Jaume Duch: "Una UE más autónoma es la mejor manera de defendernos ante una agresión"
El portavoz del Parlamento Europeo reflexiona sobre la importancia de unas elecciones marcadas por el auge de la extrema derecha que se antojan cruciales para la propia supervivencia de la UE.
20 mayo, 2024 02:42Jaume Duch Guillot (Barcelona, 1962) no se mete en política. O mejor dicho: no se mete en las políticas nacionales. Queda menos de un mes para la celebración de las elecciones europeas y el director general de Comunicación y portavoz del Parlamento Europeo ha viajado hasta España para recordar que en estos comicios nos jugamos "la supervivencia del proyecto comunitario".
Duch recibe a EL ESPAÑOL en la oficina de la institución en Madrid apenas unos días después de las elecciones catalanas. "Mejor no mezclar, que queda muy poco para las europeas", avisa. Es entre el 6 y el 9 de junio cuando cerca de 400 millones de ciudadanos de los 27 Estados miembros están llamados a votar para decidir cuál es la Unión en la que quieren vivir.
Con un contexto geopolítico convulso marcado por las guerras en Ucrania y en Gaza -que han hecho temblar la arquitectura de seguridad y defensa del club-, el de junio será un plebiscito sobre el futuro de una Europa amenazada desde fuera, "pero también desde dentro", reconoce Duch.
Son muchas las encuestas que en los últimos meses han avisado sobre el auge de las opciones populistas y de extrema derecha. El portavoz de la Eurocámara, sin embargo, descarta que el 9J estas fuerzas, hasta ahora con poco peso en el hemiciclo, consigan acabar con la tradicional coalición de las familias políticas clásicas. "No creo que la mayoría constructiva del Parlamento peligre tras las elecciones", sostiene. Y apuntala: "Habrá que esperar a los resultados, pero las minorías, aunque crezcan, siguen siendo minorías".
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¿En qué forma llega la Unión Europea a las elecciones de junio?
Con más visibilidad y con mayor credibilidad que hace cinco años. Han sido unos años muy complicados, pero la Unión Europea ha podido demostrarle a la ciudadanía su valor añadido. Lo hemos visto con el brexit, la pandemia, la guerra en Ucrania o con la crisis energética. También lo está demostrando ahora con la manera en que se está preparando con la política de defensa y de seguridad. La UE ha tomado mucho más espacio y, lógicamente, eso debe reflejarse el día de las elecciones.
Además de esos desafíos sin precedentes que menciona, la legislatura saliente tuvo que hacer frente a escándalos como el Qatargate y a casos de presunto espionaje desde dentro de la institución. ¿Cree que el Parlamento Europeo ha sabido limpiar esas manchas?
Yo creo que sí. Cuando estalló el Qatargate la reacción fue inmediata. En cuestión de días, la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, hizo una serie de propuestas para reformar las reglas internas y aumentar la transparencia. Nos hemos reforzado hasta el punto de que somos uno de los parlamentos en Europa que está mejor preparado para afrontar este tipo de situaciones. Creo, además, que la gente ha visto cómo tras el escándalo se actuó muy rápidamente. De hecho, las encuestas señalan que el 81% de los ciudadanos europeos tiene una visión positiva o neutra del Parlamento Europeo. Este es el porcentaje más alto en la historia de la institución.
El Parlamento Europeo ha lanzado un spot para atraer el voto que se centra en la idea de que "nunca hay que dar por sentada la democracia". ¿Quién da por descontada la democracia?
A veces, todos. Pero probablemente un poco más los jóvenes, porque no tienen memoria histórica de cómo muchos países tuvieron que recuperar, ya no la democracia, sino la paz. La historia de la integración europea es la historia de la búsqueda de soluciones para evitar que vuelva a haber conflictos civiles en territorio europeo y, a partir de ahí, conseguir el progreso de las diferentes sociedades.
¿Y se ha conseguido?
Se ha conseguido: los últimos 75 años son los mejores años de la historia de Europa. Y probablemente para España los últimos 45 años -desde que llega la democracia y el país ingresa en la Unión Europea- son también sus mejores años. Sin embargo, hay que recordar que la paz y la democracia no han existido siempre, por eso tenemos que seguir trabajando para mantenerlas, para protegerlas. Estamos viendo lo que pasa en Ucrania y en Rusia, que representa una amenaza real no ya sólo por la guerra; también por la manera en la que intenta incidir en la política europea. Por eso las generaciones más jóvenes, los nietos de quienes tuvieron que batirse el cobre, tienen que empezar a asumir sus responsabilidades.
¿Dónde están los enemigos de Europa? ¿Dentro o fuera?
Están fuera y están dentro. Fuera porque de manera cada vez más intensa Rusia está impulsando auténticas campañas de desinformación e interferencia en el diálogo político y social en los Estados miembros. Eso luego tiene también eco dentro, en fuerzas políticas de ciertos países. ¿Con qué objetivo? Pues con el de dar un mayor impulso a los extremos, crear polémicas en lugar de debates constructivos y polarizar la discusión en las redes sociales y en la calle. Ya estamos viendo que esto puede tener efectos negativos en cualquier tipo de elecciones. Es necesario alertar a la gente: no se trata sólo de la terrible guerra física en Ucrania; es también esa guerra soterrada contra nuestro modelo democrático y la manera que tenemos de organizar la sociedad respetando los principios, las libertades, los valores y los derechos humanos.
Parece que aquellos países que están más cerca de Rusia, como los bálticos, dan más importancia a la amenaza rusa que en países más alejados, como el nuestro.
Está claro que quienes están más cerca geográficamente perciben la amenaza de manera más directa. Y quienes además forman parte de Estados que en su día pertenecieron a la Unión Soviética, ya no es solo que lo perciban o lo imaginen, es que lo recuerdan. Por eso debemos escucharles, porque son ellos los que saben, los que han vivido de primera mano lo que es una Rusia, o en su momento una Unión Soviética, que agrede.
"La historia de la integración europea es la búsqueda de soluciones para evitar conflictos"
¿Cómo interpreta el intento de asesinato del primer ministro eslovaco, Robert Fico? ¿Cree que es un caso aislado o que estamos entrando en un nuevo ciclo de violencia política en Europa?
Esperemos que sea un caso aislado, pero también que sirva de aviso a la sociedad europea sobre la importancia del diálogo y del respeto del que piensa diferente.
¿Qué nos jugamos en las elecciones europeas?
Lo que nos jugamos es lograr reforzar todavía más la integración europea, conseguir que la UE sea más fuerte de lo que ha sido y prepararla para afrontar una serie de retos que giran en torno a la autonomía estratégica. Es decir, conseguir que una UE más autónoma que deje de ser tan dependiente de terceros en temas como la defensa, la seguridad, el acceso a la energía o el abastecimiento de productos básicos. En los próximos años debemos caminar hacia ahí, hacia una mayor autonomía: esa es la manera de prepararnos mejor para defender a la ciudadanía europea ante las agresiones o las involuciones que se están dando en diferentes países fuera de la UE.
Han visto Europa sin democracia ni libertad.
— Parlamento Europeo en España (@Europarl_ES) April 29, 2024
Este es su mensaje para la próxima generación: no deis la democracia por sentada. #Usatuvoto #EleccionesUE2024 pic.twitter.com/qll4EfgUoq
¿Son estos comicios más importantes que nunca?
Mucho más importantes.
¿Por qué?
Porque la Unión Europea es mucho más importante. Se ha convertido en un ente político de primer orden que toma decisiones no sólo técnicas o de mercado, sino que afectan todos los días a la vida de los ciudadanos. Al mismo tiempo, se ha vuelto el referente democrático y del mejor modelo de convivencia posible en el mundo.
Todas las proyecciones sitúan a los grupos de extrema derecha como segunda fuerza política en el Parlamento. Tradicionalmente, una gran coalición entre populares, socialdemócratas, verdes y liberales ha frenado el avance de esta opción radical que, ahora, sin embargo, ya está instalada en los Gobiernos de algunos países europeos, como Italia o Hungría. ¿Cree que éste podría ser el fin del tradicional cordón sanitario a la ultraderecha?
No lo veo. Las encuestas nos dicen que va a haber una mayoría fundamentada en los partidos europeos clásicos o, digamos, históricamente vinculados al progreso de la Unión Europea y, por tanto, esa va a ser la posición dominante dentro del Parlamento.
Pero es indudable que los extremismos ocupan cada vez más espacio.
Es verdad que los extremos, fundamentalmente en la derecha pero a veces también en la izquierda, han subido en los últimos años en algunos países. Sin embargo, si uno examina las encuestas con detalle se da cuenta de que en los últimos meses, en las últimas semanas, esas subidas han empezado a ralentizarse y en algunos casos se han paralizado. Probablemente se debe a que al acercarse las elecciones europeas la gente empieza a pensarse más las cosas. Así que lo que hay que hacer es esperar al resultado electoral, pero yo no veo que la mayoría constructiva dentro del Parlamento Europeo esté en peligro tras el 9J.
¿No cree que los conservadores puedan pactar con la extrema derecha?
Bueno, eso se lo tiene que preguntar a los partidos, cada uno tiene su posición al respecto. Pero insisto: hasta ahora la manera de gobernar el Parlamento Europeo -y a partir de ahí, legislar e influir en las otras instituciones- ha sido buscando la centralidad y los acuerdos amplios. Yo no tengo la sensación de que eso vaya a cambiar. Además, el Parlamento funciona a fuerza de mayorías y minorías, y aunque las minorías crezcan, siguen siendo minorías.
¿Entonces cree que seguirán siendo minoría?
Las encuestas nos dicen que van a ser una minoría. Recuerdo que, tanto en las elecciones de 2014 como en las de 2019, también hubo esta especie de ebullición respecto a la llegada de la ultraderecha, pero en ninguno de los casos sucedió. Tengo la sensación de que empezamos a estar un poco otra vez en esa misma situación.
La ampliación ha sido uno de los grandes temas de esta legislatura y será uno de los grandes retos de la nueva. Ucrania, Moldavia o Georgia son ya candidatos a ingresar en la Unión Europea, pero el calendario está aún por definir. ¿Está preparada la UE para una ampliación?
La UE está convencida de que la ampliación es indispensable por motivos estratégicos, pero también porque no se le puede negar a europeos como nosotros el derecho a que puedan ser ciudadanos de la UE llegado el momento.
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¿Qué se necesita para que llegue ese momento, esa ampliación?
Requiere mucha preparación por ambas partes: por un lado, de los países candidatos, que tienen mucho trabajo que realizar porque todavía están lejos de cumplir los requisitos necesarios para poder ser miembros y, por otro lado, de la propia Unión Europea, que tiene que prepararse porque la ampliación va a implicar modificar los procedimientos de toma de decisiones en la UE y especialmente en el Consejo Europeo.
¿Se refiere a la unanimidad?
Sí, hay un convencimiento de que habrá que reducir el número de decisiones que se toman por unanimidad. Hoy por hoy, avenir a 27 ya requiere mucho tiempo y un esfuerzo enorme. En una Unión Europea de 30, 32 ó 35 Estados miembros es impensable que en políticas importantes el Consejo tenga que seguir decidiendo por unanimidad porque se paralizaría la UE.
"Los europeos debemos tomarnos más en serio nuestra propia política de defensa y seguridad"
Mientras esos países se preparan para poder entrar en el club comunitario, estamos viendo cómo, por ejemplo, en Georgia se ha aprobado una ley prorrusa pese al rechazo de la población. ¿Qué herramientas tiene la UE para proteger a esos países que quieren formar parte de los valores europeos de la injerencia rusa?
Pues cuenta con su influencia política y con su ejemplo. En el caso de Georgia hemos visto cómo los manifestantes portan banderas georgianas, pero también la bandera de la UE, que ellos han convertido en la bandera de la democracia y de la libertad. La Unión Europea se ha convertido en un referente para ellos, que quieren conseguir una sociedad plenamente democrática en la que se respeten todas las libertades, los derechos de los individuos y de las minorías. Y ese el ejemplo que la UE tiene que dar porque es el acicate para que traten de avanzar por el camino que quieran. El resto es política internacional e intentar evitar injerencias extranjeras. Eso es lo que se está haciendo en Ucrania: enviar una señal clara a Rusia y a los países del entorno ruso de que no nos vamos a poner de lado.
La invasión rusa de Ucrania ha obligado a la UE a adaptarse y a romper algunos tabúes, como el envío de armas. Ahora está sobre la mesa el rearme europeo, algo que hay quien sostiene que va en contra del proyecto de paz que es, en teoría, la Unión Europea.
La paz hay que protegerla. La paz no es gratis y no te la dan los demás; te la das tú mismo. La Unión Europea nace, entre otras cosas, para defender la paz, y durante estos años ha sido posible hacerlo sobre todo gracias a la OTAN y con un aporte muy importante de Estados Unidos. Pero no sabemos lo que va a pasar en las elecciones estadounidenses el 4 de noviembre o en los próximos años. Por eso tenemos que estar preparados. Y con eso me refiero a alcanzar una autonomía estratégica y tomar nuestras propias responsabilidades en mano. Hasta hace unos años no parecía necesario porque no había ninguna amenaza a la paz en Europa, pero ahora la amenaza existe y la estamos viendo todos los días. Debemos tomarnos más en serio nuestra propia política de defensa y de seguridad.
¿Están preocupados por una posible vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca? Durante su presidencia las relaciones entre EEUU y la UE fueron un tanto complicadas…
Es muy difícil especular, porque no sabemos quién va a ganar y ni si quien gane va a cumplir lo que ha prometido durante la campaña electoral. Hay que esperar a ver qué pasa, pero la Unión Europea tampoco tiene por qué estar siempre pendiente de quién va a ganar en América o en cualquier otro sitio del mundo. Es verdad que la presidencia de Trump fue mucho más difícil para los europeos de lo que puede ser la presidencia de Biden. No obstante, también es verdad que ya hace bastantes años que EEUU empezó a mirar más hacia el Pacífico y menos hacia Europa. Ese es el mensaje para que los europeos nos pongamos las pilas.
Rusia se ha erigido como principal enemigo exterior del proyecto europeo, pero China también supone un enorme desafío, sobre todo en el ámbito económico y comercial. ¿Cómo puede la UE afrontar ese reto?
China es un socio comercial muy importante, pero al mismo tiempo es un competidor y un enemigo en el sentido de que es un país que no comparte nuestra forma de hacer las cosas y que, como Rusia, también utiliza herramientas de desinformación para intentar influir en la realidad política y social de los países europeos. Conjugar esas tres realidades, esas tres chinas, es muy complejo, pero es ahí donde entra en juego el talento diplomático de los europeos.
¿Qué Unión Europea ve en los próximos cinco años?
Soy optimista. En los últimos 25 años he visto cómo se ha dado un paso hacia delante cada vez que se ha tenido que dar y cómo la UE se ha reinventado para poder seguir siendo útil a la gente cuando ha sido necesario. En esta última legislatura lo hemos visto clarísimamente. Así que creo que, aunque seguramente los próximos cinco años van a ser difíciles, la UE va a estar a la altura. Sin embargo, eso también dependerá de las elecciones europeas y de que la gente se dé cuenta de la importancia de votar para que haya un resultado constructivo, que ayude a avanzar.
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