'El amante' de Marguerite Duras: una historia del amor de entreguerras en Sadec, la ciudad de las flores de Vietnam
La escritora francesa reflexiona sobre la identidad, la pasión y las barreras sociales en un relato autobiográfico que revolucionó los cánones literarios de los años 80.
23 junio, 2024 01:29Algunos sabios creían que, originariamente, el nombre de Sadec procedía del apodo del dios del agua venerado por la etnia jemer y conocido por el nombre de Phsar-Dek; otros opinaban que, en lengua antigua, significaba "mercado de hierro". Su clima tropical y húmedo, así como sus tierras, tan fértiles como productivas, eran propicias para la plantación de flores tropicales, de ahí que también fuera conocida por la ciudad de las flores del delta del Mekong.
Sadec es un lugar histórico que marcó la dominación colonial de Francia antes de 1965 y durante el periodo de la República de Vietnam de 1966 a 1975, y un destino obligado si se pretende visitar el sur de Vietnam. Situada a 140 kilómetros de Ho Chi Minh (la antigua Saigón), esta encantadora ciudad es el centro económico, cultural y religioso de la provincia de Dong Thap.
El transbordador de Sadec
Para llegar hasta ella, uno de los vehículos más populares es el autobús. Si se viaja desde Ho Chi Minh, la estación de Mien Tay conecta ambas ciudades en un trayecto de, aproximadamente, tres horas. Sin embargo, existe un medio de transporte que la imaginación ha recorrido tantas veces como se haya leído el libro de la escritora francesa Marguerite Duras, El amante. "Durante la travesía de un brazo del Mekong, en el trasbordador que se halla entre Vinhlong y Sadec, en la gran planicie de barro y de arroz del sur de la Conchinchina, me apeo del autocar. Me acerco a la borda. Miro el río".
Desde que la lectora conoce la existencia del rio Mekong, este lugar tan mítico, tan alejado, tan romántico, tan literario, se ha creado para ser surcado por transbordadores en los que adolescentes francesas son seducidas por comerciantes de Manchuria. Embarcaciones que fletan limusinas negras donde las bordas se han construido, solo y únicamente, para acomodar las conversaciones prohibidas entre dos personas desconocidas y tremendamente diferentes. Lugares donde se pueden comenzar encuentros secretos que luego se prolongarán hasta los apartamentos del tórrido barrio chino de Cholen, en la antigua Saigón.
Crucero por el Mekong
En la actualidad, aquel Mekong novelado por la Premio Nobel de Literatura Marguerite Duras ya no existe. "Ese río que fluye sordamente, que no hace ningún ruido, como la sangre en el cuerpo" solo vive en la imaginación y, la realidad, le hace poca justicia. Aún así, si se quiere navegar por él, existe un crucero que parte desde las alturas del Himalaya hasta las costas del sur del mar de China y que desciende por "la serpiente de agua" cruzando las ciudades más memorables de los países por donde transcurre.
El trayecto, de 4500 kilómetros, comienza siguiendo los pasos del naturalista francés Henri Mouhot que se internó en la espesa selva camboyana para, a continuación, descender hasta Phnom Penh, Chau Doc y Sadec. En Sadec, la parada se vive como una peregrinación. La ciudad donde Marguerite Duras pasó su infancia y adolescencia ofrece una ruta por los monumentos más emblemáticos de la ciudad y una visita al lugar donde la escritora vivió el romance junto con su amante, el chino Huynh Thuy Le.
¿Qué se puede visitar en Sadec?
La aldea de Tan Quay Dong, a solo cinco kilómetros del centro de Sadec, es conocida por albergar una gran cantidad de flor ornamental. El mejor momento para descubrir la naturaleza vietnamita es durante las fiestas del Tet, cuando los horticultores recogen desde sus barcas los crisantemos, las rosas y las flores amarillas de los albaricoqueros, y las transportan apoyadas en sus cabezas. Esta forma de trabajar artesanalmente acumula años de tradiciones y es un rito local que acerca al hombre a la naturaleza.
Las pagodas Kien An Cung y Phuoc Kien son dos elementos emblemáticos de Sadec. Para la comunidad Hoa, no solo son importantes lugares religiosos, sino que también representan los centros culturales, históricos y monumentales de su región. Phuoc Kien, en concreto, es famosa por sus extraordinarias flores del loto que flotan en el estanque: sus hojas son tan gigantes que pueden soportar a un adulto de 80 kilos.
Descubrir el deseo
"Me dice que toda mi vida recordaré esa tarde, incluso cuando haya olvidado su rostro, su nombre. Pregunto si recordaré la casa. Me dice: mírala bien. La miro". El ruido de la ciudad es intenso. En la habitación hay poca luz, en las ventanas no hay cristales y las sombras del exterior se estrían por las rendijas de la casa. Los olores de cacahuetes tostados, sopa, jazmín e incienso se cuelan hasta llegar a las dos personas que, unidas, descubren lo que significa el deseo.
La antigua casa donde se basó la novela de El Amante es, actualmente, un pequeño museo donde se exponen objetos antiguos y preciosos que representan la riqueza de la familia Huynh. A pesar de las restauraciones que se han llevado a cabo, la belleza original se conserva en buen estado y muestra una admirable arquitectura que combina el estilo vietnamita con el chino y el francés. Al visitarlo, la lectura del libro de Duras cobra fuerza.
"Los besos en el cuerpo hacen llorar"
Más de 50 años después, Marguerite Duras se enfrentó a sus recuerdos escribiendo su autobiografía, la historia del primer amor en la Indochina francesa, un amor que formó parte de las entreguerras y que transformó a la niña en mujer.
La novela El amante, que dura lo que dura el suspiro de un enamorado, discurre por los meandros de la memoria y proyecta una de las historias de amor más verdaderas que ha dado la literatura contemporánea. La sinceridad de la escritora embiste con valor la historia de su familia, la debilidad maternal, la ausencia paternal y el maltrato del hermano mayor que, con dominación, está presente en toda la narración de forma constante.
Desde el punto de vista literario, El Amante es una delicia, está lleno de momentos sensuales, descripciones bellísimas, frases exactas y adjetivos precisos. La escritora juega con los tiempos verbales, los destruye, los deforma y los vuelve a crear, salta de un lugar a otro y fragmenta el contenido de manera que transmite el vaivén emocional a la persona que lee.
La adaptación al cine por Jean-Jacques Annaud
Una banda sonora sutil, sedosa y aterciopeladamente confortable traslada las imágenes de la pantalla a otro nivel sensorial. Es el colofón para transportar a la viajera al Sadec de los años 30, a la luz que se filtra por las contraventanas de madera, a la habitación donde el chino y la adolescente acaban por conocerse.
Una adaptación magistral protagonizada por Jane March y Tony Leung Ka-fai proyecta la literatura en el cine y le pone cara a unos personajes que, en la imaginación, se parecen a la realidad. El espacio que quedaba por cubrir en las lagunas del relato literario se materializa con el movimiento en la pantalla y del placer se pasa al llanto en una despedida dolorosa como lo son todas las despedidas.
"En el curso de un viaje, durante la travesía de ese océano, avanzada la noche, alguien moría. Ella ya no sabe si fue en el curso de ese viaje o de otro viaje cuando sucedió".