Los mundos contrarios
Antonio Lucas
5 febrero, 2010 01:00Antonio Lucas. Foto: Begoña Rivas
Como se ve, Antonio Lucas (Madrid, 1975), a quien se deben varios libros de poesía, de los que destacaré Las máscaras (2004), cuyo título es toda una señal, está lejos de la ingenuidad. Por el contrario, sus poemas suponen una indagación sobre la realidad, el yo -"Qué infiel / la identidad a ti cosida"-, el lenguaje, la poesía, entendida como una tarea que "da forma de nuevo a lo que existe". Y es de destacar que todo eso tiene lugar con un lenguaje sencillo, comprensible a la primera lectura, sin retóricas que oscurezcan el discurso, si bien las imágenes no faltan: "El tiempo es un museo de ceniza", la voz de Billie Holiday es "de estrépito y salmuera", después de la infancia la vida "se va curvando", o "La luz es ya el cadáver de una miel apuñalada" son algunas muestras de un decir con fuerza poética que, sin renunciar a la efectividad comunicativa, va dando a lo largo del libro forma de nuevo a lo que existe, es decir, hace suyo el propósito de hacer de la poesía conocimiento. Comunicación y conocimiento, las dos posiciones que sirvieron para la polémica hace algunas décadas y que, mejor o peor, identifican dos modos de quehacer poético, resultan aquí subsumidas en un decir que es tanto lo uno como lo otro y el título, Los mundos contrarios, puede leerse en esa clave, sin agotarse ahí, sino que apunta, cuando menos, a la estructura real/ficcional. También aplicable esa unión de contrarios en la fe, el fervor poético, que recorre los poemas, el deseo de decir, con la conciencia de que "Toda inscripción es residuo de una sombra". De la poética fundamentada en esas tensiones surgen como resultado unos textos a los que no les falta emoción ni sorpresa en las palabras, una voz, un libro, a tener muy en cuenta.