La figura de Cristóbal Colón es una caja de misterios. El más viral y convertido en una suerte de espectáculo, el que ha centrado los esfuerzos de los investigadores en los últimos años, concierne a su lugar de origen: que si gallego, catalán, valenciano, mallorquín, portugués, vasco, alcarreño... Los restos del descubridor de América, que en su testamento aseguró haber nacido en Génova —sorprende la cantidad de teorías que buscan refutar su propia palabra—, llevan años en los laboratorios de la Universidad de Granada, siendo sometidos a análisis de ADN y comparaciones con los huesos de sus descendientes. Pero los resultados, que en teoría se iban a dar a conocer en un publicitado documental, se retrasan continuamente. El enigma se tendría que haber resuelto el pasado Día de la Hispanidad. Casi un año después, seguimos igual.
Del citado testamento, otorgado por Cristóbal Colón el 22 de febrero de 1498 —murió el 20 de mayo de 1506 en Valladolid—, y del resto de documentos manuscritos con el sello del almirante, emerge otro de los grandes misterios que rodean su figura: una extraña firma, como una especie de jeroglífico formado por letras sueltas y con una parte de abajo variable —utilizó las palabras almirante, virrey o "Xpo FERENS", el elegido de Dios y portador del mensaje del Evangelio—, que todavía no ha sido interpretada de forma convincente por ningún historiador.
Numerosos autores han esgrimido tantas teorías al respecto para tratar de dar una explicación verosímil al llamativo garabato. La mayoría son interpretaciones religiosas, relacionadas sobre todo con el catolicismo y alguna que otra con el judaísmo. Pero también se ha barajado la posibilidad de que las letras mayúsculas escondan el árbol genealógico de la casa del descubridor de América. Aunque claro, aquí entran en juego una vez más las múltiples teorías sobre los orígenes de Cristóbal Colón. Cada bando lee las pistas como mejor encajan en su narrativa.
La firma del marino vuelve a la actualidad porque Gabriel Songel, catedrático e investigador de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) y experto en aplicar los principios del diseño a obras antiguas, manuscritos medievales y reliquias, como el Santo Cáliz de la catedral de Valencia, ha publicado un nuevo estudio en el que asegura haber descubierto el inquietante patrón de la signatura del almirante. Según su trabajo, publicado en la Revista Estudios Colombinos de la Universidad de Valladolid y que no se puede consultar en línea, el croquis sería en realidad una "retícula triangular bastante perfecta" usada por los maestros canteros medievales que mostraría la "concepción del mundo" que tenía Colón.
"La firma de Colón siempre ha tenido un misterio en torno a ella porque reúne una serie de particularidades bastante especiales", explica Songel. "En primer lugar, es que en su testamento describió cómo debería ser su firma. Para el campo del diseño, esto es un primer ejemplo de una imagen corporativa: cuando el autor decide cómo quiere que se construya su firma". El segundo interrogante abarca las iniciales con puntos a ambos lados. "Pues resulta que toda ella queda enmarcada, inscrita, en uno de los patrones de diseño conocido como las marcas de cantería, y en concreto la Ad Triangulm".
Según explica el catedrático de Diseño de la UPV, la retícula conocida en la Historia del Arte como Ad Triangulm y que parte de un hexágono estrellado inscrito en un círculo, recoge en su geometría todos los detalles de la firma de Colón: desde los signos de puntuación, las misteriosas letras y su firma como: Xpo Ferens . /.
"Esta retícula de modulación triangular es muy parecida a los antiguos portulanos o mapas de navegación, por lo que la firma del almirante inscrita en esta retícula vendría a demostrar su concepción del mundo y podría representar su propio portulano", opina Gabriel Songel. "Con este estudio se puede comprobar cómo con esa retícula se proporcionan las distancias a recorrer para cruzar el océano con las islas conocidas como referencia para los viajes de ida y vuelta".
La investigación del profesor, que se ha alargado durante los últimos tres años, ha consistido en efectuar un detallado análisis de los originales disponibles de las cartas autógrafas de Cristóbal Colón y los libros y mapas que consultó y anotó antes de su viaje. Estos documentos están archivados en la Biblioteca Colombina y el Archivo General de Indias de Sevilla, la Biblioteca Nacional, el Museo Naval de Madrid y la Real Academia de la Historia.
"Este hallazgo supone una contribución al conocimiento del entorno personal de Colón y una puesta en valor de los archivos históricos y su revisión desde el punto de vista del arte y el diseño. De nuevo, la investigación en arte y diseño permite obtener una nueva visión sobre documentos muy estudiados por historiadores, pero poco analizados hasta ahora en su vertiente caligráfica, compositiva y simbólica", subraya Songel. Si bien su hipótesis puede ser convincente en un plano estrictamente del diseño gráfico, el significado real del autógrafo sigue sin salir a la luz.