
María de León, en un posado para Magas.
María de León, comunicadora humanista: “¿De qué sirve tener una cuenta llena de ceros si te pierdes a ti mismo?”
Acaba de publicar el libro 'Vivir con sentido' y reflexiona para Magas sobre todo lo que ha aprendido a nivel espiritual y que ahora desea compartir.
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Hay personas cuya vida no es un carnaval, que decía Celia Cruz, pero la hacen carnaval, tantos son los disfraces que usan y tanto se divierten. María de León pertenece a esa categoría. Ha ido añadiendo capas y capas a su existencia, que la han convertido en otra mujer, sin abandonar la que era.
Fue modelo. Creó su blog de moda y estilo de vida. Asesoró a empresas de moda. Sigue haciéndolo de vez en cuando... Escribió un libro: Vestir con estilo. Se formó en Humanidades y como coach. Montó la compañía Think2BU para enseñar a ser humanistas en la era digital. Y acaba de publicar el libro Vivir con sentido, 'cocinado' entre Irlanda y Jerez… Y todo esto partiendo de una formación en Ciencias Ambientales y, por cierto, de la aristocracia, hija de los marqueses de la Cañada… Carnaval.
Pretende María comenzar este encuentro con dos minutos de meditación… Y cuenta que su "método es la oración contemplativa, cerrando los ojos, en quietud, en silencio y repito una palabra sagrada. Cada uno tiene la suya; yo tengo una frase: 'Hágase en mí según tu palabra'. Es un mensaje muy bonito, de confianza en la vida, en que tenemos que acoger lo que nos llega, porque viene a enseñarnos algo importante para nuestra evolución".
Su reciente libro puede ser un acercamiento para legos de historia de la filosofía y el humanismo: "Tiene conceptos muy profundos, pero el gran desafío ha sido utilizar lenguaje fácil para personas que no están metidas dentro del mundo de las humanidades y no tienen por qué conocer ciertos conceptos más metafísicos". Es una recopilación de lo aprendido por ella en sus estudios de humanidades. "He sido esponja y he tratado de compartirlo", asegura.
Sin perder tu trayectoria de moda, has ido incursionando por los territorios de la filosofía y el humanismo. ¿Cómo ha sido ese tránsito?
Una evolución personal, un viaje del exterior hacia el interior, que a medida que he ido viviendo he ido descubriendo. Siempre he sido una buscadora, he querido aprender cosas nuevas, explorar todo aquello que pudiera ayudarme a evolucionar, a ser mejor persona. En el fondo, creo que todos llevamos dentro ese anhelo, lo que pasa es que vivimos tan deprisa… Por eso yo abogo por esos minutos de meditación.
¿Meditas todos los días?
Le dedico 20 minutos, pero con que hagas dos de cerrar los ojos en silencio, ya puedes conectar con el aquí, el ahora, porque venimos de un sitio, vamos a otro y muchas veces no tenemos la atención focalizada.
Volviendo a la pregunta anterior, he ido buscando los caminos que me hacían sentir conectada con mi esencia para poder vivir de una forma auténtica, porque ahí está la clave de la felicidad.
¿Y en el mundo de la moda aprendiste algo sobre esa conexión?
Aprendí mucho. Creo que es muy importante ser esteta, cuidar nuestro estilo. Pero para mí el concepto de la belleza, de la elegancia, no es solo lo que me pongo, no depende únicamente de la ropa, sino de la actitud ante la vida, del comportamiento, de cómo miras a los demás, de cómo te miras a ti mismo, a la realidad.
Además, te has formado bastante.
Muchos de estos conceptos los he ido descubriendo a través de esos estudios que he desarrollado. De repente te das cuenta de que hay un montón de preguntas que no puedes responder, porque forman parte del misterio de la vida. Y ahí es muy importante la humildad de reconocer que no podemos llegar a saberlo todo, pero sí tener la inquietud por aprender algo nuevo cada día. Yo me considero aprendiz de la vida. Y lo que sí me gusta es compartir lo que he ido aprendiendo.
En estos momentos, más que nunca, ¿hay que abogar por la espiritualidad?
Totalmente. Este libro es cien por cien espiritualidad. El fundamento espiritual es la clave de vivir con equilibrio, con sentido, con quietud, con esa plenitud que todos buscamos. Creo que la plenitud y la felicidad no están en lo material, porque al final nunca es suficiente, siempre buscamos más. Y cuando de repente te das cuenta de que todo lo que anhelas se encuentra dentro y que hay una manera de satisfacer tu vida y tus inquietudes mirando en tu interior, no te puedes ni imaginar la serenidad que te da.
¿Es posible encontrar espiritualidad en la moda?
Todo depende de la forma en que mires la realidad. Uno de mis profesores del máster de humanidades, de la Universidad Francisco de Vitoria, López Quintas, que ahora mismo tiene 96 años, habla de los diferentes niveles de la existencia. El primero es el de los objetos, donde tú usas las cosas. Por ejemplo, comes para poder vivir, pero no le das un sentido a ese alimento, salvo que, por ejemplo, sea una comida con la familia que ya tiene un significado más profundo. El segundo es el de las personas, el encuentro en el que se nutren unas a otras. El tercero corresponde a los valores, cuando enfocas tu vida con compromiso hacia la unidad, la verdad, la bondad y la belleza. En el cuarto, ya estás en una dimensión más divina.
Esto último cada uno la vive de una manera. Como decía Benedicto XVI, "hay tantos caminos para llegar a Dios como personas". En la moda, puede haber espiritualidad si no se vive solo en el nivel uno, cuando tratas de desarrollar proyectos que busquen no solo negocio, sino impactar de manera positiva en la sociedad.
¿Es cierto que el suicidio de una 'influencer' en 2017 fue esa especie de revulsivo que te llevó a recolocar un poco tu vida?
Sí, pero al mismo tiempo estaba experimentando en primera persona la evolución que yo misma había desarrollado en redes sociales. Empecé muy pronto, en 2008, haciendo blogs de moda, y me di cuenta de que eso ya no me satisfacía. Quería ir más allá de la imagen, no ser solo un escaparate de productos. Pensaba que podía hacer algo por los demás.
El suicidio de aquella influencer me llegó en un momento en el que me estaba cuestionando todo esto y fue una especie de llamada. Sentí que había una necesidad en la sociedad de desarrollar proyectos e iniciativas que pudieran ayudar a tomar conciencia de cómo sacar partido a las redes desde otro punto de vista. Pueden hacer mucho bien, pero es importante que tomemos conciencia de cómo usarlas no solo para vender.

María de León cree que el estilo va más allá de la ropa.
Vamos muy deprisa y no somos conscientes de lo que pasa a nuestro alrededor y de lo que nos ocurre a nosotros mismos.
Esto es importante cuando te centras en el tema de emprender, por ejemplo. ¿Qué quiero emprender? ¿Qué tengo que aportar al mundo? Pero antes debo descubrir quién soy, qué puedo ofrecer.
¿Y qué puedes ofrecer tú?
Mi experiencia en comunicación. Trabajar en esto es una gran universidad. Y yo tuve la suerte de contar con grandes mentores, como Eric Yerno, que en paz descanse, igual que Carlos García Calvo, que fue un gran maestro.
¿Cómo unes todo esto a la idea de que los bienes son finitos y que no nos podemos cargar nuestro planeta, viniendo como vienes del estudio de Ciencias Ambientales?
En el fondo está todo muy relacionado, porque tienes la mirada puesta en la espiritualidad, y eso implica también la relación con la naturaleza. De hecho, la Iglesia Católica ha lanzado la Laudato Si, que justo tiene ese propósito de fomentar el respeto por lo que nos rodea. Es muy importante la contemplación, pararnos y poder desarrollar actividades que nos ayuden a conectar con nuestro interior y con el mundo en quietud y en silencio. Porque en ese estado nos viene la información que necesitamos para poder sacar nuestro potencial de dentro.
Desconectar para reconectar…
Qué curioso, porque vivimos un momento de inteligencia artificial donde estamos más informados y conectados que nunca. Sin embargo, estamos desconectando cada vez más de nuestra dimensión humana. Justo el propósito de todo el trabajo que hago a través de la comunicación es compartir con los demás, es enfocarlo desde ese punto de vista humanista, poder desarrollar iniciativas que ayuden a fomentar esta mirada en la sociedad.
En tu libro citas una frase de Javier Gomá, director de la fundación Juan March, que se refiere al concepto de la vulgaridad que viene de la libertad no educada...
Esto se relaciona también con el concepto de la elegancia. Fíjate que la palabra viene etimológicamente de saber elegir aquello que nos hace mejores personas. La libertad no es hacer lo que uno quiere, sino escoger aquello que nos va a ayudar a sacar lo mejor de nosotros y a poder ayudar a los que nos rodean a hacer lo mismo. Tú puedes ver a alguien muy bien vestido, con ropa maravillosa, pero si su actitud humana es deplorable, ¿con qué imagen te quedas de esa persona? Pues con la última, con ese comportamiento.
Hablas de la eudaimonia…
Que significa ayudar al otro a florecer. Es el mismo concepto, por cierto, del libro de Marta Robles, Lo que la primavera hace con los cerezos. Este es mi propósito con mi trabajo. Con comunicación, con lo que haga, con las iniciativas que desarrolle, quiero ayudar a las personas a seguir floreciendo.
¿A ti qué te ayuda a florecer?
Muchísimas personas. De hecho, la dedicatoria del libro es larguísima. Porque me han ayudado muchos, incluso cuando me han hecho críticas.
¿Y el éxito?
Estamos pensando siempre en alcanzar la cima de la montaña y no nos damos cuenta de que cuando estamos en un momento bajo, ahí descubrimos mucho de nosotros. Y por eso el éxito también está abajo de la montaña. Porque en esos momentos de conflicto eres consciente de cómo reaccionas ante esas situaciones y de qué capacidades tienes. Esto es muy importante que lo tengamos claro, porque cada vez hay menos tolerancia al sufrimiento en la sociedad.
¿Y si tuvieras que convencerme a mí con una frase de que viviera mi vida con más sentido, qué me dirías?
Que enfocaras la mirada hacia el amor, hacia la belleza. No hablo de la estética, sino de esa belleza que es el resplandor de la verdad y del bien, que es otra de las grandes definiciones de otro de mis profesores, Javier Rubio. Vivimos un mundo donde parece que lo más importante es la imagen, y por eso abogo por la mirada profunda. Porque la belleza es mucho más: ser auténtico contigo mismo. Y también poniendo la mirada en cómo impactar de manera positiva en los demás y dejar un legado.
"El silencio no es la ausencia del ruido, sino acallar el ego, ese que quiere que lleguemos a todo, a cumplir todas las metas"
Escribes "poner el foco en lo bello me resulta terapéutico".
Sí, especialmente en mis momentos de dolor, porque me transmite paz, alegría y esperanza.
Tenemos mucho ruido, ¿no?
Sí, pero Javier Melloni, que es un gran místico al que sigo mucho, dice que el silencio no es la ausencia del ruido, sino acallar el ego, ese que quiere que lleguemos a todo, a alcanzar todo, a cumplir todas las metas que nos proponemos. No todos y no todo se puede hacer.
En tu libro dices: "Viajar hacia el centro de tu ser es la experiencia más apasionante que uno puede vivir, pero a su vez la más incierta, porque no hay un mapa universal trazado de esta gran aventura individual que es otro de los grandes desafíos que dan sentido a tu existencia".
Esa es la premisa de Sócrates de conócete a ti mismo. Somos un misterio, somos complejos, una unión de luces y sombras, y es difícil que podamos llegar a conocernos plenamente. Esa es en parte la gran tarea de la vida, el descubrirte. Por eso las meditaciones, esos momentos de quietud, esos silencios...
Te niegas a las verdades absolutas.
Se pueden tener evidencias, pero no puedes establecerlas de manera absoluta. Si hablamos de fe, en todas las religiones hay semillas de verdad y siempre tienen que servir más para trazar puentes que muros. Por ejemplo, viajar ayuda a abrir la mente y el corazón a otras culturas y a entender la postura de diferentes personas. Al final, las verdades absolutas se convierten en herramientas de poder… Lo que yo creo que debemos tener claro es esa idea de que existen valores trascendentales comunes a todos, universales.

María de León viene de una familia de aristócratas y tiene una larga trayectoria en comunicación y moda.
¿Cómo convencerías de que hay que vivir escuchando a esos valores trascendentales?
En primer lugar, practicando una mirada profunda, no miope. Porque esta solo ve al otro con su imagen, sus circunstancias vitales y sus creencias, y no su esencia. Tú tienes una serie de características que te diferencian de mí, pero en lo fundamental somos iguales. Por ejemplo, tienes la misma dignidad que yo como persona. No podemos mirar al otro como enemigo, como un obstáculo que salto, como alguien que uso para alcanzar mis intereses. Hay que verlo desde la igualdad, desde eso que nos une. Y esto ayuda mucho cuando hay desencuentros.
Hay que entender que la persona no es solo lo que piensa, como decía Descartes, sino mucho más, con esa dimensión interior que nos asemeja a todos. Esa forma de mirar es muy importante. Y luego también practicar la empatía, ponerte en el lugar del otro para entender.
Hablando de miradas, ¿cuánto te ha costado o cuánto te cuesta salir de ese cajón en el que muchos te habían metido relacionándote solo con la moda?
Has tocado una fibra sensible, porque eso sí que me genera mucha frustración; me parece injusto ser prejuzgada por la imagen pública. Por eso, soy promotora del proyecto Referencers que ayuda a fomentar un cambio en el uso de las redes sociales hacia una influencia con propósito, con valores.
Fui bastante pionera dentro de ese mundo, y parece que mi único trabajo es crear contenidos en redes sociales, pero tengo un background de 20 años en comunicación. Acuérdate de que fui directora de comunicación de Pedro del Hierro y he desarrollado un montón de trabajos en televisión, como escritora de viajes en un medio durante cinco años… Pero nos quedamos solo en la imagen, en la superficie.
"Soy promotora del proyecto Referencers que ayuda a fomentar un cambio en el uso de las redes sociales hacia una influencia, con valores"
¿Tú cómo te definirías?
Como una consultora de comunicación humanista, emprendedora de proyectos, que fomenta una mirada humanista en la sociedad.
Cuando hablamos de gente con una cierta relevancia pública, es difícil discernir entre persona y personaje.
Complicado. De hecho, es causa de muchos problemas de salud mental, porque se acaban distorsionando esas dos realidades. Sobre todo porque hay un conflicto entre lo que uno es y cómo se muestra ante los demás. Por eso abogo por que el primer gran paso de la sabiduría es conocerte a ti mismo y quererte como eres. Y luego mostrarte de una manera lo más auténtica posible, lo que no significa abrirte en canal y contar tu intimidad.
Uno de los miedos a la inteligencia artificial es que nos vuelva menos humanos.
Y que anule nuestras capacidades. Sobre todo, en el caso de los jóvenes, la tentación es coger un camino fácil para llegar a conseguir objetivos. Yo he hecho el máster de humanidades de la Universidad Francisco de Vitoria, que son dos años de muchas renuncias, pero lo llevas a cabo sabiendo que has elegido ese camino y que te aporta para crecer. Ahora estoy haciendo un curso apasionante sobre Santa Teresa de Jesús. Yo creo que en el camino espiritual no hay vuelta atrás.
¿Los 20 minutos de meditación diaria te ayudan a conectar con tu interior y a poder practicar esa mirada más compasiva con los demás?
Lo primero que hay que dejar atrás o dejar a un lado cuando empiezas a meditar es el ego, es decir, la expectativa. Porque es verdad que cuesta pensar en un mundo donde buscamos producir y tener. Es importante hacer algo que no sepas hacia dónde vas.
Tiene mucho que ver con el concepto de la utilidad de lo inútil, parangonando a Nuccio Ordine.
En el fondo es lo más útil para la plenitud de la persona. Esas prácticas contemplativas, aunque no sepas lo que te van a aportar, te van proporcionan beneficios de quietud y tranquilidad, sosiego y paz y una mirada más compasiva. Todo esto lo vas a experimentar porque son los frutos de la meditación.
"De mayor me imagino creando mi propia fundación para fomentar los valores humanos en la sociedad. Y a nivel personal, vivo el aquí y el ahora"
Tú que hablas tanto de propósito vital, ¿cómo te imaginas de viejecita?
Pues me imagino creando mi propia fundación para fomentar los valores humanos en la sociedad. Y a nivel personal, no tengo ni idea. Vivo el aquí y el ahora. Quizás, así de repente, siento que hay una persona con la que quiero construir un proyecto en común, pues bienvenida sea. No estoy cerrada a nada. Que no, pues rodeada de amigos y, por supuesto, la familia, padres, hermanos, sobrinos.
¿Dónde dejas el éxito?
Para mí es vivir alineada con quien tú realmente eres. Porque, ¿de qué sirve tener una cuenta corriente llena de ceros si te pierdes a ti mismo? Es cierto que es algo muy importante, en lo que tiene que ver con el reconocimiento. Pero creo que vivir acorde con quien es cada uno es el mejor camino para para sentirse feliz. Y para mí esa es la clave del éxito.
De todas formas, hay que decir que tú eres una persona simpática, divertida, que te gusta el flamenco, que te gusta viajar…
Hombre, viajar es parte de mi vida; disfruto muchísimo. Es verdad que, por mi problema de audición, si voy a sitios donde hay muchísimo ruido, cada vez estoy más incómoda, porque me molesta. Ahora, por ejemplo, he descubierto un plan muy bueno en Trocadero los jueves: flamenco. Me gusta porque me saca de mi realidad. Hay veces que es necesario tocar tierra y no estar en ese mundo místico, idealista, a veces tan difícil de alcanzar. Me encanta estar con amigos disfrutando, soy supercomilona y muy pasional, que lo sepas, muy apasionada en todo.