
Estadio La Salera
Este es el estadio de fútbol más sorprendente y único de España: en pleno monte y con una pequeña grada
Un campo flanqueado por árboles, sin apenas gradas, y con una historia que se funde con la tierra de La Rioja.
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En un rincón escondido de La Rioja, entre caminos forestales, raíces de árboles y aroma a pino, se levanta uno de los estadios más insólitos y encantadores del fútbol español.
No tiene gradas monumentales ni tecnología de última generación, pero La Salera, campo del modesto Náxara Club de Fútbol, es un tesoro oculto que emociona a quien lo visita.
Situado en Nájera, al pie del Camino de Santiago, es una joya deportiva en mitad del bosque, una rareza que ha resistido al paso del tiempo y que ahora, más de medio siglo después de su inauguración, se prepara para acoger un partido de la Copa del Rey.
🏟️ Estadio "La Salera" 🏟️
— PC Fútbol (@pcfutbol) November 30, 2022
📍 Nájera (La Rioja) 🇪🇦 pic.twitter.com/p32Hp7EMuf
El escenario de Copa
La Salera, bautizada así por el histórico barrio en el que se encuentra, fue inaugurada el 28 de abril de 1966 con un partido entre el Athletic Club y el CD Logroñés, ambos en aquel entonces en categorías superiores.
Desde ese día, se convirtió en el hogar del Náxara C. F., modesto club riojano que ha escrito parte de su historia entre árboles, tierra y esfuerzo comunitario.
Lejos de ser un estadio convencional, el campo está literalmente dentro del monte, rodeado por naturaleza viva que invade poco a poco sus estructuras de hormigón.
Con una grada pequeña que apenas alcanza los 1.000 espectadores, el ambiente se convierte en algo íntimo y especial. Entre esos asientos hay 400 con un simbolismo particular: fueron donados por la Real Sociedad, procedentes del antiguo estadio de Anoeta tras su remodelación.
La Salera es, por tanto, un estadio con alma, con historia y con una identidad imposible de replicar.
Medio siglo de historia
La ubicación del campo —flanqueado por montañas y árboles— ha dado pie a muchas anécdotas, pero también ha supuesto un reto constante. A lo largo de los años, las instalaciones complementarias como el frontón cayeron en el abandono, especialmente tras el traslado de otros servicios deportivos al centro de Nájera.
Aun así, el esfuerzo de la Junta Directiva del club y de los socios ha sido clave para mantener el terreno de juego en condiciones óptimas para la competición. No hay lujos, pero sí pasión. No hay cemento, pero sí raíces, en todos los sentidos de la palabra.
Las raíces de los árboles que rodean el estadio se entremezclan con las del propio club y su gente, que cada semana acude a animar al Náxara, llueva, truene o haga sol. En los días de partido, el bosque cobra vida.
Ascenso a la vista
La temporada 2024-25 está siendo histórica para el club. A falta de siete jornadas para el final del campeonato, el Náxara suma ya 74 puntos, diez más que su inmediato perseguidor, la UD Logroñés Promesas.
Este rendimiento le ha asegurado ya una plaza en la próxima edición de la Copa del Rey, competición que volverá a traer fútbol de alto nivel a este rincón singular.
El Náxara jugará la primera ronda contra un equipo de Primera RFEF o de Segunda División, y en caso de clasificarse, tendrá el privilegio de recibir a un equipo de Primera División.
Esto implicaría que un club de élite español jugaría un partido oficial en pleno bosque, un hecho sin precedentes que pondría a La Salera en el foco mediático nacional.
El Naxara CD, club de La Rioja 🇪🇸, está por ascender a #2RFEF (4ª división).
— Fútbol Sin Reflectores (@FutSinReflector) March 24, 2025
A falta de 7 partidos tiene ventaja de 10 puntos sobre Logroñes B.
Juegan en esta peculiar pero hermoso estadio llamado La Salera. pic.twitter.com/59NL8CKHQV
La clasificación matemática llegó tras una victoria por 2-0 ante la Peña Balsamaiso, con un doblete de Orodea, mientras que la UD Logroñés Promesas solo logró empatar.
Este resultado ha afianzado aún más el liderato de los blanquiazules, que no solo sueñan con la Copa, sino también con un posible ascenso a Segunda Federación.
El Náxara no es un recién llegado al fútbol competitivo. En sus doce temporadas en Tercera División, el club ha saboreado el éxito en diversas ocasiones.
En la campaña 2010-11 lograron finalizar como líderes, y en las temporadas 2013-14 y 2015-16 también brillaron con sendas terceras y cuartas posiciones.
Esta temporada, pese a tener un equipo modesto, está resultando especialmente brillante, con nombres destacados como Alex Merino, Miguel Martínez o Diego Parrado liderando sobre el césped.
Gracias a un equilibrio entre veteranía, cantera y compromiso, el club ha tejido una identidad competitiva sin renunciar nunca a su espíritu de comunidad. Es el fútbol de pueblo llevado al máximo nivel de dignidad deportiva, con resultados que desmienten el tópico de que solo los grandes presupuestos conquistan metas.
Más allá del fútbol
La Salera no es solo un campo de fútbol. Es un símbolo. Es el lugar donde se mezclan generaciones de vecinos, donde el fútbol se convierte en excusa para el encuentro. Es, también, una postal viva del Camino de Santiago, por donde pasan peregrinos sorprendidos ante un estadio que parece sacado de un cuento rural.
Desde su peculiar grada se escuchan cánticos, risas, reproches al árbitro y abrazos entre gol y gol. Allí no hay palcos VIP ni videomarcadores, pero sí hay barro, aroma a hierba mojada y un respeto sagrado por el balón.
Ese respeto, tan difícil de encontrar en el fútbol moderno, es el que ha hecho de La Salera un estadio único. La posibilidad de ver a un equipo de Primera División jugar en La Salera no es una simple utopía, es una opción real.
Si el Náxara supera la primera ronda de la Copa del Rey, un grande del fútbol español podría pisar el mismo terreno en el que cada semana se entrenan los jóvenes del pueblo. El contraste sería abrumador, pero también profundamente poético. Una imagen para la historia.
Mientras tanto, el club sigue su camino, jornada a jornada, con la humildad como bandera y la ilusión como combustible.
En tiempos en los que el fútbol se mide en derechos televisivos y fichajes millonarios, La Salera recuerda que aún existen lugares donde el deporte conserva su esencia más pura. Y desde ese bosque encantado de La Rioja, el Náxara sueña con seguir haciendo historia.