La calidad del sueño es crucial para nuestra salud. A corto plazo, explica la experta en su libro, dormir mal incide en el ánimo y el cansancio. Sin embargo, a largo puede incluso hacernos enfermar.
Siempre a una con los ritmos circadianos. Nuestro cuerpo está diseñado para seguir los ritmos y ciclos naturales de la vida. Y respetarlos, escribe De la Puerta, "es imprescindible para la normal actividad del eje intestino-cerebro y mantener la salud física y mental".
Proactividad en la interacción social. Somos animales sociales por naturaleza. El contacto humano saludable es crucial para el buen funcionamiento de nuestro intestino y nuestro cerebro.
"Quedar a tomar un café o salir a dar un paseo con quien te haga sentir bien, ahora sabemos que fomenta tu salud, mejora tu microbiota y contribuye a desarrollar tu inteligencia", explica la doctora.
La dieta de la felicidad
"Determinados alimentos tienen la capacidad de influir sobre nuestro estado de ánimo y lo hacen a través de la microbiota", escribe De la Puerta. Otros, conocidos como funcionales, contienen componentes biológicamente activos y "al consumirlos son beneficiosos para la salud y reducen el riesgo de contraer ciertas enfermedades". Nuestra dieta, si queremos que "actúe positivamente sobre nuestro estado de ánimo", los alimentos funcionales han de ser esenciales.
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Además, explica la doctora, "la hipotética dieta de la felicidad sin duda tiene que ser rica en triptófano, el aminoácido precursor de la serotonina". Es decir, huevos, carnes blancas, pescados azules, lácteos, frutos secos, plátano, aguacate, cereales integrales, semillas, legumbres, patatas y cacao.
El GABA, que favorece la sensación de calma, también es fundamental, por tanto, el té verde, los lácteos fermentados, las semillas de chía o el mango son esenciales.