"Noqueado": En el boxeo, dejar al adversario fuera de combate (DRAE). Así empezamos la semana, con el líder nacional del PP cometiendo una torpeza más en su carrera de asalto a la Moncloa, respondiendo a Carlos Alsina seguramente sin pensar su respuesta y dándole balas al Gobierno de Pedro Sánchez, que ha puesto todo su empeño en que la Comunitat Valenciana vuelva a manos de socialistas, nacionalistas y comunistas.
Yo no dudo que Carlos Mazón quedó muy "afectado" por la muerte de 224 personas en la provincia de Valencia tras la riada. De no haber quedado afectado dudaría de su catadura moral. Supongo que igual que afectado quedó Emiliano García-Page con los 7 muertos de Castilla-La Mancha, donde tampoco nadie recibió ningún aviso. O Juan Manuel Moreno Bonilla con el muerto en Andalucía. Pero de afectado a noqueado va un trecho, entre otras cosas porque Mazón se puso al frente de las explicaciones públicas esa misma noche y a la búsqueda de desaparecidos a la mañana siguiente, cuando se pudo.
No nos basta con tener todo un ecosistema de medios de comunicación vendidos a ese empeño sanchista de permanencia en el poder aunque no ganase las últimas elecciones. Un empeño que pasa por justificar desde la amnistía a Puigdemont y sus golpistas a la 'Ley Begoña' para que la esposa del presidente salga de su paso por los juzgados sin consecuencias. Por cierto, si no han visto el vídeo del hermano de Sánchez declarando, se lo aconsejo encarecidamente. No tiene desperdicio.
La derecha española parece hacer méritos todos los días para ayudar a Sánchez en su objetivo. Y para ello es necesario que Mazón caiga. Porque Feijóo no llegará a la Moncloa si la Comunitat Valenciana vuelve a manos de la izquierda, lo puede tener seguro.
Entre tanto, en la Comunitat Valenciana somos muchos los que creemos que más allá de la actuación de Mazón asumiendo la Emergencia sin los recursos necesarios en una autonomía infrafinanciada que apenas tiene para pagar la Sanidad, la Educación y los Servicios Sociales -yo creo que ese fue su error-, la responsabilidad de lo sucedido el 29 de octubre en Valencia es del Gobierno central que ni hizo las obras necesarias para salvar vidas ni vigiló los barrancos que finalmente provocaron la asesina riada.
Somos muchos también los que creemos que es más justo vivir en una comunidad autónoma en la que se ha suprimido los impuestos de sucesiones y donaciones (porque esos impuestos ya los han pagado nuestros predecesores); en una comunidad autónoma en la que los padres pueden decidir la lengua vehicular con la que se educa a sus hijos (en cumplimiento de la Constitución Española y los derechos de igualdad de oportunidades en todo el territorio nacional); o en una comunidad autónoma en la que no se cobra un impuesto-extorsión a la gente por venir a visitarnos.
El viernes, el presidente de la Generalitat sufrió unas protestas en la Universidad de Alicante por parte de un grupito de nacionalistas que han perdido las subvenciones para mantener el pancatalanismo en las aulas, y por parte de un grupo de universitarios exaltados.
De los segundos apenas se puede decir nada. ¿Quién no ha sido universitario y ha protestado contra cualquier poder establecido? Va de suyo. Pero la protesta de los chicos (por decir algo, ya que todos peinan canas) de La Cívica-Escola Valenciana liderados por el activista alicantino Ismael Vicedo, da más lástima que preocupación.
Tuvieron que correr mucho para repetir la protesta contra el presidente en la Conselleria de Turismo una hora después. Pero apenas 12 nacionalistas se pusieron detrás de la pancarta contra Mazón junto a Vicedo, el beneficiado en 2016 de una contratación pública realizada por su pareja -¡menuda ética personal para exigir ética a los demás!-, la entonces edil de Compromís de Alicante, María José Espuch.