
La periodista, en 2022 recibiendo el Premio Princesa de Asturias.
Gloria Steinem cumple 91 años: la mujer que se infiltró en la mansión Playboy y fue pionera del feminismo en EEUU
La conocida periodista estadounidense es activista por la igualdad y premio Princesa de Asturias de la Comunicación y Humanidades de 2021.
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Este 25 de marzo Brooklyn está de celebración porque una de sus vecinas más queridas, la periodista, escritora, conferenciante y activista feminista Gloria Steinem cumple 91 años. Muchas personas del conocido barrio neoyorquino la saludan a menudo con cariño, ahora que pasa más tiempo aquí. Es una celebridad, sin duda, cuando sale a pasear tras unas enormes gafas en las que una realidad cambiante se refleja.
Esta pionera en luchar por los derechos de otras mujeres nunca tuvo carné de conducir, sin embargo, no dejó de viajar. Su autobiografía se titula Mi vida en la carretera (editada en España por Alpha Decay) y ella misma explica cómo el viaje se convirtió en una forma de expresión en sí misma, mientras recorría Estados Unidos y otros países como organizadora y conferenciante para transmitir sus ideas.
"Cuando la gente me pregunta cómo conservo la esperanza y la energía después de tantos años, siempre respondo lo mismo: porque viajo -explica con ironía-. Durante más de 40 años, he pasado la mitad del tiempo en la carretera […]. Yo cojo aviones y trenes para embarcarme en aventuras colectivas".
"Cuando algún amigo o periodista veía como una desgracia pasar tanto tiempo fuera de casa, yo solía invitarles a que me acompañaran", escribe. "No me embarcaba en viajes por la carretera al estilo Kerouac, ni me rebelaba contra lo sedentario, ni siquiera lo hacía por una causa. Al principio, era una periodista a la caza de historias, Más tarde, trabajé esporádicamente en campañas y movimientos políticos y, la mayoría de las veces, fui activista itinerante del feminismo", añade.
Para ella recorrer el mundo tiene una utilidad muy clara, abrir horizontes de posibilidad sin ensoñaciones, puesto que "eso te obligará a vivir en el presente de una forma más fiable que cualquier otra cosa en el mundo".
Inspiración y dedicación
Hija de un comerciante, Gloria Steinem nació en el Toledo estadounidense de Ohio en 1934. Su familia era de origen judío: su padre, vendedor ambulante con un mal instinto para los negocios; y su madre, una mujer inteligente, que tenía problemas de salud mental desde que era pequeña. Eso marcaría su carácter.
"Tenía diez años cuando mis padres se separaron. Mi hermana quedó destrozada, pero yo jamás había entendido cómo dos personas tan distintas pudieron llegar a casarse. Años más tarde, una antigua compañera de instituto me confesaría que siempre había estado preocupada por mí, y que a mi madre la llamaban 'la loca del barrio", relata en su biografía.
"Un día, tendría yo unos cinco años -revela-, estábamos en una tienda y le pedí a mi padre cinco centavos. Me preguntó para qué los quería. Imitándole, repliqué 'o me los das, o no me los das, pero no me preguntes para qué'. No solo me dio los cinco centavos, sino que para colmo reconoció que llevaba toda la razón. Adoraba contar esa anécdota como prueba de mi carácter".
"Nunca le dije lo agradecida que le estaba por no parecerse al padre de mi mejor amiga, en cuya casa viví mi primer y humillante incidente 'como no dejes el plato limpio no hay postre'. Ese día, cuando volví a casa, le puse a prueba. Estábamos comiendo, como siempre, sin orden ni concierto en la salita y me preguntó si quería postre. Yo le señalé que no me lo había comido todo. 'No pasa nada', me respondió al tiempo que iba a la cocina a buscar helado. A veces, uno tiene hambre de unas cosas y de otras no. En ese momento lo quise a rabiar", recuerda Steinem.
"Ya de niña me di cuenta de que en El Mago de Oz, la única meta de Dorothy era volver a su casa, a Kansas, y de que en Alicia en el País de las Maravillas despertaba de su sueño de largas aventuras justo a tiempo para el té", subraya con inteligencia. "Parecía que todos los viajes emprendidos por mujeres acababan mal, desde el real de Amelia Earhart hasta el ficticio de Thelma y Louise", prosigue.
El poder de las palabras
"Cursé un año de la carrera en Europa, fingiendo que estudiaba cuando en realidad lo que hacía era viajar -escribe en su relato vital-. Después de graduarme, pasé un verano con mi madre. Luego me fui con una beca a la India, donde estuve moviéndome y escribiendo casi dos años". A su vuelta, pensó en ser periodista freelance en la ciudad de los rascacielos: pronto comenzó esta labor como redactora para revistas como Help!, Vogue, Glamour o Cosmopolitan…
"En 1963, mientras sobrevivo haciendo semblanzas de personajes famosos y artículos sobre moda, nada que ver con los reportajes que tenía en mente cuando volví de la India, leí que Martin Luther King Jr. encabezaría una marcha en Washington, una campaña masiva para exigir empleo, justicia, una nueva legislación y protección federal para los manifestantes por los derechos civiles", señala.

La periodista en 1972 hablando en el Club Nacional de Prensa. Getty
Ahí comienza un nuevo enfoque en su carrera. "Si me llamaban lesbiana -por aquel entonces, se interpretaba que todas las feministas solteras lo éramos- me limitaba a responder 'gracias'. Sin revelar nada, confundía al acusador, me solidarizaba con las lesbianas y hacía reír al público", escribe sin tapujos.
En una de sus más famosas piezas, se coló en la mansión Playboy para escribir el artículo 'A Bunny’s Tale' y denunciar con su texto cómo se trataba a las mujeres en estos clubes. Esto le ocasionó quedarse sin trabajo durante un tiempo hasta que comenzó de nuevo a escribir en The New York Magazine.
A Gloria Steinem le gusta especialmente la frase 'El miedo generaliza, el amor especifica' de Robin Morgan, y la canción de Judy Collins The Blizzard. En 1969, su artículo 'After Black power, Women’s liberation', se convirtió en icónico por la claridad de su exposición. En 1971 fundó la revista Ms y en 1978 escribió el famoso 'Si los hombres pudieran menstruar', que preconiza las publicaciones que pronto llegarían.
"En la década de los 80 publiqué mi primer libro de verdad, Outrageous acts and everyday rebellions, y vivía la gira promocional como una nueva variedad de viaje", comenta. No tuvo hijos por elección. En 1986 superó un cáncer de mama y lo mismo ocurrió con una neuralgia en 1994. En septiembre de 2000, a los 66 años, se casó finalmente con David Bale, el padre del conocido actor Christian Bale.
"Ciertos públicos responsabilizan al feminismo de, por ejemplo, el divorcio, la caída de los índices de natalidad o los recortes salariales, en lugar de echarle la culpa al matrimonio no igualitario, a la falta de guarderías o a las empresas explotadoras". En 2005, junto a Jane Fonda y Robin Morgan, cofundó el reconocido Women’s Media Center. "Cada manera de ser es más valiosa en presencia de los demás", afirma.
Las narrativas
No siempre tuvo el arrojo para impactar en grandes públicos. De hecho, en sus escritos reconoce la existencia de una fobia personal que consultó con una especialista que le dijo que "le resultaba especialmente complicado enseñar a hablar en público a los bailarines y a los escritores. Yo fui ambas cosas". Amante de los matices, siempre se rebeló "contra la idea de que toda cuestión tiene dos caras: muchas tienen tres, siete o doce. La única dicotomía verdadera es la que existe entre la gente que divide todo en dos y la que no lo hace", explica directamente en su biografía.
"Las desigualdades sociales y económicas de este país son las más flagrantes del primer mundo", señala respecto a Estados Unidos en el libro mencionado. Sobre el poder de las historias, explica que "nuestros cerebros se rigen por la narrativa y la imagen", y añade que "cuando pasé a engrosar las filas de los activistas itinerantes -lo cual significa ser un agente del cambio social-, descubrí la magia de que alguien relate sus historias ante un grupo de desconocidos. Uno de los caminos más sencillos hacia el cambio profundo consiste en que los menos poderosos hablen tanto como escuchan y los más poderosos escuchen tanto como hablan".

Gloria Steinem es fundadora de The Women's Media Center. Getty
"Ha habido grandes sociedades que no usaban la rueda -escribe Úrsula Le Guin- pero no ha existido ninguna que no contara historias. Mi última esperanza es la de abrir (el) camino, literalmente. Hasta ahora, este ha sido abrumadoramente masculino. Los hombres encarnan la aventura, mientras que las mujeres encarnamos el hogar, sin más vuelta de hoja", sentencia.
"En definitiva, he visto tantos cambios, que tengo fe en que llegarán muchos más -señala-. Lo único que puedo decir, años después, es que si te ves arrastrado a una actividad en contra de toda lógica, ve. El universo te está mandando un mensaje".