Imagen de archivo mujer pensando.

Imagen de archivo mujer pensando. iStock.

Estilo de vida

Qué es la regla 2-7-30: el truco de un psicólogo para potenciar y agilizar la memoria a partir de cualquier edad

La neurocientífica de Harvard, Lisa Genova, destaca que mantener la mente en actividad es una de las mejores formas de prevenir el deterioro cognitivo.

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El cerebro es el órgano más importante del cuerpo humano. Se encarga de regular y coordinar lo que hacemos, además de contener nuestros pensamientos, emociones y ser el responsable de nuestro comportamiento. Sin embargo, a pesar de todo su poder, no siempre tiene las mismas capacidades. 

Está más que evidenciado por la ciencia que nuestro cerebro envejece —tal y como hacemos nosotros— con el paso de los años y, en consecuencia, se deterioran algunas de las funciones cognitivas, el tamaño disminuye y se altera la producción de hormonas y neurotransmisores. Como consecuencia, nuestras funciones cerebrales ya no funcionan como antes: existe una mayor lentitud en el procesamiento de las cosas o dificultad para aprender otras, además de olvidar detalles del día a día.

Los neurólogos no llegan a ponerse de acuerdo acerca de las principales causas de la demencia, así como de su aumento en España. Sin embargo, sí que han comprobado que algunos ejercicios en nuestro día a día puede ayudarnos a prevenir la pérdida de memoria y uno de ellos es la regla 2-7-30: repasar contenidos a los dos, siete y treinta días para fortalecer la memoria.

Qué es la regla 2-7-30

Aunque la pérdida de memoria sea algo en lo que haya que hacer hincapié para envejecer bien, no se debe confundir con enfermedades como el Alzheimer o la demencia. La pérdida de memoria hace referencia a periodos de olvido que no podemos recordar, pero pueden ser momentos puntuales y estar influenciados por diferentes causas, además de la edad.

Sin embargo, las patologías del cerebro afectan notablemente a la memoria a corto y largo plazo, pero también a otros aspectos psicológicos como el propio comportamiento. Mientras que si tenemos mala memoria nos olvidamos de dónde hemos aparcado el coche, con una enfermedad nos olvidaríamos de que tenemos un coche. 

La regla 2-7-30 es una estrategia fundamentada en el estudio pionero de Hermann Ebbinghaus, un psicólogo que describió la rápida pérdida de información tras el aprendizaje. La técnica es muy sencilla, consiste en repasar contenidos a los dos, siete y treinta días para fortalecer la memoria.

Este método, empleado por estudiantes y profesionales, optimiza el proceso de memorización al forzar al cerebro a reactivar lo esencial durante varios periodos de tiempo. De esta forma, obligamos al órgano a funcionar, a esforzarse y, por tanto, a que se acostumbre a recordar.

Esta técnica se basa en principios neurocientíficos que demuestran que la repetición espaciada es una de las estrategias más efectivas para la retención de información.

A diferencia del método tradicional de memorización intensiva en un solo día, la regla 2-7-30 distribuye el aprendizaje en el tiempo, permitiendo que el cerebro procese y almacene la información de manera más eficiente. Estudios sobre la memoria han demostrado que la repetición espaciada facilita la plasticidad cerebral, fortaleciendo las conexiones sinápticas y mejorando la capacidad de recuperación de datos cuando sea necesario.

Cómo aplicar la regla 2-7-30

El proceso se divide en tres momentos clave. El primer número, "2", representa la primera revisión, que debe realizarse dos días después de haber adquirido la información importante, que puede ser un examen, una fecha o algo que no queremos olvidar.

Esta primera repetición es crucial, ya que en los primeros días es cuando el cerebro tiende a olvidar con mayor rapidez los datos que no se refuerzan. Al revisar el contenido en este punto, se interrumpe la curva del olvido y se le indica al cerebro que la información es importante, lo que aumenta las probabilidades de retención a largo plazo.

El siguiente número, "7", indica una segunda revisión que debe realizarse siete días después del aprendizaje inicial. Esta segunda repetición ayuda a consolidar aún más la información, permitiendo que pase de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo con mayor facilidad.

Es en esta fase donde el cerebro empieza a establecer conexiones más firmes con el conocimiento adquirido, lo que mejora la capacidad de recordarlo incluso después de un tiempo prolongado sin repasarlo. En este momento, es útil intentar recordar la información sin verla primero y luego verificar si se ha retenido correctamente.

Imagen ilustrativa

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El último número, "30", señala la tercera y última revisión de la información inicial. Este último repaso es fundamental para asegurar que los datos se mantengan accesibles en la memoria a largo plazo. Para este momento, la información ya debería estar bien consolidada, y el repaso contribuye a reforzar las conexiones neuronales asociadas al aprendizaje.

En esta etapa, puede ser útil poner en práctica la información de manera activa, ya sea explicándosela a otra persona, aplicándola en un contexto real o escribiéndola de memoria. Si es un examen podemos escribirlo y si es algo más complejo o importante, podemos contárselo a otra persona.

Además de aplicar la regla 2-7-30, existen otras estrategias y hábitos que pueden potenciar aún más la memoria y la agilidad mental. Mantener un estilo de vida saludable, que incluya una alimentación equilibrada, actividad física regular, hidratación y descanso adecuado, es crucial para preservar las funciones cognitivas.

La estimulación cognitiva también juega un papel clave en el fortalecimiento de la memoria. Actividades como la lectura, los juegos de estrategia, los crucigramas, el aprendizaje de un nuevo idioma o instrumento musical, y la participación en debates o conversaciones enriquecedoras ayudan a mantener el cerebro activo y en constante desafío.

Otro aspecto importante es la gestión del estrés. El estrés crónico puede tener un impacto negativo en la memoria y la función cognitiva, ya que eleva los niveles de cortisol, una hormona que, en exceso, puede afectar el hipocampo, la región del cerebro responsable de la memoria y el aprendizaje.

La neurocientífica Lisa Genova, de la Universidad de Harvard, destaca que mantener la mente en actividad es una de las mejores formas de prevenir el deterioro cognitivo y reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.