Luis Julián Pérez, de 47 años, es Técnico en Viticultura y Enología y tiene campos en Venta del Moro y Cadete de las Fuentes.

Luis Julián Pérez, de 47 años, es Técnico en Viticultura y Enología y tiene campos en Venta del Moro y Cadete de las Fuentes. TVE

Reportajes

El agricultor Luis Julián ya está en las últimas: no vende uva y vive con 600 € y del sueldo de su mujer

La Comunidad Valenciana ha sufrido pérdidas históricas de 250 millones de euros, según AVA-ASAJA. "Los cereales de invierno no han llegado ni a plantarse; los ganaderos están sacrificando vacas".

13 agosto, 2024 09:21

Los desesperantes azotes de la sequía, la crisis de precios bajos y el stock acumulado por la pandemia y la guerra de Ucrania han sentado las bases de una "tormenta perfecta". Así define la situación Luis Julián Pérez, Técnico en Viticultura y Enología, agricultor de los municipios de Venta del Moro y Cadete de las Fuentes (Valencia) y delegado de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) en esta segunda localidad.

Pérez, de 47 años, cuenta con 36 hectáreas de cultivo, de las cuales tres son de olivos, dos de almendros y, el resto, de viñedos de tres cepas de tinto: macabeo, garnacha tintorera y bobal. Sin embargo, a pesar de que sus uvas para vino valenciano son Denominación de Origen Protegida (DOP), no tiene forma de obtener beneficios por su trabajo. En sus "años buenos" consiguió rentabilizar sus cultivos con cifras que oscilan entre los 7.000 y los 5.000 €; hoy trabaja a pérdidas.

"He visto momentos muy malos. Cuando tenía 18 años y ayudaba a mi padre, recuerdo un año de sequía brutal en el que apenas pudimos vendimiar. Debido a las malas cosechas, el precio de los productos se multiplicó por tres. Nuestro problema es que hoy tenemos la misma sequía, la producción es muy pequeña y, sin embargo, los precios no suben. Hay un exceso de producción muy bestia mientras los campos apenas producen. No hay manera de sacar el vino. Estamos arruinados. Tengo un amigo al que ya le han embargado el piso porque no puede hacer frente a los gastos; a otro el tractor; un tercero tuvo un infarto y ha 'sobrevivido' gracias a las ayudas de la baja. Si no, él estaría también en la calle".

Detalle de las viñas de Luis Julián Pérez.

Detalle de las viñas de Luis Julián Pérez. Imagen cedida

La sequía ha acabado con muchos de los viñedos de la Comunidad Valenciana, que hoy están prácticamente secos. "El año pasado brotaron cuatro dedos; este, nada". Los árboles, damnificados por el calor y la falta de agua, se están estropeando, por lo que tendrán "que volver a plantarlos, ya que el 30% de las cepas se han secado". El problema es que "volver a plantar significa mucho dinero, un desembolso de 20.000 € y tres años sin coger nada". Una ruina asegurada.

Según datos recabados por AVA-ASAJA, este año la sequía ha causado pérdidas que ascienden a 250 millones de euros, lo que amenaza la continuidad de la agricultura y de la ganadería en la región. Los sectores más afectados, señalan a EL ESPAÑOL fuentes de la asociación, son los cereales de invierno "los cuales no llegaron ni a plantarse y muchos otros no germinaron", los viñedos y los secanos de almendro y olivar.

"También faltan pastos. Los ganaderos no tienen dinero para comprar piensos ni agua. La situación es desesperada. Cada camión-cuba cuesta 600 € y da para dos semanas. Algunos se han visto obligados a llevar al matadero a las vacas. Es un drama. La Confederación Hidrográfica ha decretado alerta y restricciones en las zonas más afectadas: el Alto Palancia, el Norte de Castellón, La Marina y el Turia". Desde hace una semana, municipios como Torás, El Toro o Barracas han debido forzar las restricciones del consumo de agua.

Tal y como señala AVA-ASAJA en su informe, los cultivos de secano han sido los grandes afectados por la sequía, con pérdidas "por mermas de la cosecha" que llegan a los 150 millones de euros, un 60 % del total. "Por otra parte, las escasas lluvias han provocado que los agricultores de cultivos de regadío tengan que hacer un uso más habitual de los sistemas de riego, provocando unos sobrecostes de 80 millones de euros". Una situación que también se ha extendido al sector apícola.

Luis Julián Pérez frente a sus viñedos.

Luis Julián Pérez frente a sus viñedos.

Tinto, hundido; cava, disparado

Luis Julián Pérez achaca a la pandemia y a la guerra de Ucrania el exceso de stock que hay en las bodegas y que, en última instancia, ha provocado que los precios no suban. Todo ese vino, aduce, "debería estar ya consumido, pero por los dos años de pandemia no se celebraron bodas, ni grandes eventos, ni muchos encuentros donde se consumen grandes cantidades de vino". Pérez recuerda que, al menos en su zona, entre un 15 % o un 20 % de la producción –entre 10 y 12 millones de hectolitros– iba destinado a Ucrania y a Rusia, un mercado, el ruso, que "ahora ha copado China".

Si hubiese habido una mayor producción, igualmente los precios habrían sido bajos por el exceso de uva en las bodegas. Sin embargo, "se ha juntado la tormenta perfecta" por la sequía y los sobrecostes hídricos, lo que ha convertido la situación "en un caos". Además, "el problema es a nivel mundial, porque lo mismo está pasando en Burdeos, donde muchos están pidiendo el arranque definitivo de viñedos. Hay un exceso de producción a lo bestia y, mientras los campos estén así, no van a producir en condiciones". 

La situación no es ni parecida con el caso del cava ni de la mayoría de cepas de uva blanca. Los vinos blancos han subido de precio porque hay una mayor demanda. El espumoso, como el cava, tiene aún menos stock, en parte debido a la falta de lluvias que ha afectado al Penedès. Es más, la propia AVA-ASAJA prevé precios históricos a pie de campo "debido a la excelente sanidad y calidad de la uva", pero especialmente debido "a la escasez de la producción nacional a causa de la sequía". 

La situación es tan grave que Luis Julián se encuentra en las últimas y a punto de abandonar un negocio que corre por las venas de su familia. "De momento voy a tratar de aguantar, a ver cómo acaba la campaña, aunque vaya a ser muy mala. Pero si no funciona lo dejaré y ya está. Me dedicaré a otra cosa. Subiré a un camión, iré a la construcción; trabajaré en lo que pueda. Ahora la cooperativa me paga 2.500 € al mes, de los cuales pago el sueldo a una persona que me ayuda. Eso me deja unos 1.000 en la cuenta. De ese dinero, 290 € van a la Seguridad Social y a llenar tres depósitos de 70 € de la furgoneta. Al final me quedo con unos 600 € para vivir. En este momento yo vivo de mi mujer y de su sueldo. Lo estoy pasando bastante mal".

El reclamo de AVA-ASAJA y de agricultores como Pérez es múltiple. Por un lado, para paliar la sequía, exigen la construcción de más mini embalses, balsas de riego e infraestructuras útiles en lugares estratégicos para almacenar el agua cuando llueva. "No hablamos de grandes presas como en Egipto", señalan fuentes de la Asociación. "Con que sean modestas, nos sirve. También reutilizar más aguas depuradas y redimensionar los caudales ecológicos. No puede ser que haya sitios donde se fijan caudales más elevados que en otros".

Asimismo, fuentes de AVA-ASAJA critican la actitud del anterior conseller valenciano, José Luis Aguirre, de Vox. "Él decía que entendía el problema, pero nunca llegó a gestionar nada. Al entrar Miguel Barrachina, que es agricultor y conoce el problema, parece que ha habido un pequeño movimiento, y por ahora están dándonos suministro de agua". El anterior, recuerda Pérez, "sólo nos daba palmaditas en la espalda, así que habrá que ver el nuevo".

"Lo más triste de toda esta situación –incide Pérez– es que, sin liquidez, se va a perder mucho patrimonio, porque los campos se van a abandonar y ya no se va a volver a plantar. Muchos jóvenes agricultores se han instalado después de que a los políticos se les llenase la boca con lo de 'repoblar la España vaciada'. Ahora se han metido con instalaciones, inversiones, maquinaria, y no van a poder frente a nada".