El mes de Casado fuera del trono del PP: escaño vacío, amistades rotas y la vista puesta en el extranjero
Pablo Casado se plantea hacer las maletas con la familia y buscar su futuro profesional fuera de España para alejarse del ruido de la política.
27 marzo, 2022 05:04Noticias relacionadas
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Durante toda la semana ha seguido acudiendo a la sede de la calle Génova y ha recogido los últimos documentos, fotos y recuerdos de su despacho de la séptima planta. Son las jornadas más amargas de Pablo Casado, que el próximo viernes se despedirá de los afiliados y entregará el testigo de la presidencia del PP a Alberto Núñez Feijóo en Sevilla.
"Pablo sigue muy tocado psicológicamente, está hundido", explica un diputado de su círculo más leal, justo cuando se cumple un mes de la rendición de Casado: un mes desde que, en la larga noche del 23 de febrero, apremiado por los barones, aceptó abandonar la presidencia del PP para frenar la sangría de votos que había provocado su enfrentamiento con Isabel Díaz Ayuso.
En sus sentimientos se mezclan todavía la incertidumbre por el futuro (está viendo cosas fuera de España), la incomprensión (cree que ha sido tratado de una forma injusta por su partido) y la tristeza por las amistades rotas, que han quedado por el camino.
"Si fuera tan frío como Aznar, habría afrontado la situación de otro modo. Pero Pablo es muy emocional y empático. Está roto porque ha sentido la pérdida de cada uno de los colaboradores y dirigentes que, uno tras otro, le dieron la espalda en el último minuto", añade el mismo diputado.
El lamento de Casado
Porque Pablo Casado sigue convencido, y así se ha sincerado estos días ante varios amigos, de que actuó correctamente cuando exigió a Ayuso que aclarara la intervención de su hermano en un contrato de mascarillas de la Comunidad de Madrid, para evitar que cualquier sombra de corrupción dañara la imagen del partido.
Y ha repetido varias veces la frase que pronunció en la noche del día 23 ante los barones: "Puede que haya hecho algo mal, pero sé que no he hecho nada malo". Sin embargo, su gran error fue no medir sus fuerzas ante la ganadora de las elecciones del 4-M. Núñez Feijóo ya ha dejado claro que no va a cometer el mismo error: tras anunciar su voluntad de liderar el partido, ha tratado con la mayor deferencia a la presidenta madrileña.
"Casado sigue ejerciendo como presidente del PP", dice a EL ESPAÑOL una de sus colaboradoras. Pero no es exactamente así. Consciente de que ya sólo es presidente de forma nominal, ha dejado las principales decisiones en manos de la portavoz parlamentaria y actual coordinadora, Cuca Gamarra, para facilitar una transición pacífica hasta que Feijóo tome posesión de su despacho de la séptima planta.
Tras su última intervención en la sesión de control al Gobierno del 23 de febrero, en la que hizo un canto a la concordia entre los españoles, ha seguido acudiendo al Congreso de los Diputados, pero sólo para votar.
Teo se queda
Llega unos minutos antes, participa en las votaciones con las que concluye el Pleno de los martes y jueves, y desaparece sin apenas intercambiar más que unas palabras de cortesía con algunos diputados. La relación personal con muchos compañeros del Grupo Parlamentario ya no le resulta especialmente cómoda.
Su número dos, Teodoro García Egea, ha comunicado a varios periodistas que seguirá ocupando su escaño (aunque ahora el Grupo Parlamentario le ha relegado a la cuarta fila del hemiciclo) hasta el final de la legislatura y colaborará, en lo que sea necesario, para que el PP gane las próximas elecciones.
El propio Núñez Feijóo ha pedido públicamente tanto a Casado como a García Egea que sigan aportando su experiencia al partido: "Necesitamos sumar, sumar y sumar", recalcó al anunciar su candidatura.
Sin embargo, la mayoría de los dirigentes del PP dan por hecho que, tras el Congreso de Sevilla, Casado abandonará discretamente su escaño. No quiere ser un jarrón chino, ni interferir ni condicionar, de ningún modo, la nueva etapa que protagonizará el político gallego.
Hacer las maletas
Pablo Casado mira ahora con incertidumbre su futuro profesional. Los dirigentes consultados no descartan que en las próximas semanas pueda anunciar su incorporación a un despacho de abogados de renombre: "Está manteniendo contactos y reuniéndose con mucha gente", afirma una de sus colaboradoras.
Pero otras fuentes dicen que Casado podría buscar su futuro fuera de España. Y para ello le resultarían especialmente útiles los contactos que ha forjado en los últimos años a nivel internacional, con destacados dirigentes del Partido Popular Europeo.
El todavía líder del PP lo reveló en una entrevista: antes de decidir presentarse a las primarias de 2018, había decidido abandonar la política y valoró una oferta profesional para trabajar en París. Ahora podría seguir el mismo camino, señalan las citadas fuentes. Hoy la familia no descarta hacer las maletas para alejarse del ruido generado por la política.
Casado ha seguido acudiendo a la sede de la calle Génova, pero sólo durante unas horas al día: quiere recuperar el tiempo perdido que no ha podido dedicar a su mujer, Isabel, y a sus dos hijos, durante los últimos tres años.
'Rey de las golosinas'
Además de un muy restringido círculo de amigos, su principal apoyo emocional durante estos días ha sido su mujer, Isabel Torres Orts (Elche, 1980), que trabaja actualmente como psicóloga en un colegio público de Algete.
Ambos se conocieron en 2002 en el barrio universitario de Madrid, Moncloa, cuando él estudiaba segundo de empresariales y ella (que es un año mayor que Casado) tercero de Psicopedagogía. Se casaron en Elche en 2009, el mismo año que él comenzó a trabajar como jefe de gabinete del expresidente José María Aznar.
Isabel Torres procede de una familia acomoda de Alicante: su madre heredó la gestión del más emblemático hotel de Elche, el Huerto Jardín del Cura, mientras que su abuelo, José Torres Fenoll, el rey de las golosinas, fue el fundador de la conocida marca de caramelos Damel.
La pérdida de confianza de su mentor, José María Aznar -quien después de que estallara el conflicto con Ayuso le hizo ver que su situación al frente del partido ya resultaba insostenible-, ha resultado especialmente dolorosa para Pablo Casado. Pero también se ha vuelto fría su relación con Núñez Feijóo, quien encabezó la rebelión de los barones que provocó la dimisión en diferido de Casado.
Intrigas y traiciones
"Pablo habla a menudo estos días con Feijóo", asegura la citada colaboradora del todavía presidente del PP. Aunque Casado prefirió quitarse de en medio el pasado 9 de marzo, cuando el político gallego aterrizó en la sede de la calle Génova para anunciar su candidatura.
Núñez Feijóo explicó a los periodistas que le hubiera gustado verse con Casado, pero a éste le había surgido un "compromiso familiar". Ahora, a ambos les une el propósito de lograr que sea un éxito el Congreso de Sevilla del próximo fin de semana, en el que el presidente saliente se dirigirá por última vez a los compromisarios y afiliados.
Lo hará en unas circunstancias muy distintas a las del XIX Congreso celebrado en Madrid el 21 de julio de 2018, en el que, con tan sólo 37 años, Pablo Casado iniciaba una prometedora carrera como líder del PP, cargado de ilusión, tras derrotar a Soraya Sáenz de Santamaría con el nuevo sistema de primarias del partido.
Una carrera que se ha visto ahora truncada, tras meses de intrigas, errores y traiciones. A veces la política no da una segunda oportunidad: el futuro del Partido Popular se llama ahora Alberto Núñez Feijóo.