Enseñar en remoto en Galicia en tiempos de pandemia
Una serie de consejos y principios para afrontar la formación online tanto a nivel particular como a nivel de empresa
8 mayo, 2020 06:00Todos estamos aprendiendo, algunas personas están aprendiendo a desaprender para volver a aprender. Las organizaciones también. En algunos casos, de forma abrupta, sin preparación, sin reglas conocidas, adaptándose y descubriendo sobre la marcha. En el campo de la formación también, cuesta impartir una sesión sin ‘palpar’ el ambiente del aula, sin poder moverte entre las mesas, sin poder recoger esa comunicación no verbal y paraverbal de nuestro alumnado ahora suplido por varias decenas de pequeñas ventanas con o sin imagen. ¿Desaprendemos?
Espero que te encuentres bien, que personal y profesionalmente estés reforzándote para esta NN [Nueva Normalidad] que nos viene. Como ya sabrás, el sistema educativo es uno de los ámbitos, al igual que muchos otros, que ha tenido que readaptarse y reformularse, rápidamente, para sobrevenirse a esta situación. Me gustaría sumar ‘al sistema educativo’, también el ámbito formativo o el ámbito de la formación no reglada, ámbito que aparece en los medios en contadas ocasiones o del que no se suele hablar muy a menudo.
Podemos decir que la FNR [Formación No Reglada] es el ‘pariente pobre del sistema educativo’. Mientras que el sistema educativo depende de la autoridad educativa, la formación no reglada depende de la autoridad laboral. Aunque ambos sistemas están conectados a través del procedimiento que regula el Reconocimiento de la Experiencia Profesional ya que el marco legal de la FP [Formación Profesional] y los CdP [Certificados de Profesionalidad] se basan, para su desarrollo, en el mismo marco legislativo, la Cualificación Profesional.
Estos semanas hemos visto como hay entidades, de ambos ámbitos, que han marcado la diferencia bien porque ya estaban preparadas o bien porque habían iniciado la incorporación de la modalidad de teleformación dentro de sus opciones de impartición. Bien como apoyo, como única modalidad o bien como soporte dentro de la legislación que regula su actividad formativa / educativa . Para aquellas que no lo han hecho el proceso no es inmediato y requiere un poco de reflexión inicial y no lanzarse ‘a tumba abierta’. Revisamos, en este artículo, las posibles opciones y consideraciones que cualquier pequeña y no tan pequeña empresa debe tener en cuenta.
Para afrontar una transición de este tipo debemos valorar varios ámbitos de nuestra situación y empresa, los más importantes son: nuestra capacidad tecnológica, nuestra metodología o metodologías didácticas y nuestros recursos humanos; ¿están todos preparados para afrontar este cambio? Veamos:
1. Nuestra capacidad TIC
Pasar nuestra formación a la modalidad de impartición e-learning [teleformación] o b-learning [blended learning o semi presencial] requiere optar por una plataforma que soporte todo el proceso de enseñanza – aprendizaje (sí, ya sabes, las personas docentes enseñan y el alumnado aprende; si no hay intención por ambas partes, no continúes leyendo ☺).
Si nuestra empresa tiene un sitio web u otros servicios en la nube, seguro que lo hace a través de un hosting. Una de las primeras opciones es consultar con nuestro hosting si hay personal especializado que pueda instalar una plataforma de eLearning y, si es así, ¿cuál podrían instalar?.
La mayoría de los servicios de hosting ofrecen la posibilidad de instalar plataformas de teleformación basadas en software libre, suele ser un proceso que requiere una pequeña intervención técnica, no muy compleja. Comprobar los requisitos del servidor, ajustar las copias de seguridad y temporalización de procesos, entre otras. Con esta instalación, tendríamos un LMS (Learning Management System, Sistema de Gestión del Aprendizaje) listo para comenzar a organizar nuestra oferta formativa.
Si no tienes recursos humanos que se hagan cargo de la configuración de tu aula y de aspectos de tipo técnico, tienes la posibilidad de contratar un paquete llave en mano que incorpore Hosting + instancia de AULA VIRTUAL + complementos, como un sistema de videoconferencia integrado o algún módulo de informes específicos que requiera la normativa que regula la formación que tu entidad imparte. Normalmente esta opción suele incluir un coste mensual + un coste/usuario; por ejemplo si incluye videoconferencia puede que el coste límite el número de videoconferencias mensuales. Como te puedes imaginar existen distintas opciones de configuración y costes. Tendrás que ver que planes se adaptan mejor a tus necesidades.
Entre las distintas opciones o ‘marcas’ que te puedes encontrar, cuando realices tu análisis, aparecerán, entre otras, Moodle, Dokeos, BlackBoard, EdModo, Google Classroom, etc… La mayoría suelen responder a una filosofía de trabajo por lo que deberás examinar si responden a tus necesidades y requisitos. Por ejemplo, Moodle, está basada en software libre y es una de las más usadas en formación no reglada debido a la posibilidad de incorporar nuevas funcionalidades a través de módulos de terceros o de desarrollo propio. BlackBoard muy usada en grandes corporaciones ya que se encargan de todo el ámbito técnico de sus actualizaciones y nuevas funcionalidades. Google Classroom, donde todo el contenido que usamos gira en torno a la nube Google (Drive, Youtube, Documentos, Hoja de Cálculo, Formularios, etc…).
Una última opción, es afrontar un desarrollo propio, opción menos recomendable ahora mismo, sobre todo si la situación actual te ha pillado fuera de juego.
A partir de este proceso inicial entran otras consideraciones que debemos valorar y es el carácter de nuestra formación y su marco legal las que marcaran las pautas, en la mayoría de los casos. Estas son las casuísticas más comunes:
- ¿Eres una empresa de formación que imparte títulos propios y emite certificados propios? No necesitas nada más que ponerte a trabajar, si acaso, contratar el desarrollo de un tema personalizado para que tu aula se integre con tu imagen corporativa.
- ¿Eres una empresa que imparte formación bonificada o formación en el ámbito laboral, tanto para personas ocupadas como desempleadas? Bien, ármate de paciencia y revisa la normativa, pues tu plataforma debe contar con unos requisitos técnicos (establecidos en BOE, DOG, etc…) que, entre otras cosas, permitan la obtención de informes automáticos por parte de la autoridad laboral, gestionen y registren un control exhaustivo de la trazabilidad de la actuación del alumnado participante, cuenten con unos contenidos formativos homologados, etc… Esta normativa se ha visto afectada por la situación actual, y se han incorporado nuevos requisitos que garanticen la firma electrónica o algún sistema de validación para garantizar que el alumnado se conecta a los Webinar o el aula.
Afronta esta decisión con calma, revisando la información oficial de cada plataforma y opción y los análisis de terceras personas sobre ellas. Si conoces a alguna empresa de tu sector que haya implantado una solución, y tienes oportunidad, quizás deberías visitarlos para conocer una experiencia de primera mano.
Metodología(s) de impartición
De forma paralela a la decisión anterior debemos reflexionar sobre nuestra metodología formativa actual, entre otras cuestiones: ¿Es posible adaptarla a la modalidad de teleformación? ¿Necesito pensar en una nueva estrategia metodológica para impartir nuestra formación habitual utilizando una plataforma de teleformación? Tiene sentido impartir nuestras especialidades, en su totalidad de horas, en esta modalidad o debemos / tenemos que impartir parte en teleformación parte en presencial (modalidad blenden learning])? ¿Conocemos y estamos aplicando ya las denominadas metodologías activas? ¿Todas las herramientas didácticas que necesito se encuentran en la plataforma de teleformación o mi metodología requiere otras herramientas complementarias? ¿Puedo convertir mis contenidos en recursos que puedan ser trabajados en el aula virtual?
Puede que algunas de estas preguntas las responda la normativa asociada a la formación que impartes o, al menos, te dé una pista de qué debes hacer para cumplir los requisitos de impartición. Si trabajas en el ámbito de la formación ocupacional y continua seguro que ya oíste hablar del estándar SCORM, que regula la comunicación entre contenido didáctico y plataforma, registrando la trazabilidad del alumnado participante.
Si te fijas, las preguntas anteriores estaban centradas en el yo de nuestra organización, pero la razón de ser de ésta es nuestro alumnado, así que el trabajo en esta parte es duro, ya que tendremos que organizar los objetivos didácticos de nuestras acciones formativas en torno a los recursos que nos ofrece el aula virtual y a nuestro ‘know-how’. Casi nada.
3. Recursos humanos
Las competencias docentes para impartir formación, en la modalidad de teleformación, no son las mismas que para impartir formación en la modalidad presencial. La pérdida de las claves de comunicación presencial deben recuperarse a través de otras habilidades, principalmente a través de la comunicación escrita y la comunicación oral, esta última mediante el uso de un sistema de videoconferencia. Prepara una sesión formativa donde tengas que compaginar recursos para trabajar el alumnado en clase, tareas de corrección automática, tareas individuales y colaborativas de corrección manual.
Es un ejercicio interesante impartir una sesión de 45 minutos, a través de una videollamada, sin nadie, pero impartiendo la sesión como si tuvieses alumnado, prueba a hablar, compartir tu pantalla con tu presentación, intercambiar tu pantalla y acceder a tu navegador para mostrar unos recursos, intercala preguntas entre tu exposición para captar la atención del alumnado.Nada que no hicieras en tu aula, pero el entorno y el contexto son diferentes, el esfuerzo es distinto. Grábate y revisa el resultado.
Para orientarte en la capacitación de los recursos humanos docentes, con el uso de las TIC en general puedes seguir las recomendaciones del Marco de Referencia de la Competencia Digital Docente, que define la 21 competencias que una o un docente debe poseer actualmente. Si impartes formación en el ámbito laboral seguro que ya sabes que es requisito docente el contar con formación específica, en la tutorización de acciones formativas en teleformación, de al menos 30 horas de duración con unos contenidos orientativos especificados en normativa BOE. Si impartes formación en el ámbito privado, tu equipo docente debería de contar con formación metodológica en este ámbito, en caso contrario fallará una o la pata más importante de toda tu estrategia. Será fundamental que cuentes con los costes de formación para tu equipo docente.
Como ves, transformar tu estrategia de impartición, de la modalidad presencial a teleformación no puede ser un resultado de una acción de un día para otro, aunque la situación nos esté empujando con prisa. A los tres pilares que hemos revisado en este artículo tendrás que añadirle otros temas colaterales pero no menos importantes como la accesibilidad de tu plataforma o el cumplimiento del RGPD. Es necesario una reflexión inicial que sentará las bases de nuestra estrategia en la modalidad de teleformación, al menos a corto y medio plazo.
Referencias:
- Orden TMS/369/2019, que regula el Registro Estatal de Entidades de Formación y los procesos de acreditación e inscripción de las entidades de formación para impartir especialidades formativas incluidas en el Catálogo de Especialidades Formativas.
- Ley orgánica 5/2002 de las Cualificaciones y la formación profesional
- Ley 30/2015 que regula el Sistema de formación Profesional para el empleo
- Marco de referencia de la Competencia Digital Docente
Carlos Parada Gandos es Diplomado en Informática y Posgrado Experto en eLearning.