Pallete: "Telefónica es un supercomputador diseñado para liderar la era digital"
"El mundo digital no podrá sustituir a un abrazo, una caricia o una mirada de ternura" // "Me gustaría que se creara una Agencia Internacional de IA con sede en España".
15 octubre, 2023 02:56José María Álvarez-Pallete, presidente ejecutivo de Telefónica, recogerá este lunes el Premio León de El Español a la Gestión Empresarial 2023. Lo hará unos meses antes de que el grupo de telecomunicaciones cumpla 100 años, un hito que llegará en abril de 2024 y del que muy pocas compañías pueden presumir.
Telefónica alcanza su centenario preparada para ser uno de los líderes de la era digital gracias a una constante transformación que la compañía ha llevado a cabo cumpliendo en todo momento con lo que la sociedad espera de ella. "Telefónica es el cuarto de transformación del futuro. Esta Telefónica es un supercomputador diseñado para liderar la era digital", asegura Álvarez-Pallete en una entrevista con EL ESPAÑOL-Invertia con motivo de los Premios Los Leones de 'EL ESPAÑOL' 2023.
Un futuro que no está libre de desafíos. El presidente de Telefónica recuerda que "vivimos en un cambio de era" marcado por una acumulación de tecnologías disruptivas como nunca se había producido. Pero entre todas, descata la inteligencia artificial (IA), especialmente la generativa, que supondrá "un punto de inflexión" probablemente superior a la llegada de la imprenta o la fisión nuclear.
Telefónica celebrará su centenario en abril de 2024. ¿Qué papel ha desempeñado la compañía en estos 100 años y cómo ha participado en el desarrollo y la modernización de la economía y la sociedad españolas?
Telefónica es una historia apasionante de constante transformación. Telefónica ha llegado hasta aquí porque ha sabido transformarse, anticipándose siempre a su tiempo y con una misión clara: dar servicio y ser de utilidad a la sociedad. Durante décadas desplegamos infraestructura de cobre para llevar la voz a los hogares españoles. Esas son nuestras raíces y desde ahí hemos evolucionado.
En los años noventa tomamos la decisión audaz de salir de nuestras fronteras, de convertirnos en la gran multinacional que somos. Anticipamos la banda ancha, supimos ver la llegada del móvil, la confluencia entre las telecomunicaciones y el entretenimiento y la importancia crítica de los servicios digitales. Ahora estamos viviendo un cambio de era y Telefónica está bien preparada para liderar las redes digitales del futuro.
Este nuevo tiempo requiere una evolución radical y reinventarse de nuevo, y una plataforma que ofrezca simplicidad por encima de la complejidad de los negocios actuales: Open Gateway es esa plataforma. Hoy, como hace casi cien años, nos adelantamos en la visión y en la ejecución. Llevamos casi un siglo conectando la vida de las personas y podemos decir sin miedo a equivocarnos que allí donde está Telefónica todo es mejor, porque tenemos un compromiso inequívoco con el progreso social.
La compañía que tengo el honor de presidir representa uno de los pilares de crecimiento más importantes en los países en los que opera y es decisiva para crear sociedades prósperas, justas, inclusivas y sostenibles. Los últimos cuarenta años han sido los mejores en la historia de España y Telefónica ha estado ahí, garantizando que sus vidas siempre estuvieran conectadas para seguir avanzando en la tarea compartida de crear un mundo mejor.
Un hito que Telefónica hará coincidir con su centenario es el apagado de su red de cobre en España. ¿Qué ha llevado a la compañía a adoptar está decisión?
Esta decisión está en consonancia con nuestros compromisos de eficiencia energética y de ofrecer a nuestros clientes, y al conjunto de la sociedad española, la conectividad más potente y moderna. Podemos decir orgullosos que España se encuentra a la vanguardia mundial en el despliegue de fibra óptica, algo a lo que desde Telefónica hemos contribuido de manera crucial.
Además de que esta fibra permite suministrar unos servicios de telecomunicaciones de la mayor calidad, también posibilita hacerlo de manera mucho más sostenible y eficiente. La fibra es un 85% más eficiente que el cobre y el 5G es hasta un 90% más eficiente que el 4G en términos de consumo de energía por unidad de tráfico.
Ahora estamos viviendo un cambio de era y Telefónica está bien preparada para liderar las redes digitales del futuro.
Gracias a esta evolución de nuestras redes, Telefónica ha conseguido reducir el consumo energético un 7,2% comparado con 2015, a pesar de que el tráfico gestionado ha aumentado 7,4 veces en el mismo periodo. Sin digitalización no hay ni habrá transición verde, y la transición del cobre a la fibra óptica lo evidencia de manera clara.
Es también un símbolo del centenario. Despedimos con honores a la red que nos vio nacer y protagonizó gran parte de nuestra historia del siglo pasado y damos la bienvenida al futuro, a la red más moderna de Europa.
Ese apagado es la demostración del cambio radical que se ha producido en las comunicaciones en los últimos años. ¿Cómo va a evolucionar nuestra forma de comunicarnos?
Estamos asistiendo a una revolución tecnológica sin precedentes, con una acumulación de tecnologías disruptivas como nunca habíamos conocido. Este hito está afectando de lleno a las comunicaciones, que desempeñan un papel fundamental en esta revolución. Web3, 5G, inteligencia artificial, IoT, Big Data, cloud, computación cuántica… el impacto de estas tecnologías en las comunicaciones está siendo ya histórico.
La softwarización de las redes no solo abrirá un nuevo mundo para las telecomunicaciones, sino que tendrá capacidad de alumbrar un nuevo paradigma, tal como demostramos en el pasado MWC con el lanzamiento de Open Gateway. Es crucial que sea así. La transformación digital debe llegar y beneficiar a toda la sociedad, sin dejar a nadie atrás.
Debemos ser conscientes de que esta revolución tecnológica debe asentarse en valores humanos. Es la tecnología la que debe estar al servicio de las personas, no al revés, y resulta clave aplicar un enfoque humanista y social que preserve el protagonismo y el respeto por las personas en este proceso.
Es la tecnología la que debe estar al servicio de las personas, no al revés.
Para todo ello, el mundo necesita un sector de las telecomunicaciones robusto y sostenible. Nada de cuanto está por venir sucederá sin nosotros. Tenemos la capacidad y la responsabilidad de construir las infraestructuras y las redes del futuro. Nosotros hacemos realidad el nuevo mundo digital. Podemos decir con orgullo que sin nosotros la revolución tecnológica más profunda de la historia de la humanidad no se habría producido.
En Telefónica consideran la Web3 y el metaverso como una parte fundamental en las comunicaciones del futuro. ¿Qué oportunidades brindan estos nuevos avances?
La Web3 es un cambio de paradigma porque va a descentralizar mucho la red y nos va a permitir ganar soberanía sobre nuestros datos individuales y, por lo tanto, sobre los colectivos. Estamos a las puertas de un cambio de era impulsado por la intersección de las capacidades telco, la computación, la IA y la Web3.
Esta combinación de tecnologías y la evolución del sector ofrecerán servicios y soluciones innovadoras con usos y aplicaciones reales como la automatización de la industria, el coche autónomo, las cirugías a distancia, los juegos interactivos, las comunicaciones holográficas o los mundos virtuales.
El metaverso va a generar muchísimo valor, porque todos tendremos una identidad en el mundo real y otra en el metaverso. Pero la verdadera revolución viene de la mano de la inteligencia artificial.
España está especialmente capacitada en este terreno por la ventaja que lleva en la digitalización, es el país con mejor conectividad de Europa y debe aprovechar la oportunidad para consolidar su liderazgo. Este escenario supone el reto definitivo para las empresas de telecomunicaciones. En Telefónica hemos estado preparándonos mucho tiempo para cuando llegara este momento y ahora estamos en una situación privilegiada para conjugar lo mejor de la tecnología y de los seres humanos.
Vivimos en un periodo marcado por una explosión de tecnologías. ¿Qué potencial ofrece la combinación de todas ellas y cómo influirán en la forma en la que nos relacionamos, trabajamos, comunicamos…?
Influirá de manera decisiva y multifactorial. La digitalización es un cambio de época que afecta a todos los órdenes de la vida y al que es necesario adaptarse como personas, como empresas y como países. La vida digital es la vida misma y la tecnología representa una parte fundamental del ser humano. La tecnología ha trastocado todos los sectores productivos y sociales. Ha cambiado nuestra forma de interactuar y nuestra forma de relacionarnos. Ha cambiado la manera en que trabajamos, viajamos y estamos en contacto con los demás. Es un cambio total.
Pero nunca hemos de olvidar que somos nosotros los que creamos la tecnología y los que tenemos la responsabilidad de dirigir ese cambio. Las personas han de dar finalidad a la tecnología. Depende de nosotros. Por eso tenemos una gran responsabilidad como personas en hacer un mundo mejor. A veces, es más fácil mirar para otro lado y echar la culpa, sin más, a la tecnología, a las máquinas, eliminando el factor humano de la ecuación. Vivimos tiempos en los que es más fácil culpar a lo ajeno, pero debemos cambiar el enfoque y situar a las personas en el centro del debate social.
También es importante recordar que habrá muchas cosas que no se podrán reemplazar en el mundo digital, como una sonrisa, una caricia, el abrazo cómplice de un amigo o la mirada de ternura y entrega de un familiar que nos recuerda quiénes somos sin necesidad de decir nada. Hay momentos, huellas emocionales, que no se pueden capturar y guardar en el móvil.
La inteligencia artificial se ha convertido en los últimos meses en el principal foco tecnológico, especialmente la IA generativa. ¿Qué oportunidades y qué retos presenta?
La inteligencia artificial generativa es un punto de inflexión en la humanidad, probablemente superior a lo que fue la llegada de la imprenta o la fisión nuclear. Es un sistema computacional capaz de generar nuevo conocimiento científico y de realizar casi cualquier tarea humana, por sofisticada que parezca.
La velocidad de aprendizaje de los actuales modelos de IA ha aumentado en un factor de cien millones de veces en los últimos 10 años. Es capaz de superar el examen de acceso médico y a la abogacía en el percentil más alto. Hoy, la IA generativa empieza a desarrollar capacidades complejas como el engaño. La posibilidad de distinguir un texto generado por una inteligencia artificial generativa o por un humano es ya imposible en la práctica.
Pero hay que ser optimistas, aunque parezca que nuestra sociedad ha perdido el optimismo; optimistas preocupados y ocupados para que los avances vayan siempre en la buena dirección, para que nos lleven a un sitio mejor. La tecnología siempre ha hecho avanzar a la humanidad y la IA tiene la capacidad de hacerlo de forma exponencial, pero no todo lo que puede hacer la tecnología es bueno o socialmente aceptable.
Hay momentos, huellas emocionales, que no se pueden capturar y guardar en el móvil.
Podría elaborar moléculas dañinas para el hombre o llevar los modelos de fake news o deep fakes a convertirse en una amenaza para la democracia a través de campañas masivas de desinformación sistemática e indetectable. Una inteligencia ilimitada puesta al servicio de intereses particulares puede crear armas químicas o cibernéticas de complejo control posterior.
La clave es situar al ser humano en el centro del debate y no perder nunca de vista que lo importante no son las máquinas, sino las personas. Hay que detenerse, reflexionar, pedir la opinión de las personas y escucharlas activamente. Es el momento de las Ciencias Sociales. Es el tiempo de la sociología, la filosofía, la antropología, el derecho… Es el tiempo de decidir cómo queremos que esto pase y sea bueno para todos, y no solo para unos cuantos.
Ha llegado la hora de parar y pensar como sólo los humanos somos capaces de hacerlo. Ha llegado la hora de parar y redactar un nuevo contrato social para decidir y determinar cuáles son los derechos y obligaciones básicas de personas y máquinas en este nuevo mundo. Ésta es la hora de los valores. Sólo así podremos ir todos juntos a un lugar donde merezca la pena estar; un lugar de tecnología donde nos reconozcamos como seres humanos.
Es, quizás, el momento de crear una Agencia Internacional para la inteligencia artificial, donde se puedan plantear cuestiones, debatirlas y generar consensos. A mí me encantaría que se creara y localizara en España.
Un aspecto que ha sido criticado desde la industria es la regulación europea en materia de telecomunicaciones y tecnología. Aunque se han dado ya algunos pasos, ¿qué cambios considera necesarios?
Europa debe redefinir a fondo las políticas regulatorias que rigen el ecosistema de las comunicaciones digitales y adaptarlas a las reglas del siglo XXI. Necesitamos aceptar la necesidad de escala para evitar la fragmentación del mercado, una revisión de la política del espectro y asegurar un uso responsable de las redes, una contribución justa y proporcionada por parte de los mayores generadores de tráfico a los costes de las infraestructuras de red del futuro, que son la puerta de entrada a los mejores servicios digitales para los europeos. Sobre estas tres premisas podremos construir, entre todos, el futuro digital de Europa y garantizar su autonomía estratégica.
Es el momento de crear una Agencia Internacional para la inteligencia artificial (...). A mí me encantaría que se creara y localizara en España.
La prosperidad de Europa, el bienestar de sus ciudadanos y la competitividad de sus empresas dependen de nuestra capacidad para desplegar el futuro de la conectividad, impulsado por redes seguras y ultrarrápidas de fibra y 5G, que serán los habilitadores de la próxima ola de la transformación digital. De no hacerlo, Europa corre el riesgo de quedarse rezagada frente a otras regiones del mundo.
La Comisión Europea ha presentado esta semana los resultados de la consulta pública sobre el futuro del sector de las comunicaciones electrónicas y sus infraestructuras. ¿Qué valoración hace?
El planteamiento a raíz de las respuestas recogidas en la consulta pública reconoce la obligación de actuar y subraya la necesidad de mayores inversiones. Por tanto, es crucial mantener el impulso y acelerar el proceso legislativo, en línea con la urgencia de las medidas que Europa necesita.
El sector europeo de las telecomunicaciones se encuentra en medio de una gran transformación; necesitamos asegurar una conectividad de primer nivel que habilite las tecnologías y los servicios a futuro para todos los consumidores y empresas europeas. Estamos de acuerdo con que el fair share es una pieza dentro de una solución mucho más amplia, como se recoge.
Establecer el marco regulador para impulsar una inversión sostenible y eficiente, así como para asegurar la innovación y la seguridad de una infraestructura digital líder es urgente para mantener la competitividad en Europa.
En este marco, es destacable que el sector de las telecomunicaciones es estratégico para el desarrollo económico y competitivo de Europa en su conjunto y así lo ha reconocido la Comisión diseñando el camino en la Década Digital.
En este sentido, desde Bruselas se han acometido diferentes iniciativas legislativas para impulsar sectores claves que requerían una acción desde el punto de vista de la soberanía y autonomía europea. Por ello, es el momento de abordar una nueva regulación para el sector que permita afrontar los desafíos, construyendo así una industria de las telecomunicaciones fuerte y competitiva. No se puede seguir regulando el mundo digital con las normas del viejo mundo analógico.
Un aspecto en el que Europa ha sido pionera es en el desarrollo de normativa destinada a proteger la privacidad y la intimidad de los ciudadanos y la seguridad de los datos. ¿Por qué considera que garantizar esa privacidad es fundamental?
Los datos son parte de nuestra dignidad como individuos y no pueden ser expropiados sin nuestro consentimiento expreso y sin una contrapartida justa. Los datos están transformándolo todo y permitiéndonos avanzar a un ritmo inimaginable. Sin duda, la Unión Europea ha sido punta de lanza en la aplicación de las normas que regulan la protección de los datos personales y eso es algo de lo que todos debemos estar orgullosos.
La privacidad es un valor fundacional de las sociedades democráticas y garantizar su aplicación, ofreciendo a las personas el control de sus datos bajo rigurosos principios de seguridad y transparencia, es fundamental a la hora de asegurar el desarrollo de la economía digital.
No se puede seguir regulando el mundo digital con las normas el viejo mundo analógico.
En este sentido, es esencial favorecer nuevos mecanismos que otorguen más control, mayor confianza y capacidad de elección al usuario sobre las decisiones que toma en el entorno digital. Es precisa una Constitución Digital, una carta de derechos digitales para garantizar nuestros derechos y valores en un futuro digital.
En un contexto como el actual, ¿cómo puede la Telefónica del futuro contribuir a luchar contra las fake news y la desinformación?
Vivimos en una época de conflictos, en todas partes y sobre cualquier asunto. Muchas cosas se presentan como bloques irremediablemente enfrentados: Oriente y Occidente; los viejos modelos industriales y el cambio climático; la automatización y la creación de empleo; la digitalización y la igualdad, y también entre la verdad y la desinformación. Y todo ello se produce en el interregno de un mundo que todavía no se ha ido del todo y una nueva era que apenas ha empezado a asomar por el horizonte.
El necesario vínculo entre el progreso material y el progreso ético parece haberse difuminado y provoca un estado de ánimo preocupante. Estamos perdiendo la fe en nosotros mismos y en la capacidad para construir nuestro futuro. La tecnología nos da el poder de cambiar y hacer más cosas, pero ese poder puede usarse para bien o para mal.
Cuando la tecnología promueve valores hiperindividualistas en detrimento de valores como la solidaridad, la empatía social o el contacto entre personas, la sociedad desconfía de ella y de quienes la proporcionan. Es ese estado de desconfianza, de profundo descontento, nos volvemos vulnerables y es ahí cuando la tecnología puede facilitar la manipulación de ese descontento.
La verdad es la piedra angular de la democracia. Nos estamos acostumbrando a un aluvión de noticias falsas que no son casualidad, se nos hace creer lo que queremos creer, se nos tribaliza y eso se hace además con elementos de tecnología. La IA ya no es que genere noticias falsas sino que genera personalidades falsas.
Nunca ha sido tan barato, tan eficiente y tan eficaz manipular la opinión pública y movilizar a las personas, hasta el punto de llegar a asaltar el Capitolio de los Estados Unidos. No debemos aceptar que la verdad se compone de verdades alternativas. Nada hay más falso que una media verdad. La verdad es lo que existe; la mentira es lo que se fabrica.
Las revoluciones tecnológicas tienden a dejar gente atrás y si no extremamos el cuidado, esta gran revolución agudizará las desigualdades. La desigualdad es el mayor desafío al que se enfrenta la sociedad. Las desigualdades no se arreglan simplemente con subsidios, se arreglan corrigiendo competencias. La recualificación y el aprendizaje continuo son clave para crear sociedades maduras, para el progreso y la libertad.
Para concluir, ¿qué balance hace de sus siete años como presidente de Telefónica y cómo valora los siguientes 100 años de la operadora?
Telefónica está hoy más cerca de la compañía que quiere ser que de la operadora que orgullosamente fue. Telefónica se aproxima a sus primeros cien años de vida y es un potente motor de generación de valor para todas las sociedades en las que opera y para los colectivos con los que se relaciona.
La era digital abre un nuevo mundo de posibilidades para Telefónica. Nos hemos preparado a conciencia en los últimos años para cuando llegara este momento y ahora estamos muy bien preparados para liderar el futuro, para doblar el cabo del primer siglo de éxito empresarial y seguir cumpliendo con todo lo que la sociedad espera de nosotros, que es mucho.
Telefónica es el cuarto de transformación del futuro. Esta Telefónica es un supercomputador diseñado para liderar la era digital. Y siendo una compañía con la más avanzada tecnología me siento todavía más orgulloso de poder decir que contamos con el mejor equipo humano que cualquiera soñaría tener: la familia Telefónica.
Telefónica fue, es y será el punto de encuentro de los mejores. Esta compañía siempre le da una oportunidad a quien se la pide. En Telefónica estamos orgullosos de ser los guardianes del enorme legado de quienes nos trajeron con inmensa entrega y generosidad hasta aquí, y tenemos el compromiso de asumir de nuevo ese reto permanente de liderazgo. Cumplimos cien años y seguimos avanzando. Hay trabajo por hacer y en Telefónica tenemos un gran plan por delante.
Es un privilegio y un honor presidir esta compañía.