Arrimadas ante una foto creada con IA: "No puedo probar que no tuve una relación con Mick Jagger"
"Hay millones de personas que no se conforman con Feijóo, que es Rajoy 2" / "Tengo que decidir si alargo más esta carrera política, pero tengo claro que seguiré en Cs" / "Si no tuviera hijos, seguiría viviendo en Madrid" / "Mudarme a Barcelona la primera vez fue la ilusión de mi vida".
1 mayo, 2023 02:51Estamos esperando a Inés Arrimadas en su despacho del Congreso. Mientras ella vota tropecientas enmiendas, nosotros vamos preparando la cámara, los papeles, el portátil. Todo está bastante ordenado en este lugar. Inés Arrimadas tiene maneras de opositora.
En la mesa, Una pena en observación. Y eso podría parecer esto: observar la pena de la exlíder de un partido que viene naufragando en las urnas; buscar en el duelo de C.S Lewis el paralelismo con el duelo de Arrimadas. De C.S a Cs, al cabo, apenas hay un punto.
La habitación, en silencio. A ratos el murmullo de alguna estancia contigua. Hasta que aparece Arrimadas y el duelo es a otra cosa, a primera sangre. Viene en busca de esgrima. Quien conoce a “Inés” sabe que, al desprenderse de la gestión orgánica del partido, ha recuperado la frescura de antaño. Bromea, provoca, discute.
“¡Qué buena idea esta del ChatGPT!”, dice al conocer que va a ser sometida al polígrafo de la inteligencia artificial. A los dilemas que arroja la tecnología, fundamentalmente éste: ¿cómo podemos discernir la verdad de la mentira?
La Arrimadas de hace tres meses era una política a la defensiva. Seria, angustiada. La de ahora, más que liberal, se exhibe liberada. La Arrimadas de hace tres meses probablemente no habría aceptado esta entrevista a medio camino entre lo íntimo y lo político.
Es la paradoja de la vida: se puede ser más feliz y tener más ilusión por revitalizar el proyecto cuando las encuestas vaticinan naufragio –salvo en la ciudad de Madrid–. Ella no lo va a reconocer así, pero se le ve en las manos y, sobre todo, en la palabra. Vive en Jerez desde hace unos meses, con dos o tres días a la semana en Madrid para su actividad como diputada.
Arrimadas no para. Se dedica a lo que le gusta. Los discursos, el trato con el militante, la explicación de las propuestas. Ha viajado cinco veces esta semana para hacer campaña en municipios de toda la Península. Confía, como una cristiana vieja, en la salvación.
Se gira hacia el televisor. Aparece la imagen sorpresa. Mick Jagger –el jodidamente auténtico Jagger– la está cogiendo a ella por la cintura. Le pedimos a Arrimadas que eligiera a “un personaje mundial” para simular un encuentro. Lo que no sabíamos es que el robot los reconstruiría como pareja, como amantes.
–¿Por qué Jagger?
–El rock me gusta mucho. Aunque a la gente le sorprenda, es mi estilo musical preferido. Los Rolling me encantan, pero mi grupo es Led Zeppelin. Como personaje reconocible, creí que esto con Jagger podría quedar muy bien. Me gustan mayores, pero Mick está un poco fuera de mi target [se parte de risa].
–Imagino que usted me va a decir que no ha tenido una relación con Mick Jagger, pero fijémonos en lo que dice el polígrafo del ChatGPT: “No hay una relación conocida entre Inés Arrimadas y Mick Jagger”. Por tanto, puede haber una relación desconocida. Y luego sigue: “Es posible que hayan coincidido”.
–Eso, en el ámbito jurídico, se llama prueba diabólica. ¡No puedo demostrar que no he tenido una relación con Mick Jagger! Tendría que demostrar qué he hecho todos los días de mi vida. Es como si me dicen: “Demuéstrame que no has estado nunca en Roma”. ¿Cómo lo haces?
Miguel Ángel Revilla, el político más alejado de la tecnología en toda España, fue quien inauguró esta sección de combates con la inteligencia artificial. Igual que quedó demostrado entonces, vuelve a suceder ahora. Los periodistas, salvo cambio drástico, seguiremos teniendo trabajo. Porque las preguntas que arroja el robot o son malas o necesitan de una intensa reparación.
Sin el punto de vista humano, ocurre esto:
–ChatGPT pregunta “cómo influyen los Rolling Stones” en su trabajo.
–Desgraciadamente, poco [suelta una carcajada]. No tengo mucho tiempo para escuchar música. Pero cuando me pongo alguna canción de los Rolling, ha servido para animarme.
En algunos países europeos, ya se han establecido regulaciones frente a la inteligencia artificial. En España, los medios informan ampliamente de esta tecnología, pero el Congreso todavía no ha acogido un debate de altura. Son estas conversaciones, en el fondo, una excusa para abordar este asunto con políticos de distinto signo.
–¿Es de las que se asoma con miedo a la inteligencia artificial?
–No, en absoluto. Tener miedo a la inteligencia artificial no es tenerle miedo al futuro, sino tenerle miedo al presente. Me entristece mucho ver que hay tanta gente con miedo a lo nuevo. He visto algunas prohibiciones en Italia. Es absurdo. Me recuerda a los que tenían miedo a internet y a los móviles. Soy protecnología. Esto ha venido para quedarse. Tenemos que aprender a usarlo correctamente y, si hay que regularlo, que se haga con sentido común. No puedo con los luditas del siglo XXI.
–En el Congreso se dice de todo, pero no ha llegado un gran debate sobre la inteligencia artificial.
–¡Cuidado! Me da que, si ese debate llega al Congreso, será para acabar con una ley que prohíba el ChatGPT en España. Gracias a la mayoría gubernamental, tenemos más opciones de eso que de lo contrario.
La mudanza
Otro de los temas pendientes de charla con Arrimadas es su mudanza a Jerez. Según los registros de ChatGPT, que no están actualizados, la expresidenta de Ciudadanos todavía vive en Barcelona. La biografía de esta política es tan nómada como la canción de Battiato, aquella en la que cualquier punto de la tierra sirve de almohada.
–¿Dónde vive usted realmente?
–Esta semana voy a estar en Jerez, en Ciudad Real, en Barcelona, en Palencia y en Madrid. Vivo en Jerez desde hace poco, pero sigo a caballo con Madrid.
–¿Cuántas casas tiene usted? Barcelona, Madrid, Jerez… Si llega a cinco, el Gobierno le podrá considerar “gran tenedora”.
–¡En propiedad sólo tengo un pisito en Jerez! Soy de las que lleva décadas pagando alquiler. Probablemente sea la única diputada que sepa lo que es pagar un alquiler en tantas Comunidades distintas.
Arrimadas es, desde que ganó las elecciones en Cataluña, uno de esos personajes que se llaman “mediáticos”. Hace tiempo que su vida personal se convirtió en noticia. Su boda y sus dos embarazos han aparecido en periódicos, radios y televisiones. En la declaración del Congreso, como obliga la ley, informa de sus bienes principales: casa, coche, hipoteca, etcétera.
A Inés Arrimadas le ha tocado tener que lidiar con esa situación según la cual, cuando todavía no has contado a tus amigos que estás embarazada, te llaman periodistas para preguntártelo. Por eso, abrimos el debate: ¿hasta dónde es pública la vida de un político? La inteligencia artificial, mal empleada, es también una amenaza contra la privacidad.
–El robot me dice: “Es importante recordar que las cuestiones relacionadas con la propiedad y la riqueza de una persona son asuntos privados, y es importante respetar la privacidad de los individuos en estos asuntos”. ¿Está de acuerdo? ¿Debe saber un votante cuántas casas tiene un candidato a las elecciones?
–Sí. Lo que no tiene que saber es en qué calle, en qué número, a qué colegio van sus hijos… Saber si tiene diez pisos o uno, pues sí. Además, es así. Cuando entras en el Congreso, haces una declaración de bienes.
–¿Dónde debe ponerse el límite?
–No está bien definido cuál es el límite. Por eso este debate resulta tan interesante. Creo que un votante merece conocer cuántas casas tiene el candidato, pero sin llegar al extremo de los detalles íntimos. A los liberales no nos interesa la vida privada de la gente.
Arrimadas ha vuelto a la ciudad donde creció: Jerez. Allí están sus padres. Allí –va a reiterar– concilia como aquí sería imposible.
–Le pregunta el robot: “¿Cómo ha sido su experiencia viviendo en Madrid?”.
–Una experiencia buena, pero muy concreta. Albert Rivera me pidió que me presentara a las generales. Vine, me quedé embarazada de mi primer hijo, asumí la presidencia del partido, estalló la pandemia… Me han pasado muchas cosas muy nuevas y muy importantes en Madrid.
–¿Le ha dado tiempo a disfrutar la ciudad?
–Menos de lo que habría ocurrido si no hubiese tenido dos embarazos y una pandemia de por medio. Madrid es una ciudad fantástica, pero cuando tienes dos niños y no hay familia cerca, la conciliación es muy complicada.
–Se le ha criticado mucho siempre, tanto a nivel interno como en las organizaciones rivales, que dejara Cataluña cuando estaba en su pico más alto de popularidad. ¿Realmente se lo pidió Rivera o se lo sugirió usted a él?
–Sí, me lo pidió él. De hecho, los mensajes más cariñosos que todavía guardo de Albert son aquellos con los que me agradecía haber dado ese paso.
–Estábamos hablando de Madrid. ¿Usted ha dejado a Madrid o Madrid le ha dejado a usted?
–Vuelvo a Jerez porque allí está mi familia y tengo el apoyo que necesito. No hay nada más que eso. He vivido en varias ciudades: Jerez, Sevilla, Niza, La Línea de la Concepción, Barcelona, Madrid… La gente le está dando mucha más importancia a la mudanza que yo. Cambiarme de casa y de ciudad, para mí, es algo habitual. Y si en el futuro tengo que volver a hacerlo, no pasa nada. Llevo muchos años pagando alquiler. Nunca voy a hacer esa cuenta porque me amargaría.
La ilusión de Barcelona
Arrimadas se extiende en las respuestas. Cuenta su vida. No está obsesionada por lanzar un mensaje ni por construir un liderazgo sobrio. Nada de eso. Va construyendo su biografía con detalles minúsculos, divertidos.
“Barcelona era la ilusión de mi vida”, dice con algo de nostalgia mientras derrama la mirada por el cristal. Fue una fascinación temprana, de difícil explicación. ¿Por qué una niña de Jerez quería ir a Barcelona y aprender catalán a toda costa?
–Eso, ¿por qué?
–Mis padres habían vivido allí una época. De pequeña, me encantaban el Barça y el catalán. Empecé a aprender catalán en Jerez con un diccionario. Creo que soy la única persona a la que le ha pasado eso en España. Para mí, mudarme allí fue cumplir un sueño. Era como ir a Europa. Ampliaba mis horizontes, mucha vida muy diversa, muy poco tradicional, muy abierta. Oportunidades laborales y culturales.
–“Me encantaba el Barça”. ¿Y ahora?
–Es que de pequeña me encantaba el fútbol en general. Era la única niña del colegio que hacía la Liga Fantástica de Marca. Se hacía por correo postal. Mandabas una carta y te respondían. Escuchaba a José Ramón de la Morena y a José María García. Veía El día después. Conocía los nombres de todos los estadios, las alineaciones… Pero me hice mayor y se me pasó. Me dejó de interesar tanto el fútbol.
–Pero hábleme del Barça.
–El tema político nos ha distanciado del Barça a muchos. No es que no sea del Barça, pero no lo soy tanto como antes. Veo un partido contra el Madrid, quiero que gane el Barça, pero si de pequeña me podía suponer un cabreo, ahora me es indiferente. Estoy desconectada del fútbol. Teníamos un equipo en Jerez. Nos llamábamos Las Toltecas.
–¿Qué fenómeno es más popular? ¿El de Inés Arrimadas en la Cataluña de 2017 o el de Ayuso hoy en Madrid? Se lo he preguntado al robot, pero no ha querido mojarse.
–Ese robot es muy políticamente correcto, ¡que se moje más!
–Mójese usted.
–No lo sé. No tengo ni idea, no me he parado a pensarlo. Sí me gusta que haya mujeres poderosas, con marca propia, con un proyecto definido. Me gusta verlo aunque no sea en mi partido, ni siquiera en un espectro ideológico cercano.
–Madrid es, precisamente, el único lugar importante donde, según las encuestas, Ciudadanos puede obtener representación. Le he pedido al robot que le traslade una “pregunta complicada sobre la candidata”, Begoña Villacís: “¿Cómo ha afectado la presencia de Begoña Villacís en Ciudadanos a su liderazgo y al posicionamiento del partido?”.
–Todo lo que ha aportado Begoña en general es bueno. A nivel humano, tenemos amistad. No hay nada peor que un líder con miedo a rodearse de gente valiosa. Su gestión en el Ayuntamiento ha sido positiva. No sólo para mi liderazgo, sino para el proyecto en general.
–El robot maneja información hasta 2021. Le hago yo una pregunta sobre el pasado más reciente: ¿qué piensa de que Villacís se reuniera en una cafetería cercana a Génova con Elías Bendodo, el hombre que hace los fichajes para Feijóo, cuando su candidatura por Cs todavía estaba en el aire?
–Ella lo ha explicado. Es agua pasada. Begoña está totalmente centrada en la campaña. Los números nos dan. Puede decidir la alcaldía de Madrid.
–Teniendo en cuenta las expectativas generales, si Ciudadanos sobrevive en Madrid, aunque sea con tres concejales, ¿será un éxito?
–¡Hombre! Llevo escuchando a un montón de gente que el partido está desahuciado. Entrar en Madrid sería muy buena noticia. Y que el equipo de Ciudadanos siga gobernando la ciudad sería muy bueno para toda España. La capital va como un tiro, se están haciendo las cosas bien. Creo que el proyecto debe continuar. En Barcelona hemos visto cómo una gran capital se puede venir abajo en muy poco tiempo.
Las razones
Ha ocurrido un fenómeno ciertamente extraordinario con Ciudadanos. Cometidos los clamorosos errores estratégicos, los periodistas preguntaban una y otra vez “¿cuál fue el fallo?”. Esos fallos les costaron caro. Desaparecieron cada vez que se abrieron las urnas. Al PP y al PSOE, la corrupción no los ha castigado tanto. O por lo menos no definitivamente.
En ruedas de prensa, haciéndose túrdigas de la piel, los de Ciudadanos acababan mojándose: unos atribuían la caída a los pactos con el PP; otros a los ofrecimientos al PSOE. Arrimadas, hoy, sitúa a Ciudadanos en el “centro” y quizá sea esta la única cuestión donde no va a entrar.
–Continúa el robot: “¿Cuáles cree que han sido las principales razones de los malos resultados electorales de Ciudadanos en las últimas convocatorias electorales?”.
–Somos el partido que más autocrítica ha hecho, que más se ha flagelado, que más ha hablado de sus errores. Veo barbaridades en PP y PSOE y no lo han pagado tan caro en las urnas. Hay que mirar hacia fuera y hacia el futuro.
–Y otra: “¿Qué decisiones o acciones cree que podría haber hecho usted de manera diferente para evitar o revertir los malos resultados electorales del partido?”.
–Me tocó asumir la presidencia cuando el partido estaba en una situación muy mala. Seguro que se podría haber hecho mucho mejor, pero no debemos tirar la toalla. Este espacio político va a seguir existiendo. Vamos a pasar por una travesía en el desierto, pero la vamos a superar.
–Le doy la respuesta a esa misma pregunta por parte del polígrafo de ChatGPT: “Percepción de falta de liderazgo: algunos críticos han argumentado que Arrimadas ha carecido de la fuerza y el liderazgo necesarios para mantener unidos a los miembros de su partido y para presentar una imagen fuerte y coherente en los medios de comunicación”.
–Precisamente, la imagen y los discursos son algo que jamás se me ha criticado. Cuando los partidos van bien, surge de pronto un gran pegamento. Aquí se metió gente que no era de Ciudadanos ni de coña. Ahora están fuera o en otro partido. No todo el mundo sirve para estar en Cs en un momento como este. No podemos pretender que todos los que pasaron por aquí en un momento de esplendor tengan la fuerza para quedarse ahora.
–Es casi una pregunta existencial: ¿para qué sirve Ciudadanos?
–A nosotros, y esta es una gran diferencia respecto a ellos, sí nos gusta que existan el PP y el PSOE. Pero queremos un PSOE como el de antes, no el de Sánchez. Y queremos un PP más abierto y reformista. Para eso estamos nosotros en política, para acercarles a esas posturas. Le pongo un ejemplo.
–Diga.
–Sánchez ha entendido que tiene que darle aire a Yolanda porque necesita que haya un espacio que no es exactamente el suyo para luego llegar a acuerdos.
–Me está diciendo que le gustaría que Feijóo hiciese eso con ustedes.
–No exactamente. Porque nosotros estamos en medio de PP y PSOE.
–Usted vivió como presidenta la opa hostil de Pablo Casado y Teodoro García Egea. ¿Feijóo está siendo más leal en ese sentido?
–Lo que sí le puedo decir es que el PP está centrado en conseguir que los españoles sólo encuentren la papeleta azul como medio de echar a Sánchez. A mí eso, como ciudadana plural, no me convence. Hay millones de personas que no se conforman con Feijóo, que es Rajoy 2. Ya nos votaron incluso cuando Rajoy sacó mayoría absoluta.
–Volvemos al robot: “¿Cómo describiría su relación actual con Albert Rivera y cómo ha evolucionado desde que usted se convirtió en líder de Ciudadanos?”. Añado: ¿han charlado después de que dejara usted el liderazgo del partido?
–Supongo que habremos intercambiado algún whatsapp. No hemos hablado de política ni del partido. Él siempre se ha mantenido al margen. La relación ha sido más personal. Su niña y mi niño son prácticamente de la misma edad. Algún whatsapp sí, pero vernos no.
–Sobre el liderazgo actual: ¿se puede teletrabajar como líder de un partido político? Patricia Guasp vive en Baleares y Adrián Vázquez en Bruselas.
–Ciudadanos ha hecho muchas cosas por primera vez. No le veo pegas. Vienen mucho a Madrid. Conviene pisar España para dirigir un partido. Lo veo positivo. No sólo gente que vive en Madrid debe poder liderar un partido.
–Usted no se planteó irse hasta que no dejó la presidencia.
–Mi decisión no tiene nada que ver con la política. Fue conciliación. Si no tuviera hijos, seguiría viviendo en Madrid.
–Siendo presidenta del partido, no se habría ido. A eso me refería.
–Me habría ido también. Por conciliación.
–¿Le gustaría volver a presentarse en una lista electoral en las generales para seguir siendo diputada en el Congreso?
El futuro
Alcanzamos en este momento el punto clave de la conversación. Porque de Arrimadas ya se sabe casi todo: que no quiere volver a liderar al partido, que está mucho más a gusto con su labor de parlamentaria, que no se irá jamás al PP. Pero no se sabe qué va a hacer dentro de unos meses, cuando deba decidir si continúa en una lista electoral e intenta revalidar el escaño.
A pesar de llevar en la política nacional desde hace un lustro –eso es hoy una eternidad–, Arrimadas, en contra de lo que muchos ciudadanos piensan, nunca se ha presentado a unas elecciones generales. El descalabro le privó de esa oportunidad.
–Aunque no lidere el partido, ¿le gustaría intentar revalidar su escaño de diputada?
–Lo que usted me está preguntando es: “¿Seguirá en política?”.
–Eso lo ha dicho usted. Pero podemos plantearlo así, claro. De hecho, es mucho mejor.
–No lo tengo claro, ya veremos, pero seguro que seguiré en Ciudadanos. De lo que no tengo ninguna duda es de que seguiré en Cs. Lo que tengo que ver es si alargo más esta carrera política. Lo determinante a la hora de decidir será personal, y no político.
–Se le ve desde fuera, si me lo permite, feliz. Relajada y guerrera en la tribuna. ¿Fue un error dirigir el partido?
–Era muy difícil mantener el liderazgo político, de ideas, comunicación, orgánico, interno, financiero, la maternidad de dos niños. Me resultó muy difícil mantener todas esas cuestiones. Ahora estoy donde más puedo aportar, que no es en la organización del partido. Para mí, todo aquello fue mucho.