I-D: los diputados Néstor Rego (BNG), Laura Borrás (Junts), Oskar Matute (EH Bildu) y Mireia Vehí (CUP), en una foto de la pasada legislatura.

I-D: los diputados Néstor Rego (BNG), Laura Borrás (Junts), Oskar Matute (EH Bildu) y Mireia Vehí (CUP), en una foto de la pasada legislatura. EFE

Política XV LEGISLATURA

El plantón de cuatro de los socios de Sánchez complica aún más al Rey la ronda de la investidura

Los portavoces de ERC, Junts, EH Bildu y BNG han rechazado reunirse con Felipe VI, por lo que no desvelarán el sentido de su voto hasta negociar con el PSOE.

21 agosto, 2023 02:04

Felipe VI ha vivido nueve rondas de consultas políticas durante sus nueve años de reinado, pero ninguna será tan enrevesada como la que arranca este lunes. Si se mira por encima, la tarea del monarca es aparentemente sencilla, elegir al candidato que debe presentarse a la Presidencia del Gobierno, pero las circunstancias que la rodean la convierten en un dolor de muelas de proporciones monárquicas. Más aún si los argumentos del favorito dependen de cuatro partidos (ERC, Junts, EH Bildu y BNG) que se niegan a sentarse en la Zarzuela.

Entonces, ¿cuál es la opción correcta? ¿El ganador de las elecciones o el que tiene más fácil conseguir los apoyos para ser presidente? Es la primera vez en la historia que existe un debate entre dos aspirantes designados a la investidura: uno, Alberto Núñez Feijóo, ganador de las elecciones pero muy lejos de la mayoría absoluta; y otro, Pedro Sánchez, que ya se ha mostrado capaz de conseguir el apoyo del Congreso para nombrar a los miembros de la Mesa, su órgano rector.

El resultado de aquella votación es el argumento al que se siguen aferrando los socialistas, que ya tuvieron una discreta toma de contacto con el rey el viernes pasado a través de Francina Armengol. Entonces, la nueva presidenta del Congreso acudió a la Zarzuela en calidad de tercera autoridad del Estado y será ella la que, ya esta semana, anuncie la decisión del monarca.

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Felipe VI recibirá en el palacio de La Zarzuela, a partir de las 10.30 horas, a los representantes de los grupos con menos representación: Javier Esparza (UPN), Cristina Valido (Coalición Canaria), Aitor Esteban (PNV) y, por último, Yolanda Díaz (Sumar). Faltarán justamente los cuatro socios (ERC, Junts, Bildu y BNG) cuyo voto no está atado a un bloque, sino a unas reivindicaciones que pueden cambiar entre una semana y la siguiente. 

Al día siguiente, las tres consultas restantes: Santiago Abascal (Vox), Pedro Sánchez (PSOE) y Alberto Núñez Feijóo (PP). El presidente de los populares defenderá que él ganó las elecciones y que los apoyos de su rival no están garantizados; el secretario general de los socialistas, por su parte, esgrimirá que la votación del jueves pasado es prueba suficiente de que sigue teniendo el control del Congreso.

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El problema que tiene esta versión de la historia es que, para que tenga sentido, el monarca debe conocer la intención del voto de cada grupo parlamentario (de hecho, ese es el sentido de la ronda de consultas) y cuatro de ellos, los cuatro que decantan la balanza a favor de Sánchez, no acudirán a Zarzuela. Dependerá de Felipe VI decidir si quiere o no guiarse por las votaciones de la Mesa del Congreso.

"Gobierno cuanto antes"

La suma de votos de la izquierda y el independentismo, articulada a última hora y tras unas negociaciones ciclotímicas entre el PSOE y Junts, abren la puerta a un Gobierno de signo socialista "cuanto antes", según reconocen a este periódico fuentes del Ejecutivo. Eso sí, todos los interlocutores han dejado claro que la investidura de Pedro Sánchez sigue tan alejada como después del 23-J y el acuerdo de la Mesa del Congreso no cambia nada. 

En el Gobierno no las tienen todas consigo en este caso. Los últimos en levantarse de la mesa de negociación esta mañana reconocían que las conversaciones habían sido extenuantes, pero nunca imposibles. Con el terreno trazado en la constitución de las Cortes, Sánchez ya avanza los últimos flecos de su Ejecutivo —tanto la estructura como el programa con Sumar— a falta de reabrir los contactos con el independentismo. 

En la coalición incluso le ponen fecha a sus planes: "Antes de octubre, seguro. Si puede ser, a principios de septiembre". El precio, de momento, se resume en el impulso de las lenguas cooficiales del Estado (salvo el valenciano) en las instituciones europeas y españolas; una comisión de investigación sobre los atentados del 17 de agosto en Las Ramblas de Barcelona; una sobre el caso Pegasus que reabra "las cloacas del Estado"; y el compromiso de finalizar "la represión relacionada con el 1-O contra el independentismo".

El único punto oscuro de la negociación es de sobra conocido: una ley de amnistía a la que, precisamente, se le abre la puerta con este contexto, como reconoció un ministro en funciones, en conversación con este diario: "Cabe perfectamente en la Constitución, y habrá que hacerla, porque es buena para solucionar definitivamente el procés, y porque Puigdemont tiene ahora mucho poder".