Así conquistó Vox a los ideólogos de Trump: de la amistad entre Bardají y Bannon a Abascal en la Casa Blanca
Abascal mantiene una relación de años con la fundación Heritage, responsable de un programa político que ha servido de hoja de ruta al presidente estadounidense.
Más información: Abascal se reúne en EEUU con asociaciones pro Trump antes de su toma de posesión: "Hay un cambio y Europa debe elegir"
Todo empezó hace ahora cinco años. Vox era entonces un partido en auge. Después de repetirse las elecciones de 2019 había conseguido ganar 28 diputados y convertirse en la tercera fuerza política de España.
Su discurso había pasado de las habituales trifulcas internas a la "lucha contra el globalismo", que repetían otras fuerzas de la extrema derecha europea. Pero, para asentar esa estrategia necesitaba alianzas internacionales.
Donald Trump agotaba su primera legislatura en la Casa Blanca y, de puertas hacia fuera, su exasesor Steve Bannon intentaba aglutinar a esos movimientos soberanistas que habían despegado también en Europa. En ese momento conoció a los emisarios de Vox. Inventó un artefacto llamado The Movement, aunque quedó en un proyecto fallido.
Eso no impidió que estos partidos viajaran desde el Viejo Continente en peregrinación a Estados Unidos para obtener la bendición de Donald Trump como el padre benefactor de todos ellos. Él no ejercía de anfitrión, sino que dejaba esta tarea a sus ideólogos de cabecera, organizados en una serie de think tanks ultraconservadores.
Así, en 2020 Santiago Abascal acudió por primera vez a la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), la cumbre más importante para este tipo de movimientos y a la que suele acudir Donald Trump.
El proyecto de VOX despierta cada día más interés, también en EEUU. Hoy hemos tenido una intensa agenda con varios de los principales think tanks de Washington con los que hemos intercambiado ideas y propuestas: @Heritage, @IRIglobal y @AEI. pic.twitter.com/2bWgaR6Kda
— Santiago Abascal 🇪🇸 (@Santi_ABASCAL) March 2, 2020
Abascal asistió a la intervención del presidente estadounidense, si bien sus verdaderos cicerones fueron los responsables de la Heritage Foundation y los del International Republican Institute, dos importantes centros de estudios conservadores.
Ahora estas conexiones, sobre todo la mantenida en el tiempo con la Heritage Foundation, son las que le han abierto las puertas de la Casa Blanca al presidente de Vox. Y esta semana, al igual que ocurrió en 2020, Abascal ha escuchado en persona a Trump, aunque sus principales interlocutores fueron los dirigentes de la Heritage.
La diferencia es que esta vez Trump no hablaba desde el centro de convenciones de Maryland en el que se celebra la CPAC, sino que pronunciaba su discurso de investidura en la Casa Blanca. El presidente de Vox había sido el único político español invitado al evento.
La influencia de Disenso
Fuentes de Vox apuntan a que el hecho de que Santiago Abascal asumiera personalmente las relaciones internacionales del partido en 2020 permitieron ampliar horizontes. Ese año se creó también la Fundación Disenso, el centro de pensamiento ligado al partido, que ha ejercido como nexo en esas conexiones internacionales.
Su presidente es Jorge Martín Frías, un experto en Comunicación Política y licenciado en Filosofía, que había trabajado para la fundación FAES —presidida por José María Aznar— y como asesor en el Ayuntamiento de Madrid durante la etapa de Ana Botella.
Martín Frías, hoy eurodiputado de Vox, es uno de los principales responsables de diseñar esa estrategia internacional junto a los también eurodiputados Hermann Tertsch o Jorge Buxadé. Sus conexiones en el Parlamento Europeo han sido fundamentales para trazar alianzas en los últimos años.
En esta última visita a Washington los acompañantes de Abascal han sido Hermann Tertsch y Jorge Martín Frías.
Anteriormente, otro de los artífices de la estrategia internacional de Vox fue Rafael Bardají, quien antes de incorporarse al equipo de Abascal ejerció de asesor de Aznar en la Moncloa y de los ministros de Defensa Eduardo Serra y Federico Trillo.
Tras ser subdirector del Real Instituto Elcano y director de política internacional de FAES, Bardají entabló contacto con el primer asesor de seguridad nacional de Trump, Michael Flynn, y con su sucesor, H.R. McMaster,
También mantuvo una estrecha relación con Steve Bannon, principal estratega de Trump antes de caer en desgracia durante su primera legislatura en la Casa Blanca. El objetivo prioritario de Bannon, que antes había sido vicepresidente de la controvertida firma Cambridge Analytica, era que toda la derecha identitaria del mundo hablara con una sola voz.
Como relata Anne Applebaum en su libro El ocaso de la democracia, Bardají se toma a broma que en su entono más cercano le hayan puesto el apodo de Darth Vader. Hasta el punto de que utiliza la imagen del malvado de la saga Star Wars como avatar en su perfil de las redes sociales.
Más tarde llegó Disenso, cuya labor durante estos años "ha consistido en entablar relaciones con distintos actores, desde fundaciones como Heritage a otro tipo de personas influyentes del mundo conservador", apuntan fuentes de Vox.
Con Estados Unidos y Europa en el horizonte, pero también de forma muy sustancial con Latinoamérica, donde el partido de extrema derecha tiene al presidente argentino, Javier Milei, como un aliado y referente.
Vox pretende ejercer de puente entre Latinoamérica y los soberanistas a ambos lados del Atlántico y para ello, desde Disenso impulsaron otra alianza llamada Foro Madrid, que se encarga de celebrar encuentros anuales en diferentes países sudamericanos.
Allí, en esta suerte de Foro de Puebla a la inversa, se habla de adelgazamiento del Estado, políticas identitarias, familia, rechazo al aborto o a la diversidad sexual "ante el avance de la extrema izquierda". En definitiva, de todas aquellas cuestiones relacionadas con la llamada cultura woke y a la que todos estos movimientos combaten ideológicamente. La batalla cultural.
Disenso y Heritage Foundation comparten miembros como el investigador Mike González, que se define como "experto en la teoría de la raza crítica", y que después confluyen en citas como la del Foro Madrid.
La última edición de su cumbre anual se celebró en Buenos Aires, con la presencia de Santiago Abascal, Javier Milei, un representante del partido de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, o el mensaje por videoconferencia de la opositora venezolana María Corina Machado.
La hoja de ruta de Trump
La influencia de la Heritage Foundation en Estados Unidos se remonta a la época de Ronald Reagan, en la década de los ochenta. Entonces, en plena ola conservadora, éste y otros centros de estudios se convirtieron en referencia de las teorías liberales de la Escuela de Chicago.
Con el paso de los años, la Heritage Foundation se asentó como una de las instituciones más fuertes. Y ante la perspectiva de que Donald Trump pudiera regresar a la Casa Blanca, hace unos años redactó un programa de 900 páginas llamado Project 2025, del que ahora reniega el presidente estadounidense, pero que incluye muchas de las medidas que pretende aplicar en su segundo mandato.
El documento Project 2025 establece una serie de recomendaciones como una agresiva rebaja de impuestos, el despido de funcionarios, una mayor concentración de poderes en la figura del presidente, la extensión de los valores cristianos en el Estado o prácticas como prohibir el aborto en la asistencia médica. Trump ya ha firmado varios decretos muy similares a algunas de estas propuestas.
Durante la campaña electoral, los demócratas trataron de desacreditar su programa vinculándolo al Project 2025 y él se desmarcó de ello. "No sé quiénes son ni qué dicen", afirmó Trump.
Pero el presidente de la fundación, Kevin Roberts, colaboraba con el ahora vicepresidente y mano derecha de Trump, JD Vance; mientras que otros miembros de la fundación habían trabajado para la primera Administración de Trump, como Robert Severino, Victoria Coates o James Carafano.
Todos ellos estuvieron la semana pasada en la reunión que tuvieron Abascal y sus lugartenientes con los miembros de la organización.
"Europa no puede seguir hundiéndose con políticas woke y asfixiando a la industria y el campo", dijo Abascal durante la visita a los hombres que susurran a Trump. Después se marchó a otra cita con miembros del Instituto Hudson, otro think tank de este mismo universo conservador.
El presidente de Vox estaba invitado a la Casa Blanca en su condición de presidente del grupo europeo Patriots, fundado por el primer ministro húngaro, Viktor Orbán.
Otra posición desde la que el hombre de Vladimir Putin en Bruselas pretende que Abascal extienda lazos en Europa con otras formaciones ultraconservadoras —en la anterior legislatura formaba parte del grupo político de Giorgia Meloni— y que también le facilita la tarea en ese viaje por los recovecos del trumpismo.