Tomás Marco
Compositor. Autor de la zarzuela Policías y ladrones
Contra el parque temático
Creo que el género zarzuela es posible. Si no, no me hubiera metido a hacer una. Otra cosa es resucitarla con la implantación que tuvo. No se dan las condiciones objetivas de una época en que había teatros donde se podía representar por toda España. Ahora, bastante que me la hayan pedido y que se haya estrenado no sin esperas y vicisitudes externas. Dudo que se represente en otro sitio, ni siquiera en esta misma producción. Creo que no la volveré a ver en lo que me queda de vida.
Pero también que era un reto que se ha afrontado con suficiencia y, tenga o no porvenir, no se puede decir que es imposible hacer zarzuelas nuevas sin necesidad de atravesar túneles del tiempo. Otra cosa es que haya teatros interesados en ella. La zarzuela se ha convertido hoy en un parque temático por las por condiciones externas adversas.
Preguntarse si valía la pena hacer el esfuerzo de intentarlo depende de que se quiera continuar una tradición o de cerrarla como un hecho histórico sin continuidad. A algunos no les compensará el esfuerzo para los resultados esperables, pero no por eso las nuevas obras carecerían de un buen nivel e incluso serían una continuación actualizada de un género que no tendría por qué ser solo histórico.
Las instituciones culturales públicas tienen muchas cosas que podrían hacer en el terreno cultural que ni se les pasan por la imaginación. En el caso de la zarzuela podrían hacer bastante, pero ni se les ocurre. Por ejemplo, un género tan madrileño podría tener un teatro de la Comunidad dedicado a él como lo tiene Viena para la opereta.
Las privadas hacen lo que les pueda dar un beneficio (nada que objetar) y dudo que crean que este sea el caso. Han apostado por el musical americano sin pensar en nada más.
Las instituciones públicas podrían hacer cosas que ni imaginan. Por ejemplo, un género tan madrileño como la zarzuela podría tener un teatro de la comunidad como lo tiene la opereta en Viena
Quien acometa la osadía de hacer una nueva zarzuela debe trabajar en algo con posibilidades de difusión limitadas pero a lo mejor les puede valer la pena creativamente hablando. A mí me ha compensado demostrar (por lo menos a mí mismo) que era posible y que era capaz de hacerlo.
Las hipotéticas nuevas zarzuelas podrían aportar al legado anterior de los zarzuelistas ‘de siempre’ lo mismo que aportan las obras nuevas en otros géneros, una continuidad normal de la tradición para que el patrimonio no solo sea algo que ocurrió, sino que se hace hacia el futuro. Si la música sinfónica española no se acaba en Falla, es una lástima que la lírica se cierre en Sorozábal y Moreno Torroba.
Pinamonti tuvo la idea, pero tengo que agradecer el que Daniel Bianco la haya hecho posible pese a huelgas, pandemias y demás. Se lo debemos a ambos. A uno porque se le ocurrió y al otro porque la ha llevado a término con una tenacidad que hay que proclamar. Por parte del público hubo curiosidad, pues se llenaron todas las funciones en una medida poco frecuente.
Vino gente que quizá esperaba repetir lo que ya conocía y que supongo que no quedó satisfecha, porque vio otra cosa al no querer ver que Policías y ladrones podía ser una continuación de aquello. Pero creo que la mayoría disfrutó de la obra. Por lo menos aplaudieron mucho al final todos los días.
Pazo Azorín
Director de teatro y escenógrafo
Recuperar una lengua muerta
La zarzuela como tal es un género muerto desde mediados del siglo XX, cuando los principales compositores dejaron de estrenar con regularidad sus obras en los teatros que producían zarzuela. Quizá uno de los últimos títulos fuera Las de Caín, obra del longevo y prolífico Pablo Sorozábal con libreto de los hermanos Álvarez Quintero. Cuando digo género muerto lo hago sin ningún tipo de connotaciones, exactamente igual que hablamos de lenguas muertas, aquellas que ya no disponen de hablantes en el mundo.
El caso de Policías y ladrones es muy sintomático. ¿Podemos considerar que una lengua muerta vuelve a ser lengua activa por el hecho de que un hablante en un rincón del mundo vuelva a enunciar una frase en dicha lengua? Evidentemente no. El caso de la zarzuela es muy similar. Es un género adscrito a una época: al siglo XVIII en el caso de la zarzuela barroca y al siglo XIX y parte del XX en el caso de la zarzuela y el género chico.
Pensar en componer zarzuela hoy implica un anacronismo cultural, de la misma manera que lo sería un pintor que quisiera expresarse hoy con la técnica de la pintura renacentista.
Dicho esto, rompo una lanza a favor (¡faltaría más!) de la creación lírica contemporánea. De hecho, los musicólogos de siglos venideros nos definirán por las piezas de nueva creación que fuimos capaces de estrenar, no por nuestras versiones de los clásicos precedentes.
En mi modesta opinión, creo que toda pieza lírica que se estrene en nuestro país en la actualidad es una ópera española, haya diálogos o no. María Moliner, de Antoni Parera Fons y Lucía Vilanova, que estrenamos en el Teatro de la Zarzuela en 2016, era indiscutiblemente una ópera, a pesar de tener textos hablados.
Nuestro camino es seguir apostando por la creación contemporánea y por la recuperación de la zarzuela. Si nos lo proponemos, la lírica española conocerá otra edad de oro
Creo que la ópera de nueva creación es un género híbrido, mixto, riquísimo, en el que puede convivir en perfecta armonía el canto, la palabra, la música, el sonido, la expresión plástica, la danza, incluso el ruido. Estamos delante de un género en constante evolución que, frente a la zarzuela, no es un género muerto porque ha ido estrenando regularmente obras nuevas durante los últimos 400 años.
Evidentemente, hay países pioneros que cuentan con grandísimos compositores de ópera, como es el caso paradigmático del Reino Unido. Tras el inmenso legado de Benjamin Britten y Michael Tippett, han llegado George Benjamin, Jonathan Dove y Thomas Adès, entre otros. Entre todos ellos suman más de un centenar de estrenos recientes.
Obviamente, nuestro camino como país es seguir apostando por la creación contemporánea y por la recuperación de la zarzuela barroca, la zarzuela grande y el género chico. Recuperaciones que, en la medida de lo posible, han de ser totales, no solo musicales o editoriales. No somos el Reino Unido en volumen de estrenos pero tenemos un interesante camino trazado: Tomás Marco, Antoni Parera Fons, Raquel García-Tomás, Francisco Coll, Joan Magrané… Si todos nos lo proponemos, la lírica española conocerá una segunda edad de oro. De todos nosotros depende.