Aquí se capturaron cerca de 12.000 cetáceos

Aquí se capturaron cerca de 12.000 cetáceos Turismo de Cee

Escapadas

El último reducto ballenero de Europa está en este pueblo de Galicia: se capturaron cerca de 12.000 cetáceos

Más allá de la exuberante naturaleza y deliciosa gastronomía protagoniza, la Costa da Morte alberga rincones llenos de historia

Puede interesarte: ¿Dónde empieza y dónde acaba realmente Costa da Morte? Así se resuelve el debate histórico

Publicada

La Costa da Morte guarda pequeños secretos que sorprenden al visitante. Este escarpado geodestino de la provincia de A Coruña se extiende a lo largo de docenas de kilómetros. Playas desiertas, ensenadas y acantilados forman un paisaje inconfundible, señal de identidad de este lugar de especial encanto.

Más allá de la exuberante naturaleza y deliciosa gastronomía protagoniza, la Costa da Morte alberga rincones llenos de historia. Un ejemplo perfecto es la parroquia de Ameixenda (A Coruña). Este municipio de Cee acogió la mayor planta ballenera de España y, además, cazó la última ballena en Europa.

El último reducto ballenero de Europa

Factoría de Caneliñas, en los años 20 del siglo XX.

Factoría de Caneliñas, en los años 20 del siglo XX. Archivo de Álex Aguilar

La parroquia de Ameixenda (A Coruña) fue el último reducto ballenero de Europa. Enclavada en la abrupta Costa da Morte, aún resisten las ruinas de la última factoría de Europa. La vieja ballenera de Caneliñas es un testimonio olvidado de una industria que marcó la historia de Galicia.

El primer registro conocido de la caza de ballenas se remonta a hace más de 5.000 años, pero el inicio del exterminio comenzó en el siglo XVII, momento en el que se iniciaba la caza industrial e indiscriminada de este precioso mamífero.

Se estima que durante la década de 1930, apunta Iván Fernández Amil, colaborador de este medio, más de 50.000 ballenas fueron capturadas cada año en todo el mundo y que en la primera mitad del siglo XX se dio caza a más de 1,3 millones de estos animales.

En Galicia, la vieja ballenera de Caneliñas comenzó siendo una fábrica de salazón, propiedad de Andrés Cerdeiras Pose, de la que actualmente se conservan sus paredes. Esta actividad derivó hacia la caza y despiece de cetáceos debido a su emplazamiento estratégico.

Se trataba de una ensanada protegida de los vientos y con gran abundancia de cetáceos que eran cazados en las costas próximas por barcos especializados. Del tratamiento de estos animales, en los primeros tiempos, se obtenía aceite y otros derivados.

"Además, se aprovechaban las barbas de las ballenas para la confección de las armazones de los corsés de las mujeres", añade Turismo de Cee.

Entre 1924 y 1927, este enclave industrial fue adquirido por una empresa noruega fundando la primera factoría ballenera moderna de España. Sin embargo, los métodos de caza intensiva utilizados por los noruegos mermaron rápidamente la población de cetáceos y obligó al cierre al poco tiempo.

"En los años 30, una empresa española se hizo cargo de las instalaciones, aunque años más tarde volvió a manos de otra empresa noruega bajo el nombre de Industria Ballenera S.A. Esta mantuvo la actividad ampliando las instalaciones y exportando su producto al mercado japonés a partir de 1970.

El bloqueo internacional al régimen franquista, la falta de divisas y el Tratado de la Comisión Ballenera Internacional encaminaron hacia el terrible final de Caneliñas. La factoría cerró de forma definitiva en 1985 debido a la moratoria mundial en la caza comercial de ballenas.

En la actualidad, este enclave de Cee conserva buena parte de las instalaciones tanto de los primeros tiempos, como de otras épocas, como el muelle para atraque de las embarcaciones, un almacén para desechos transformados en harinas, la rampa de izado de ballenas y zona de despiece, aljibes y depósito de aceite.

"Las ruinas de Caneliñas constituyen el último gran vestigio de la industria ballenera en Europa, en el que se capturaron cerca de 12.000 cetáceos, cuyos productos fueron usados en diferentes sectores como alimentación, cosmética y la industria química", concluye Turismo de Cee.