
Nacho Dean.
Nacho Dean: "La peor soledad es la espiritual, cuando no encuentras a nadie que comparta tus valores, tus decisiones y tu sentido de la vida"
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Hoy tenemos el honor de compartir una entrevista única con Nacho Dean, el primer ser humano en dar la vuelta al mundo a pie y unir nadando los 5 continentes. Su increíble expedición de más de 33,000 kilómetros a través de 5 continentes es una lección de perseverancia, valentía y determinación.
En esta conversación, Nacho nos cuenta los desafíos físicos y mentales que enfrentó, cómo mantuvo la motivación a lo largo de los años y qué aprendió de las culturas y personas que encontró en su camino.
Además, conoceremos una perspectiva única sobre lo que significa superar los límites personales y cómo este viaje ha transformado su visión de la vida y del ser humano.
¿Qué te motivó a emprender esta increíble aventura de dar la vuelta al mundo andando?
En la vida hay 2 tipos de hambre. El hambre pequeña: el hambre física, el hambre del estómago.
Pero luego está el Gran Hambre, el hambre del alma, la que te lleva a luchar por tus sueños, a no conformarte, a querer vivir una vida con propósito y trascender. Es desde este lugar, el de vivir alineado con mis valores, inspirar y crear un impacto positivo en la sociedad, de donde nace la idea de dar la vuelta al mundo caminando.
¿Cuál fue el momento más difícil de todo el viaje y cómo lograste superarlo?
El momento más difícil sin duda fue tomar la decisión, el ejercicio mental de desprenderme de todo lo que tenía, dar el primer paso y lanzarme a una aventura de la que no sabía si iba a regresar. Pero en el momento en el que eres consciente del milagro que es estar vivo, que la vida es un regalo que nunca nos van a hacer dos veces y la oportunidad tan grande que tenemos de escribir las páginas en blanco del libro de nuestra vida, en ese momento comienzas a celebrar la vida, coges las riendas y decides trabajar con pasión por aquello en lo que crees.
Posteriormente, a lo largo del viaje, la adversidad formó parte del día a día. Desde gestionar la soledad a tener que racionar la comida cruzando desiertos, vivir momentos muy extremos de vida o muerte en los que me asaltaron con machetes en El Salvador, presencié un atentado terrorista en Bangladesh, contraje la fiebre chikungunya en Chiapas, estuve a punto de terminar en prisión acusado de espionaje en la frontera entre Armenia e Irán…Estos momentos los he afrontado y superado gracias a mucha preparación, valentía y un gran trabajo en equipo.
¿Hubo algún país o cultura que te sorprendiera especialmente, tanto de manera positiva como negativa?
La India fue un país que inicialmente me sorprendió de un modo negativo, al contrario de lo que tenía entendido como cuna del yoga, la meditación y la espiritualidad, encontré mucha miseria y enfermedad. Además, cuando viajas a pie cuestiones tan básicas como comer o encontrar un lugar para dormir se vuelven grandes preocupaciones.
Sin embargo, tras el shock inicial, conforme fui recorriendo kilómetros y fueron pasando las semanas fui descubriendo otra cara del país, más alegre y colorida, descubriendo una cultura y una sociedad a la que le encanta bailar y sonreír, un tipo de riqueza que nada tiene que ver con lo material y que el dinero no puede comprar.
¿Qué fue lo que más te enseñó sobre el ser humano encontrarte con personas de diferentes partes del mundo?
La hospitalidad. He atravesado países de todo tipo de creencias y religiones: budistas, hindúes, musulmanes, cristianos, he convivido con indígenas shipibos, inuits…y en todas partes me han tendido una mano, me han abierto las puertas de su casa y me han sentado a la mesa como uno más de la familia.
Esta expedición me ha reconciliado con el ser humano y me ha enseñado la importancia, más allá de las diferencias, de viajar desde el respeto y de crecer en la diversidad. El ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor, cabe un Hitler y cabe un Gandhi, todo depende de a quién decidimos alimentar.
¿Cómo enfrentaste los momentos de soledad o dudas durante el recorrido?
Hay una soledad física, por ejemplo en un desierto, pero no estoy solo porque estoy conmigo mismo: es la importancia de tener un propósito dando sentido a lo que hacemos.
Pero luego hay otra soledad de carácter espiritual, y consiste en no encontrar a nadie compartiendo tus valores, tu visión y sentido de la vida, tus decisiones y tus batallas. Es la soledad del líder. Viajas por el mundo caminando, vas atravesando países y culturas, ves que todo el mundo se agrupa en hogares y familias, pero tú eres un ave de paso y, en ocasiones, es inevitable sentirse un poco Quijote.
En otras ocasiones, puedes extrañar la falta de apoyo, sientes la soledad del emprendedor, y aprendes a convivir con la soledad como un elemento más del equipaje, hasta que con el tiempo descubres que hay más personas como tú, emprendedores, inconformistas, valientes apostando por ideas nuevas, disruptivas y trabajando para hacer del mundo un lugar mejor.
¿Crees que esta experiencia ha cambiado tu visión de la vida? ¿De qué manera?
Después de estar 3 años viviendo con lo que cabe en un carrito, lavando mi ropa a mano, racionando la comida y durmiendo en el suelo de una tienda de campaña, cuando regresas a tu país valoras todo mucho más. No dar nada por sentado, y reconocer que somos unos privilegiados.
También me ha revelado el potencial que tenemos física y mentalmente, cómo paso a paso, con foco y disciplina, hasta los objetivos más lejanos se pueden lograr. Lo que somos capaces de lograr cuando hacemos aquello que amamos.
Tengo una noción de las dimensiones del planeta, lo he recorrido a pie y nadando, sé lo que cuesta llegar hasta Australia caminando desde España y regresar por el otro lado del globo terráqueo. He visto el estado en el que se encuentran muchos ecosistemas, vivimos en un planeta donde los recursos son finitos, y en el que la salud y la economía están ligados a la salud del medio ambiente.
¿Hubo alguna vez que pensaste en rendirte? ¿Qué te hizo seguir adelante?
Sí, son expediciones muy largas y no exentas de peligros, la idea de abandonar y regresar a casa se te pasa por la cabeza en alguna ocasión. Me da mucha fuerza, en primer lugar, estar haciendo aquello que me apasiona, cuando haces lo que te gusta tienes una motivación extra.
Cuando la motivación desaparece, tenemos que hacer gala del compromiso. En ocasiones, estás a -15ºC en la tienda de campaña y no estás muy motivado para salir del saco de dormir, pero ahí son el compromiso y la disciplina los que te hacen ponerte en acción.
Saber que lo que estás haciendo tiene una trascendencia, que estás dejando un legado, también te da mucha fuerza para continuar.
Finalmente, yo tengo un pensamiento y es que "después de un día malo viene uno bueno", y con esa actitud vas superando los obstáculos.
¿Hay alguna frase, cita o mantra que te haya acompañado durante el viaje y que sigas aplicando a tu vida diaria?
"Si hay alguien capaz de hacerlo, ese eres tú", me lo dijo una mujer en Serbia y se me quedó grabado.
¿Cómo describes a Nacho Dean ahora, comparado con la persona que comenzó este viaje?
Una persona consciente y enfocada, con la misión de compartir y devolver a la sociedad lo que la vida le está dando.
Preguntas y respuestas cortas:
Una época de la historia que te gustaría visitar:
La época de Jesucristo.
Tu comida favorita:
Comer con hambre.
La virtud que más valoras es...
La empatía, la capacidad de escuchar y ponernos en lugar de los demás.
Una persona que te inspire: mis padres.