El dilema de Felipe VI: proponer a Feijóo o a Sánchez. Así opinan los expertos
Estiman que debe designar al candidato que crea tener posibilidades -no garantía cierta- de reunir votos suficientes para la investidura.
27 julio, 2023 03:14¿Felipe VI debe proponer como candidato a presidente del Gobierno al líder que tenga más posibilidades de lograr la investidura? ¿Puede postergar al que ha ganado las elecciones? ¿Qué ocurre si dos candidatos quieren intentar la investidura?
Estas preguntas ni siquiera se planteaban hace pocos años, cuando el resultado de las elecciones generales otorgaba a un partido la mayoría suficiente -fuera más o menos holgada- para alcanzar la Moncloa. Eran los tiempos del llamado bipartidismo imperfecto, cuando en la misma noche electoral ya se sabía quién sería investido presidente y la facultad del Rey de proponer a un candidato (artículo 62.d de la Constitución), tras unas consultas que no aportaban nada a lo ya conocido, era poco más que un trámite formal.
La fragmentación parlamentaria que se inauguró con las elecciones de diciembre de 2015 ha alterado por completo el escenario. Desde entonces, Felipe VI se ha enfrentado a situaciones inéditas: se encontró con un vencedor electoral que declinó ser propuesto candidato a presidir el Gobierno (Mariano Rajoy en enero de 2016) y con un candidato que aceptó por dos veces el encargo y fracasó en las dos ocasiones (Pedro Sánchez en marzo de 2016, tras perder las elecciones, y en julio de 2019, después de haberlas ganado).
Tras cada renovación del Congreso, el Rey "propondrá" un candidato a la Presidencia del Gobierno -dice el artículo 99.1 de la Constitución utilizando un verbo imperativo-, previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos que han obtenido representación parlamentaria.
El Rey recibe a cada representante a puerta cerrada con el fin de obtener información directa de cuál va a ser la posición de su grupo ante la investidura. Las audiencias se ordenan de menor a mayor en función del número de votos, por lo que el ganador de las elecciones del 23-J, Alberto Núñez Feijóo, será el último en entrevistarse con Felipe VI.
Sin obligación de acudir
Los representantes de las fuerzas parlamentarias no están obligados a acudir a la cita con el Rey. De hecho, tanto ERC como Bildu han rechazado ir a la Zarzuela en el pasado.
Esto plantea un primer problema: el jefe del Estado no va a tener información directa de grupos políticos cuya posición en la investidura puede ser determinante. Si ERC, Bildu o Junts no comparecen en la audiencia, el Rey tendrá que valorar la situación a la vista de los datos que le proporcionen los representantes de las demás fuerzas y, particularmente, de lo que le transmitan el o los candidatos a la investidura.
Las consultas con los representantes de los grupos "no le vinculan ni atan su voluntad", opina José Fernando Merino, letrado de las Cortes Generales. Pero el margen de discrecionalidad que la Constitución otorga al Rey sí "está influido por la correlación de fuerzas existentes en el Congreso" de los Diputados, si bien "esta dependencia con respecto al número de escaños obtenidos por cada formación política se ve amenguada en el caso que ningún partido obtenga mayoría suficiente para gobernar en solitario: éste es el supuesto en el que el poder de propuesta del Rey aparece con mayor margen de discrecionalidad".
En ese supuesto, los expertos consultados consideran que el Rey tiene que proponer al candidato que tenga más posibilidades de ser investido (en primera o segunda vuelta, es decir, por mayoría absoluta o por recibir más votos favorables que contrarios) y no necesariamente al que haya logrado mejor resultado electoral. "Ésa es la finalidad de la propuesta: lograr la investidura", destaca el catedrático de Derecho Constitucional Agustín Ruiz Robledo.
La finalidad de la propuesta
"La función del Rey es proponer un candidato que pueda obtener 176 votos en la primera ronda o más votos a favor que en contra en la segunda. Si Feijóo no puede lograrlos, tendrá que proponer a Sánchez", añade este experto.
Juristas que han estado en el Tribunal Constitucional comparten que la finalidad de la propuesta es conseguir la investidura y consideran que el Rey "ha de evaluar primero si el más votado en las elecciones es capaz de formar una mayoría de investidura".
Creen, a este respecto, que si Feijóo manifestase al Rey que tiene opciones para ser investido en primera o segunda votación no estaría justificado que el primer encargo del Rey fuese hecho a Sánchez, que no ha ganado las elecciones. "El jefe del Estado perdería su neutralidad institucional postergando al vencedor de los comicios en ese caso", afirman.
"La propuesta se ha de fundamentar en la capacidad del candidato para obtener el respaldo parlamentario exigido por el artículo 99 de la Constitución (...). El jefe del Estado no es libre para proponer a quien quiera, sino que necesariamente ha de hacerlo a quien goce de la mayor posibilidad de ser elegido por los componentes del Congreso de los Diputados", ha escrito el catedrático Enrique Arnaldo, actual magistrado del Tribunal Constitucional, en la obra colectiva Lecciones constitucionales de 314 días con el Gobierno en funciones (2017).
Sin garantías del resultado
En la mayoría de las ocasiones, señalan los expertos, no será posible que el candidato asegure que va a contar con los apoyos necesarios. Y ello porque "la negociación política, por más que se haya iniciado o coexistido con la fase de consultas regias, se activa y se concreta a partir de la propuesta del candidato", señala Arnaldo en la misma publicación.
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Tras las elecciones de diciembre de 2015, el Rey celebró dos rondas de consultas. En la primera, Rajoy declinó ser candidato a la investidura. En la segunda, Felipe VI ni siquiera se lo llegó a ofrecer después de que el entonces líder del PP le manifestase que no tenía apoyos suficientes, pese a haber ganado las elecciones.
Solo después de la negativa de Rajoy a ser candidato, el jefe del Estado hizo el encargo a Pedro Sánchez. El líder socialista tuvo 219 votos en contra y únicamente 131 a favor, un resultado previsible porque el líder del PSOE había firmado un acuerdo programático con Ciudadanos que ahuyentó el apoyo de Podemos. Fue la primera vez que la Cámara rechazó a un candidato a la investidura.
Fracasada la investidura de Sánchez, el jefe de Estado llevó a cabo una nueva ronda de entrevistas los días 25 y 26 de abril de 2016. "Tras valorar la información que le han trasladado los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria que han comparecido en las consultas, [Felipe VI] ha constatado que no existe un candidato que cuente con los apoyos necesarios para que el Congreso de los Diputados, en su caso, le otorgue la confianza", señaló un comunicado de la Casa del Rey el 26 de abril de 2016.
El Rey trasladó al presidente del Congreso, Patxi López, que "no formula una propuesta de candidato", lo que dio lugar a la disolución de las Cortes y a la primera repetición de elecciones generales.
Negociar tras el encargo
Rajoy volvió a ganar los comicios, celebrados en junio de 2016. Entonces sí aceptó el encargo del Rey de presentarse a la investidura, pese a asegurar que aún "no tenía los apoyos" y afirmar que se dirigiría "a los partidos constitucionalistas" para lograrlos.
No superó la votación de investidura: hubo 170 votos a favor (PP, Ciudadanos y Coalición Canaria) frente a 180 en contra. Solo la traumática abstención del PSOE que llevó a Sánchez a dimitir como secretario general hizo posible la reelección de Rajoy como presidente del Gobierno dos meses después, el 29 de octubre de 2016.
Tampoco logró la investidura el propio Sánchez tras ganar las elecciones de abril de 2019. El candidato socialista había asumido el encargo del Rey sin haber iniciado negociaciones para obtener apoyos, según manifestaron casi todos los representantes de las fuerzas políticas en las audiencias con Felipe VI.
Aparte de sus 123 votos, el líder socialista solo recibió el apoyo del diputado del Partido Regionalista de Cantabria. De nuevo tras otra ronda de consultas, el Rey constató que no había ningún candidato con el respaldo necesario, se abstuvo de formular propuesta de candidato y se dio paso a otra repetición electoral, celebrada en noviembre de 2019.
El análisis de la actuación del rey Felipe pone de manifiesto que hasta ahora siempre ha ofrecido la posibilidad de ser candidato a la Presidencia del Gobierno al dirigente de la fuerza política más votada en las elecciones. Y solo cuando éste le manifiesta su segura falta de apoyos, realiza el encargo al líder de la fuerza política siguiente.
Los precedentes indican, asimismo, que los candidatos que aceptan el encargo del Rey de ir a la investidura negocian los apoyos con posterioridad a ser propuestos, sin que se les hayan pedido garantías previas de que pueden tener los votos suficientes.