La historia del mafioso ruso Vladímir Anatolyevich Tyurin alias Tyuric es de película (de gánsteres), pero no más de película que la de María Petrovna Maksakova-Igenbergs, quien pasó de cantar el Barbero de Sevilla en el Bolshói de Moscú a encajar en la provincia de Alicante las palizas del hampón más peligroso de España y de Rusia. Tras su accidentada separación de Tyuric, la diva se sobrepuso a aquella relación y se convirtió en diputada por Rusia Unida, el partido de Putin. Pero luego se enfrentó a los apparatchik del Kremlin porque le pesaba la conciencia y cayó en desgracia.
Arriesgando su vida, Maksakova le ha vuelto la espalda al Gobierno de Rusia para convertirse en una disidente y en un símbolo de la resistencia ucraniana. Pero en lugar de huir a Europa Occidental, se ha mudado a Kiev para inspirar a los defensores de su nueva patria. Ya no canta hoy enjoyada en el Mariinski, sino en chándal y enfrente del espejo de su casa. También arenga a las tropas ucranianas desde un canal patriótico de las redes sociales. Su relación con Tyuric se halla ligada indisolublemente a su vida en España. En la Orihuela de principios de milenio, el mafioso Vladímir Tyurin le hizo un trato que no pudo rechazar. ¿Cómo acabó María siendo la chica del gánster y qué se siente al ser la mujer trofeo de uno de los criminales más famosos de Rusia?
La mezzosoprano María Petrovna Maksakova, nacida en Múnich hace 45 años, dice que ni siquiera sabía que el tipo que la trajo a la costa valenciana en 2003 y que le regalaba joyas y noches de champán y de caviar beluga en los casinos de Moscú era uno de los padrinos de la mafia rusa ni cuando la policía española irrumpió a las cuatro de la mañana del 20 de junio de 2005 en la villa de Orihuela (Alicante) donde dormía con Ilya, su pequeño de once meses.
“Mi 'hombre perfecto', Tyuric, se enteró de alguna forma de que iban a hacer una redada y se escapó de España con Lyudmila, su ex, y con Dimitri, el hijo de ambos”, nos dice la exmujer del capo. “A mí me abandonó a mi suerte con nuestro bebé en una casa escriturada a nombre de Sergei Koporsky, que era su contable o su abogado. Ignoraba a quién buscaban los policías que patearon la puerta de la villa hasta que comencé a atar algunos cabos. "Cuidado con el desván que no cierra muy bien", recuerdo que les dije a los agentes. Me interrogaron varias veces pero nunca presentaron cargos así que compré dos vuelos y regresé a Moscú con mi hijo”. Los españoles querían que cantara la Traviatta pero ella salió por peteneras.
En el transcurso de la primera fase de la llamada 'Operación Avispa', fueron detenidos 28 gánsteres de la mafia (conocidos en Rusia como ladrones en la ley). Pero por culpa de un chivatazo, al juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu se le escaparon los dos peces más gordos y escurridizos: el georgiano Tariel Oniani, más conocido como Taro, y el propio 'Tyuric', pareja de hecho por aquel entonces de la cantante de ópera. Oniani terminó en prisión pero el cónyuge de Maksakova se las ingenió para no ser nunca encarcelado, gracias, entre otras cosas, a que la Justicia rusa se negó a extraditarlo a nuestro país en 2008.
Cuesta creer de entrada que Maksakova no supiera que el hombre que la llevaba a cenar al Golden Palace a principios de milenio era tenido por uno de los mafiosos más poderosos de la Federación de Rusia. “Es que él se movía por ahí como un empresario de éxito”, se justifica la cantante.
“Me lo presentó un amigo en 2003 y durante algunos meses, Tyurin me cuidó como a una reina. Me daba generosos regalos y me sacaba por los lugares más prestigiosos de Moscú. Recuerdo, por ejemplo, que me llevaba al restaurante del casino Golden Palace y yo no sabía tan siquiera que aquel lugar se había creado con dinero de la mafia por Zajari Kalashov, que era su amigo más cercano. El propio Kalashov es una autoridad criminal a la que todos llaman Shakro Molodoy. Luego, a través de Tyurin, conocí al resto de los muchachos: Vadim Molyakov, Sergey Kaporsky, Mijail Skripni y Alexander Baglik, que más tarde mudó su apellido por el de Buchholz. Todos ellos estaban subordinados a Tyurik, mi admirador, y acudían a él en busca de instrucciones. ¿Qué puedo decir? Toda aquella atención que me dispensaba aquel importante hombre de negocios fue muy halagadora para la joven María Petrovna Maksakova y al final me rendí y acepté su oferta de viajar con él al extranjero. De ese modo acabé en España”.
Lo cierto es que el caballeroso cuarentón que conoció en Moscú hace veinte años distaba mucho de ser un respetable nombre de negocios. Vladímir Tyurin nació el 25 de noviembre de 1958 en un pueblo del área de Beloretsk de Bashkir llamado Tirlyan. A los 16 años, ya había sido condenado por vandalismo y una violación grupal cometida en Bratsk, que es la ciudad del oblast de Irkutsk donde creció y se doctoró en el crimen.
En los años siguientes se convirtió en un asiduo de los juzgados y en 1984 fue condenado a cuatro años de prisión por abuso de menores y otros delitos. Era un rufián de tres al cuarto, pero mucho más despierto que el resto de los pequeños delincuentes junto a los que se doctoró en las calles. No bebía, no fumaba, no malgastaba su dinero, se mazaba en los gimnasios y terminó la Secundaria con unas calificaciones excelentes. En Bratsk, lo llamaban el proyectista porque se compró una vídeograbadora y le cobraba a los chavales 5 rublos por ver películas de pornografía.
Gracias a sus marrullerías, el malaje siberiano consiguió ser coronado como ladrón en la ley en 1994 y empezó su carrera fulgurante, tras escapar a varios intentos de asesinato. Entre sus primeros mentores se hallaba el mafioso kurdo Aslan Usoyán, más conocido como el abuelo Hassan, a quién en su día se acusó de vender armas a la guerrilla del PKK.
A mediados de los noventa, Tyuric compró una casa en la provincia de Alicante a través de un socio y empezó a amasar una fortuna dedicándose a lo que mejor sabía hacer: chanchullear y lavar dinero. Las autoridades españolas que allanaron su villa de Orihuela con la esperanza de encontrarle dentro le acusaron de organizar una comunidad criminal y de blanquear capitales desde 1998 a 2005.
El dinero que lavaba aquí adquiriendo propiedades inmobiliarias a través de empresas y personas físicas interpuestas procedía de actividades ilícitas realizadas en la Federación de Rusia y el territorio de Georgia. Por aquel entonces, viajaba con frecuencia de Moscú hasta España, donde estaba en su salsa y se sentía como en casa.
Los principales capos de la asociación de malhechores investigada en nuestro país eran Shakro Molodoy, Tariel Oniani (Taro) y el propio Vladimir Tyurin (Tyurik). Cada uno de ellos mantenía a su vez estrechas relaciones con diferentes oligarcas. Tyurin estaba cerca de Oleg Deripaska. Su grupo criminal operaba con una jerarquía rígida, una estricta observancia de sus reglas y una disciplina de hierro. Para preservar sus beneficios, no tenían ningún problema en sacarse de en medio a sus competidores. Ese era en realidad el individuo al que Maksakova conoció tras la careta de un falso hombre de negocios.
Las palizas del hombre ideal
“Lo mío fue una historia de credulidad e inconsciencia juvenil”, asegura la mezzosoprano. “Piensa que el Tyurik que me presentaron se comportó impecablemente hasta que nació nuestro hijo Ilya. Viajábamos mucho por las antiguas ciudades españolas. Mi compañero estaba al volante y siempre parecía excepcionalmente sociable, amable, generoso y confiable", expresa.
"¡Ojalá hubiera sabido antes quién era y cómo trataba a sus mujeres!"
"Tenía todas las cualidades que una mujer sueña con ver en su elegido. Por supuesto, me llegaron rumores sobre él, pero simplemente me negué a creerlos. Cierto es que por aquella época ya se había eliminado casi la mayoría de las noticias inquietantes que había sobre él en Internet y parecía un ciudadano fiable en todos los sentidos posibles. ¡Ojalá hubiera sabido antes quién era y cómo trataba a sus mujeres!”.
Hubo avisos, asegura, pero se enteró de los antecedentes violentos y de su propensión a golpear a las mujeres demasiado tarde. “Cuando empezamos a salir, Vladimir aún se hallaba unido civilmente a una cierta Ekaterina Smirnova”, recuerda la cantante de ópera.
“Ella era muy amiga de Marina Goldberg, que era esposa de Shakro, el dueño del Golden Palace. Ambas damas se unieron para tejer intrigas con la esperanza de salvar aquella relación y a Tyurin no le hizo muy feliz saberlo. Estaba cansado de Ekaterina, aunque tenían un hijo en común y estaba claro que aspiraba a penetrar en el Olimpo de la vida social moscotiva. Al fin y al cabo, yo no procedo de una familia de gente vulgar. Mi madre era una artista del pueblo de la Unión Soviética que había ganado el premio estatal de Rusia y mi padre había sido un exitoso empresario alemán, de ahí mi doble apellido compuesto Maksakova-Igenbergs".
"Quiero decir que Tyurin se proponía unirse seriamente a mí en lugar de tener una amante ordinaria como Smirnova. ¿Sabes qué sucedió? Que se enfureció, llevó a Ekaterina a un apartamento alquilado y la golpeó ferozmente durante varios días. Después de eso, la obligó a retirar todo el dinero de sus cuentas personales y transferirlo a sus subordinados y la estranguló hasta casi dejarla morir... Pero milagrosamente, ella sobrevivió y huyó a Francia con el niño”.
"Descubrir que vivía con un déspota y un maltratador propenso a los abusos fue como una epifanía"
¿Cuándo despertó del sueño Maksakova? “Después del nacimiento en Munich de mi hijo, mi padre me envió un archivo con información sobre Vladímir y tras leer el expediente sufrí un shock y casi me faltó la leche”, nos refiere. “Ilya tenía dos meses y Tyuric nos envió a la casa que tenía en la calle Claveles de Orihuela. Aunque estaba a nombre de Kaporsky, él la consideraba suya. Vivíamos al lado de la familia Shakro y un montón de rusos con antecedentes penales. Fue entonces cuando se produjo la revelación. Descubrir que vivía con un déspota y un maltratador propenso a los abusos fue como una epifanía. Para entonces, ya empezó a pegarme de la forma más cruel y entendí que era una sicópata y que no había forma de escapar. No solo temía por mi vida, sino por la de mi hijo. Acababa de descubrir quién era el individuo en cuya compañía estaba”.
Claro que el allanamiento policial de su casa de Orihuela y su huida de nuestro país no puso fin a aquella relación. “Es que el maltratador no abandona a su víctima”, afirma Maksakova. “Tyurin continuó persiguiéndome en Rusia. Me amenazaba y presionaba y, al final, tuve que volver con él. Aún tuvimos una segunda hija, Lucy. En aquellos tiempos hubo costillas rotas, una mandíbula dislocada y otras lesiones graves. Intentaba mutilarme o incluso asesinarme, como hizo con Ekaterina. Pero no veía la salida. Mi familia y mis amigos simplemente huyeron aterrorizados. Nadie se atrevía a ayudar y recurrir a la corrupta policía rusa no tenía sentido. Así que me metí en política y logré ser elegida como diputada por el partido Rusia Unida (la formación de Putin). Gracias a ello me liberé del acoso de Tyuric y no solo me convertí en una diputada de éxito, sino que logré el puesto de solista en el teatro Mariinsky y me hice un nombre como presentadora de televisión. Vladímir incluso temía acercarse a mí. Al final, casi lo olvidé, pero lamentablemente, él no me olvidó a mí”.
En la actualidad, Tyurin sigue reclamado internacionalmente por Interpol a petición de España. En diciembre de 2017, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos le incluyó en una nueva lista de sanciones. El hampón posee profundas conexiones con hombres de negocios influyentes, políticos de alto rango y funcionarios de las estructuras de poder y judiciales. Sus intereses comerciales abarcan empresas del aluminio, la carpintería, la pulpa y el papel, la industria petroquímica, la energía y el sector bancario. Tanto Lyudmila como Ilya, ambos descendientes del mafioso con la cantante de ópera, han vivido bajo la tutela del padre después de la ruptura.
"Que es un líder criminal es algo que sale hasta en la Wikipedia
¿Exageraban quienes se referían al mafioso como el jefe de la mafia rusa en nuestro país? “No”, nos dice Maksakova. “Tyuric es una mala compañía que, sin embargo, desafío en los tribunales mi afirmación de que es un ladrón en la ley. Que es un líder criminal es algo que sale hasta en la Wikipedia. Pero el Themis ruso, la ley natural, trata a estos delincuentes con una gran ternura", asegura.
"Tal es así que me quitó casi todas mis propiedades. Las disputas judiciales entre ambos duraron cinco años y él las disfrutó muchísimo, tanto casi como los escándalos que airearon los tabloides. Él probablemente piensa que es un gran filósofo o un genial hombre de negocios. Si le preguntaran sus compinches si es o no un mafioso, asentiría alegremente. Pero si lo hiciera yo, me demandaría de inmediato”.
Se zafó de la Interpol
Las autoridades judiciales españolas intentaron sin éxito en su día que Moscú le extraditara para ser juzgado, pero los rusos se negaron aduciendo que poseía la nacionalidad rusa. A la postre, Tyuric consiguió zafarse de la Justicia, al igual que el grueso de sus secuaces. “Incluso yo tuve en cierto momento miedo de arruinar las biografías de mis hijos y busqué buenos abogados para él”, afirma Maksakova.
“Mucha gente influyente le ayudó en 2010 para que no fuera extraditado. El ejemplo más claro es el del oligarca Oleg Deripaska, cuyo nombre apareció igualmente en el sumario español. Deripaska contrató a carísimos letrados que también ayudaron a impedir que se enviara a España a Tyurin, en cumplimiento de una orden de Interpol iniciada por España. Gracias a los corruptos jueces rusos, retrasaron y paralizaron el proceso, aduciendo que esos bandidos debían ser juzgados en su tierra natal. Cualquiera que conozca el sistema judicial ruso sabe que no solo protege a los criminales, sino que coopera directamente con ellos”.
Según el abogado Anatoli Fursov, el propio Putin hizo cambios en el Código Penal para destruir a los ladrones en la ley influyentes que se negaran a colaborar con los Servicios Federales de Seguridad, el temido FSB. “Las autoridades judiciales rusas se han negado repetidamente a iniciar una causa contra Tyuric tal y como se contempla en el artículo 210.1 del Código Penal de la Federación de Rusia”, prosigue Fursov.
“Es una prueba más de que la ley contra el crimen organizado solo se hace cumplir de una forma selectiva. Todo el mundo sabe que los servicios secretos de Rusia reclutan a mafiosos para hacer trabajos sucios en su propio beneficio. Los reyes del inframundo se salvan de decenas de años de prisión y disfrutan de absoluta impunidad gracias al patrocinio del FSB”. Desde la invasión rusa de Ucrania, se han reunido pruebas consistentes de que el Kremlin ha intentado servirse de estos capos para terminar con disidentes como Vladimir Osechkin, a quien el FSB intentó matar reclutando gángsteres en España y en Francia. El propio Fursov ha sido marcado para su eliminación y ha sido espiado por Moscú en nuestro país.
“Los organismos encargados de hacer cumplir la ley en Rusia mienten”, apostilla Maksakova. “Boicotean abiertamente todas las causas internacionales que les disgustan. En el caso de la operación que se siguió contra Tyuric y otros mafiosos implicados en una red de lavado de dinero, lo que los bandidos intentaron demostrar es que venían solo a España a gastar decentemente su dinero. Eso es absolutamente falso porque, en el extranjero, continúan con sus tendencias criminales", confiesa.
"Cada ladrón en la ley tiene su propio interlocutor en el FSB"
"La mafia rusa se introduce en ciertos flujos grises; genera corrupción y soborna a funcionarios. Y lo más peligroso es que todas esas actividades se hallan relacionadas con los servicios especiales rusos. Cada ladrón en la ley tiene su propio interlocutor en el FSB. Es una tradición que se mantuvo en España, donde los federales también contribuyeron al referéndum ilegal de Cataluña. La idea separatista fracasó, pero todos pudimos apreciar claramente el deseo apasionado del Kremlin de sacudir la situación en todo el mundo civilizado”.
En marzo de 2015, la diva a la que la policía española halló acurrucada con su bebé en una villa de Orihuela se casó con Denis Voronenkov, un diputado comunista huido a Ucrania. El romance con el antiguo coronel arrepentido del KGB de Putin (FSB) duró solo dos años porque el 23 de marzo de 2017, Voronenkov fue asesinado a tiros en Kiev. Cuando la oficina del Fiscal General de Ucrania comenzó a investigar la autoría del asesinato puso un nombre principal de “persona de interés” sobre la mesa: ¡Vladímir Anatolyevich Tyurin!, alias "Tyurik", el viejo conocido de la Audiencia Nacional, ex de Maria Petrovna Maksakova.
Nunca se ha aclarado del todo quién organizó el crimen, pero hay indicios que insinúan que el padrino perseguido por los españoles trabaja ahora para los Servicios Federales de Seguridad (FSB) de Putin. Ayudar a matar al esposo de su exmujer fue, en opinión de quienes le atribuyen la organización del atentado, una mezcla de misión del Kremlin y de vendetta personal alentada por los celos y la mala sangre. Entre los supuestos implicados en el asesinato de Denis Voronenkov, se mencionó a Dimitry, el hijo de Lyudmila, primera pareja del capo, con quien salió huyendo de España para nunca más volver.
Voronenkov fue abatido a plena luz del día cuando se disponía a colaborar con los ucranianos. El pistolero que acabó con él también fue muerto a tiros por el guardaespaldas del marido de Maksakova. El entonces presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, calificó lo sucedido como "un acto de terrorismo de estado por parte de Rusia". Cierto es que, aunque se presentaba como una arrepentido y escapó de Moscú para mudarse a Kiev, el marido de Maksakova no tenía un pasado homologable al de un demócrata de la oposición. Había sido coronel del FSB y fue copatrocinador de una legislación draconiana sobre los medios de comunicación en 2015. Los investigadores rusos presentaron cargos de fraude en su contra después de su huida a Ucrania.
Tyurin ha negado siempre que estuviera involucrado. En opinión de su abogado, el crimen fue ejecutado a instancias de nacionalistas ucranianos. “Los motivos eran obvios: era ruso, había sido miembro del FSB, comunista y votó por la anexión de Crimea. Vladímir siempre estuvo feliz por Masha”, le dijo el letrado al Independent. “Le dio fama, amor, dinero, hijos, autos, joyas, pero no pudo darle lo único que ella quería de verdad: publicidad”.
“Mi legítimo esposo Denis Voronenkov fue asesinado cínicamente y los investigadores ucranianos llegaron rápidamente a la conclusión de que Tyurin había organizado el crimen”, concluye la cantante de ópera.
“Pero deseo subrayar que aquella ejecución que le atribuyen a Vladímir no fue realizada por su cuenta. Aunque habían pasado años desde nuestra ruptura, estoy segura de que no solo quería poner mi vida en peligro sino complacer a sus clientes del FSB. Voronenkov, por su tipo de actividad, sabía demasiado sobre corrupción y estaba listo para testificar. Moscú pretendía silenciar aquellos episodios de corrupción flagrante porque Putin y su camarilla todavía se presentaba en 2017 como un gobernante razonable. Así es como mi tragedia personal una vez más se entrelazó estrechamente con el caos de las pandillas criminales que florece en Rusia”.