A Casa do Rock: escuela de rock, estudio, sello y tienda en Santiago de Compostela
A Casa do Rock inició su actividad hace diez años en Teo con una pequeña sala. Ahora cuenta con una plantilla de 16 profesores, un enorme local en el centro de Santiago y en plena pandemia amplió su oferta con una tienda de instrumentos.
25 abril, 2021 18:14A Casa do Rock inició su actividad hace diez años en Teo con una pequeña sala. Ahora cuenta con una plantilla de 16 profesores, un enorme local en el centro de Santiago y en plena pandemia amplió su oferta con una tienda de instrumentos.
"Empezamos con A Casa do Rock porque creíamos que, en base a nuestra experiencia, hacía falta una escuela más fresca a nivel de estilos, que no toda la formación tuviese que ser en clásico o jazz", explica en una entrevista concedida a Quincemil el director de la escuela, Adrián Hernández.
Origen
Así, en 2011, de la mano del propio Hernández y de Mou -ambos procedentes de Magisterio Musical y músicos profesionales- nace A Casa do Rock, con una pequeña sala en Teo.
"Empezamos en Teo con una sala, después con dos, con tres… y tres años después, cuando ya teníamos un mínimo de alumnos para poder pagar un alquiler en Santiago, empezamos a hacer obras y nos instalamos donde estamos ahora, en Rosalía de Castro", explica Hernández.
La situación actual de la escuela, con catorce salas, es el resultado "del esfuerzo y de ir poco a poco, paso a paso".
A día de hoy la plantilla de A Casa do Rock está compuesta por 21 profesionales, con 16 profesores de todas las disciplinas -técnica vocal, guitarra, bajo, batería o teatro musical-, cuatro recepcionistas y una limpiadora.
"Tenemos también un estudio donde empezó la empresa, en Teo, y a mayores contamos con el estudio de Iago Pico, que es autónomo pero le gusta dar clase y es uno de la familia, así que es como una aula expandida de la escuela", prosigue.
Aunque la escuela es la actividad principal de A Casa do Rock, la empresa fue ampliando su oferta de servicios, con el estudio de grabación y sello discográfico, la posibilidad de alquilar salas para ensayar o incluso alquilar todo el backline para un concierto.
La incorporación más reciente es una tienda que arrancó a finales de 2020, ya en plena pandemia, y "llegó para quedarse", ya que "es un plus añadido a la empresa".
"Aunque no dependamos de la tienda, siempre es un valor añadido que está muy bien, además de que le podemos ofrecer a los alumnos instrumentos y material con un descuento", añade Hernández, quien destaca la posibilidad de probarlo todo en las clases para saber qué elegir.
El método
A Casa do Rock cuenta con un método formativo propio, aunque desde 2013 es también centro examinador oficial Rock School y prepara a los alumnos para esta prueba
"Ofrecemos la formación que nos hubiera gustado recibir, no solo con teoría y lenguaje musical: desde que empezamos con alumnos de tres a seis años lo intentamos hacer más lúdico y libre para que le cojan el gusto a la música, jugando con los instrumentos desde el primer día mientras van realizando actividades de pulso, coordinación o baile", detalla el director de la escuela.
Así, el objetivo fundamental de la escuela es, además de enseñar, que los alumnos "disfruten de la música" y "le cojan gusto", para que se lancen a escuchar y descubrir grupos y después escoger qué quieren hacer. "Lo importante es darles opciones", apunta Hernández.
"El verdadero potencial de la escuela está también en que ofrecemos la posibilidad de organizar festivales o de formar bandas, grupos y combos: es lo chulo, los alumnos se van conociendo y de aquí salieron grupos o amistades, y eso es una pasada", continúa.
La actividad de A Casa do Rock no está limitada a la formación de los jóvenes: también son muchos los adultos, bien sea por quitarse esa "espina clavada" de no haber tocado antes o por acompañar a hijos y nietos, quienes se deciden a descubrir la música.
"A veces vemos ese pensamiento limitante de ‘como no pude tocar de pequeño, ahora ya no puedo’, pero lo mejor que puedes hacer si te gusta la música es aprender: puede que no vayas a ser Beethoven, Mozart o Yngwie Malmsteen, pero vas a disfrutar", invita el cofundador del centro.
La pandemia
Al igual que para todas las actividades, la pandemia supuso un golpe para A Casa do Rock, aunque antes del estado de alarma ya se habían estado preparando para la nueva realidad, viendo lo que ya les había pasado a compañeros de otras escuelas en Italia.
"La semana antes de la declaración del estado de alarma ya estábamos pendientes y el lunes ya estábamos con todo preparado para las clases online", explica.
Toda la escuela se adaptó a la nueva coyuntura, cambiando el WiFi por cable de red y dotando a cada aula de un ordenador con cámara web o trípode para poder dar clases desde la distancia o, ahora que es posible, mixtas.
Acostumbrados a los festivales de fin de curso y a actividades durante todo el año -especialmente en verano-, A Casa do Rock lleva un año sin organizar eventos, aunque este mismo fin de semana sus alumnos volverán a ofrecer conciertos en la I Festa do Libro e da Cultura, en el Seminario Menor.
"Creo que hay que ir empezando a hacer estas cosas, no seguir esperando eternamente: hay que respetar al Covid, pero si la gente está separada y se hacen las cosas bien no va a pasar nada", concluye.