En CBNK, la banca para los colectivos esenciales de la ingeniería y la salud, creemos en el talento femenino y en la importancia de dar voz a las profesionales que transforman el presente y el futuro.

Con esta visión, organizamos un coloquio con cuatro ingenieras moderado por la periodista Susana Burgos, abordando temas como la relación entre IA y sostenibilidad, la regulación y las diferencias de género en el acceso a la tecnología.

Uno de los puntos centrales del debate giró en torno a la aplicación de la IA en la optimización de procesos industriales y el transporte.

"La IA nos deja anticiparnos a accesos no permitidos y posibles problemas de seguridad", explicó Ana Gómez, directora de Transporte y Logística de NTT Data Spain e ingeniera de Caminos, Canales y Puertos.

Y añadió: "La IA está evolucionando hacia agentes inteligentes que reproducen tareas y toman decisiones dentro de espacios controlados, automatizando funciones que antes dependían de la intervención humana".

Las ingenieras coincidieron en que uno de los principales desafíos sigue siendo la regulación.

Para Rosa Gallardo, catedrática del Departamento de Economía Agraria de la Universidad de Córdoba y vocal del Consejo Asesor del IFAPA, "la regulación es necesaria para garantizar un buen uso de la IA".

"Parte del sector agrícola enfrenta dificultades para acceder a tecnologías avanzadas a pesar de sus beneficios. Nos enfrentamos al reto de cómo garantizamos una mayor accesibilidad a esta tecnología. La IA ayuda a la eficiencia en el uso del agua y los fertilizantes, logrando ahorros de hasta un 30%".

Otro asunto abordado fue el sesgo de género en la IA y el acceso diferencial a la tecnología entre hombres y mujeres.

Cristina Márquez, ingeniera en Telecomunicación y Doctora en Inteligencia Artificial y 5G por el MIT y la UC3M, opinó que "las mujeres muchas veces se relacionan con la IA con más reparo, mientras que los hombres tienden a ser más audaces y aventureros. "Muchos hombres prueban sin miedo a equivocarse, mientras que las mujeres suelen ser más precavidas a la hora de utilizar las nuevas herramientas digitales".

En este sentido, las cuatro se mostraron de acuerdo en que la clave siempre será el entrenamiento y en aprender a interactuar con estas herramientas.

"Resulta fundamental que más mujeres participen en el desarrollo de los algoritmos para evitar que la tecnología perpetúe desigualdades", en palabras de Marisa López-Tola, Solution Director en Energía de Capgemini y vicepresidenta de Ingenia.

La relación con la sostenibilidad también ocupó buena parte del debate, sobre todo en lo que respecta al consumo energético de la IA.

"El problema es que los modelos grandes requieren un gasto energético tremendo. Se necesitan modelos más pequeños y especializados para reducir la huella de carbono. De ahí la importancia de los datos sintéticos para entrenar algoritmos sin comprometer la privacidad de la información", señaló López-Tola.

"En la industria los datos son fundamentales, pero también representan un reto, ya que muchas empresas no quieren compartir información clave sobre sus operaciones", concluyó.

"Tenemos que trabajar para que sea anónima y segura para dichas empresas", apostilló Cristina Márquez.

También puso la tilde en la problemática relacionada con la ciberseguridad y aplaudiendo que la Unión Europea esté impulsando "bancos de datos federados con información anonimizada para facilitar el entrenamiento de modelos de IA sin exponer información sensible".

Todas aportaron una mirada optimista sobre el futuro de la IA, pero también advirtieron que debe haber un humano controlando lo que se está haciendo.

"La regulación, la ética y la inclusión han de ser pilares fundamentales en el desarrollo de la inteligencia artificial", afirmó Ana Gómez.

"Si logramos un equilibrio entre innovación y regulación, la IA puede convertirse en una herramienta muy poderosa para el bienestar colectivo", valoró Rosa Gallardo.

Y le dio la razón Cristina Márquez, dejando claro que: "La IA aún tiene el conocimiento de un niño o un adolescente, de manera que por ahora sólo intenta imitar el comportamiento del cerebro humano".

Marisa López-Tola fue la encargada de cerrar la mesa preguntándose si es ciencia ficción, que la inteligencia artificial pueda acabar generando conocimiento. "La IA generativa es un copiloto, un ayudante al que tenemos que acostumbrarnos a pedir las cosas porque cuantos más detalles e información le demos, mejores serán sus respuestas".

***Natalia Fernández Vega es Directora Corporativa de Personas y Comunicación en
CBNK, la banca para los colectivos esenciales.