La proyección de Armageddon Time, la nueva película del director estadounidense James Gray, centrada en una familia que persigue el sueño americano en el Queens de los años 80, con Anthony Hopkins, Anne Hathaway y Jeremy Strong en el reparto, abre este viernes una nueva edición del Festival Internacional de Cine de Gijón. En su 60 edición, el certamen se presenta como punto de encuentro en el que cineastas y espectadores se dejan arrastrar por la gran ola del cine independiente.
Serán nueve días en los que descubrir las miradas de creadores de todo el mundo a través de más de 250 proyecciones, y de disfrutar con la visita de más de un centenar de personalidades del cine de nuestro tiempo que presentarán sus nuevas producciones, conversarán con el público tras los pases y protagonizarán las actividades paralelas de esta edición.
Diseminadas por las distintas secciones del festival, aparecen grandes referentes del cine contemporáneo que siguen manteniendo la rebeldía de sus inicios. En una sección oficial con 33 largometrajes y trece cortos, repartidas en cuatro secciones (Albar, Retueyos, Tierras en trance y Cortometrajes), es en Albar -dedicada a miradas irreductibles de cineastas con gran trayectoria- donde encontramos a dos clásicos de Gijón como Hong Sang-soo y Ulrich Seidl.
El coreano, galardonado con el premio a la mejor película de Gijón en 2015 por Ahora sí, antes no y en 2018 por Hotel By The River, presenta La novelista, Oso de Plata en el Festival de Berlín, otra pequeña pieza de cámara que saca partido de las situaciones cotidianas para hablarnos de la creación artística.
Además, en la sección Crossroads, que proyecta algunos de los mejores filmes que pasan cada año por San Sebastián -donde también estará la celebrada La emperatriz rebelde, en la que Marie Kreutzer se acerca al personaje de Sissi Emperatriz con Vicky Krieps como protagonista-, aparece otro de los trabajos de Hong, Walk Up, en la que un director de cine de mediana edad visita a su hija, a la que no ha visto en años.
El austriaco Seidl, por su parte, llega a Gijón con el díptico conformado por Rimini (en la sección Albar tras pasar por la Berlinale) y Sparta (en Esbilla Espectru tras competir en San Sebastián). La primera aborda la historia de Richie Bravo, un carismático cantante del género Schalager venido a menos, y la segunda trata sobre un profesor con pulsiones pederastas que pretende convertir una escuela abandonada en Transilvania en una suerte de gimnasio-fortaleza. Así, Seidl sigue indagando en los rincones más oscuros del ser humano.
En Albar asoman también otros maestros como Werner Herzog, que compite con The Fire Within: Requiem for Katia and Maurice Krafft, un documental que juega con el archivo personal de los Krafft, el matrimonio de apasionados vulcanólogos que desaparecieron engullidos por el flujo piroclástico del japonés monte Unzen en 1991, o el canadiense Denis Côte, que en Un été comme ça ofrece un salvaje acercamiento a la adicción al sexo.
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Además, el ruso Kirill Serebrennikov -director de la magnífica Leto (2018)- narra en La mujer de Chaikovski la torturada peripecia de Antonina Miliukov como esposa del compositor y el argentino Mariano Llinás, autor de un monumental filme de culto como La Flor, realiza en Clorindo Testa una aproximación cinematográfica en forma de personalísimo thriller de investigación a la figura de su padre (el escritor Julio Llinás).
La última Palma de Oro
En la sección Esbilla, que ofrece un viaje único por las propuestas más sorprendentes del cine internacional más laureado, con títulos de diversas cinematografías y géneros, aparece la última Palma de Oro de Cannes: El triángulo de la tristeza, de Ruben Östlund (que ya había ganado este galardón con su anterior filme, The Square). El director sueco constata sin paños calientes la inutilidad de las clases altas a la hora de afrontar de forma pragmática las situaciones reales más acuciantes.
También aparecen en Esbilla directores de la talla del belga Dominik Moll, que en La nuit du 12 se acerca a un crimen sin resolver, o del argentino Santiago Fillol, que en Matadero aborda el rodaje en 1974 de un cuento sobre la matanza de unos trabajadores en un rancho de la Pampa en el siglo XIX que reverbera en la dictadura de Videla, así como una de las óperas primas más sugerentes del cine español en 2022: Suro, de Mikel Gurrea, Premio FIPRESCI y Premio Cine Vasco en San Sebastián.
Por otro lado, los Pases Especiales ofrecerán un trayecto irrepetible a través del mejor cine de autor internacional con la presencia de algunos de los más reputados directores de la actualidad. El cineasta catalán Albert Serra presentará tanto su primer filme, Honor de cavalleria (2006), como el último, Pacifiction, que compitió en la sección oficial de Cannes; el maestro portugués Pedro Costa ofrecerá una Master Talk antes de la proyección de su primer filme, O sangue (1989); el provocador francés Alain Guiraudie (El desconocido del lago) acompañará la proyección de Viens je t’emmêne, en donde recurre a su habitual ligereza y humor para abordar asuntos tan cruciales como el terrorismo, la xenofobia o la paranoia contemporánea…
Además, Elena López Riera presentará su muy celebrada ópera prima, El agua, y Pilar Palomero proyectará La maternal, su segundo filme después de ganar el Goya con Las niñas, por el que la jovencísima Carla Quílez ganó el premio a la mejor interpretación en San Sebastián.
María de Medeiros, Premio de Honor
También acudirá a Gijón la actriz, guionista, escritora, compositora y directora María de Medeiros, Premio de Honor del festival “por su fructífera y rutilante carrera que la han convertido en una de las cineastas más valoradas por público y crítica”, así como el resto de galardonados: la diseñadora de vestuario Sonia Grande (Premio Isaac del Rivero), la directora y guionista Patricia Ferreira (Premio Comadre de Cine), el guionista y director Dustin Lance Black -ganador del Óscar al mejor guion original por Mi nombre es Harvey Milk (Gus van Sant, 2008)- (Premio Rambal) y la actriz y directora Elina Löwensohn (Premio de Honor FICX 2022).
Esta última, una de las figuras claves del cine indie norteamericano de los 90, protagonizará uno de los focos del festival, donde se podrán ver películas como Nadja (Michael Almereyda, 1995) o Simple Men (Hal Hartley, 1992). Los otros dos focos están dedicados a la programadora, profesora y cineasta donostiarra Lur Olaizola, con los tres cortos que ha dirigido hasta la fecha, y a la directora francesa Patricia Muzay, autora de filmes como Saint-Cir (2000) o Sport de Filles (2011), en donde asimila el cine clásico con contenidos transgresores.
En su inabarcable programación, Gijón no se olvida de los más pequeños con la ya clásica sección Enfants Terribles, con trece largometrajes producidos en España, Francia, Holanda, Polonia, Colombia, Argentina o Brasil. El festival también presenta una panorámica por los últimos trabajos de directores españoles emergentes como Tito Montero (Hilos, en la sección Tierras en trance), Amat Vallmajor del Pozo (Misión a Marte, en Retueyos), Iratxe Fresneda (Tetuán, en Tierras en trance); Ángeles Huerta (O Corpo Aberto, en Esbilla Espectru), Rocío Mesa (Secaderos, en Esbilla Espectru) o José Luis Velázquez (Vamos a volvernos locos, en Esbilla Espectru). Además, en la sección Midnight Xabaz se recupera un clásico del cine de acción como Driver (Walter Hill, 1978).
La película de clausura la servirá el director francés Nicolas Parisier, que en Le perfum vert oscila entre la comedia y el misterio policiaco (y también el enredo romántico y la road movie) para contar la historia de un atribulado actor (Vincent Lacoste, ganador del Premio César) que es testigo y sospechoso de un asesinato y deberá ejercer como detective para salvar el cuello con la ayuda de Sandrine Kiberlain (que rubrica un delicioso doblete junto a Crónica de un amor efímero de Emmanuel Mouret, en la sección oficial).