La psiquiatra Anabel González explica cómo el miedo pasa a ansiedad cuando todo se complica
La psiquiatra acaba de publicar Por dónde se sale (Planeta, 2023) en el que habla de cómo las emociones mal gestionadas nos impiden vivir bien.
5 mayo, 2023 02:42Autoras de palabra con Rosa se cita con la psiquiatra Anabel González, especialista en curar las heridas emocionales, que acaba de publicar Por dónde se sale (Editorial Planeta 2023). Se trata de una guía para fortalecer nuestra salud mental y salir de los bucles que nos impiden avanzar.
Anteriormente, ha publicado Lo bueno de tener un mal día (2020) y Las cicatrices no duelen (2021) también con Editorial Planeta.
Caminamos huyendo del miedo, una sombra que nos sigue, nos paraliza y no nos deja pensar. Y huyendo nos metemos en un laberinto del que ahora no sabemos salir. La angustia nos empequeñece. La ansiedad no nos deja respirar. Entender qué nos está pasando y saber por dónde se sale es uno de los objetivos de Anabel González.
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A menudo el miedo que sentimos nos parece incompresible. Nos preguntamos por qué y nos damos cuenta a nivel lógico de que no es para tanto, pero las emociones van por otro lado y encontrar las raíces del miedo en cada persona es importante.
Cuando estamos ante algo que nos produce miedo nos bloqueamos. Es como si el cerebro no tuviera la capacidad o la facilidad para procesarlo.
Muchas veces nos quedamos paralizados porque es lo más sensato que podemos hacer. Es como un mecanismo de supervivencia. El problema es cuando hacemos esto con todo y aun teniendo recursos y una salida, estamos tan bloqueados por cosas que nos han ocurrido que no somos capaces de reaccionar. El miedo se convierte en ansiedad cuando las cosas se complican.
La ansiedad tiene que ver con el futuro. Sentimos miedo ante algo a lo que tenemos que enfrentarnos. La ansiedad aparece cuando vives angustiada por cosas que nunca te van a llegar a pasar. Y si pasan hay que contar con las trescientas mil veces que no ocurren.
Nuestro organismo tiene un mecanismo que es el modo detección de peligro: el modo “por si”. Pero si permanecemos demasiado tiempo en él, no somos capaces de ver los puntos de seguridad y esto es muy peligroso. ¿Cómo solucionarlo? Enseñando a nuestra mente a poner el foco en otras cosas. La psiquiatra apunta a saber diferenciar la emociones de alerta, miedo, ansiedad y pánico.
Esto sería sobre todo “un gradiente”. Pasar del miedo a la ansiedad primero y después al pánico, que sería el no va más porque ahí ya no tenemos ninguna capacidad para pensar. Somos emoción pura y vamos en modo supervivencia total.
Lo ideal es aprender a ser capaces de manejar el miedo cuando es pequeñito porque cuando crece es más complicado de gestionar.
A nivel emocional es importante aprender a reflexionar, que es otro de los focos del libro, lo que supone comprender cómo funciona la mente del otro.
Los apellidos del miedo
El miedo tiene apellidos: oscuridad, ansiedad, muerte, incertidumbre, parálisis. El miedo nunca es solo miedo. Tiene más matices. El miedo sin más se resuelve. La parálisis es otra cosa porque no deja que se produzca ningún tipo de acción relativa a lo que está pasando. Pasa algo que no me deja funcionar. Es cuando el miedo se queda metido en el cuerpo y empieza a ser un problema porque no recuperamos el nivel de calma: la serenidad.
Hay gente que está todo el rato en alerta porque cree que si se relaja ocurrirán cosas malas y no es verdad porque el miedo está preparado para activarse cuando sea necesario. Si no me relajo no disfrutaré de la vida. Gastaré toda mi energía en gastar las baterías y cuando el miedo crezca no podré afrontarlo por agotamiento, por estrés.
El apellido del miedo por excelencia es la incertidumbre. Justo lo contrario de la reflexión. Si consigo reflexionar tendré más controlado como sobrevivir a un conflicto. Qué debo hacer. Pero si yo lo que quiero es tenerlo todo controlado, lo que tenemos es un sucedáneo de pacotilla de la seguridad.
Vayamos donde vayamos, tenemos que llevar puesta la seguridad. De esta manera sabremos salir de la tormenta solos o pidiendo ayuda. Hay que tolerar la incertidumbre, de esta forma estaremos preparados para navegar.
La depresión no es tristeza
Por otra parte, es importante recordar que depresión no es tristeza, aunque la tristeza entra dentro de la depresión. La depresión es otra cosa. Es lo que llamamos “la rumiación”, que es tristeza con tortura.
A veces, debajo de la tristeza hay rabia que yo no me permito sacar y una vergüenza que no quiero ni mirar. La vergüenza también es una emoción complicada que puede contaminar todo lo que pasa.
Mientras, el miedo es un aprendizaje, lo traemos en el organismo de serie y es la vida la que le da forma, las experiencias, las relaciones, sociabilizar, a quién recurrir, pero sin engancharme, el apego.
Ser autosuficiente, pero no cien por cien, porque apoyarse en alguien siempre es bueno. Ojo, eso sí, con los extremos.
La salida del miedo no es la calma, si antes no hemos aprendido a tener seguridad.