Image: Salir con vida

Image: Salir con vida

Poesía

Salir con vida

Tomás Segovia

17 junio, 2004 02:00

Tomás Segovia. Foto: Jaime Villanueva

Pre-Textos. Buenos Aires-Valencia, 2004. 84 páginas, 11 euros

El nuevo libro de Tomás Segovia (Valencia, 1927, aunque exiliado en México, donde escribió buena parte de su generosa obra, reunida en el año 1976) viene ofreciendo su obra escrita en el sur de Francia o en España.

Se trata de los libros Partición (1983), Lapso (1986), Orden del día (1988), Noticia natural (1992), Fiel imagen (1995) y Misma juventud (2000). Durante su estancia en aquel país fue profesor del Colegio de México, traductor, ensayista y se mantuvo en la órbita de las revistas y la influencia intelectual de Octavio Paz. Tras su regreso a España, vendría a confirmar la frágil frontera que separa la poesía española de la hispanoamericana, si algunos creen que existe, porque, pese a una natural evolución, descubrimos en él la continuidad de su voz poética. La naturaleza del exilio, de algunos poetas menos conocidos de lo que deberían serlo, no posee las mismas connotaciones de quienes partieron de España, tras la guerra civil, con una obra hecha o ya iniciada.

Ahora, en su último libro, Salir con vida, divide los poemas en tres secciones: la primera da título al libro y consta de un largo poema; la segunda "Días después" está formada por treinta y cinco poemas y la tercera, por doce más y otro poema extenso, "Horas libres", que viene a cerrar el círculo que se abría en parecido tono. Su poesía nos llega ahora anclada en algunos temas recurrentes: la luz, la vida, el tiempo. La han tornado más reflexiva, más madura, menos circunstancial, más esencial, aunque no menos humana, heredera, en parte, de la metafísica de Juan Ramón Jiménez.

A mi entender los dos poemas extensos (recordemos a propósito la consideración de Paz al respecto), sin ser desmesurados, nos ofrecen una arquitectura y una trabazón que refleja la maestría, basada en la experiencia, de un gran poeta. En "Sobreviviéndome" descubrimos, además de algún rasgo autobiográfico, el desamparo o la angustia -tan característica del anterior existencialismo-. No sólo el poeta narra la nostalgia del pasado, sino que dice desconocerse en lo que ahora es y no desea otra existencia. Los "Días después" son poemas fechados que corresponderían a un diario quebrado y personal, iniciado en Madrid el 24 de julio de 2000. Son poemas atentos a las estaciones y a las transformaciones paralelas que se producen en el interior del poeta. éste integra el paisaje al estado de ánimo y recorre meses y cielos. Algunos poemas anota que fueron fruto de viaje en tren o en avión, como "El viejo maestro", sabedor de aciertos y de lograr, con una excelente economía verbal e imaginaria, la belleza expresiva.

Partidario, en ocasiones, de la utopía que se despierta con la humildad de "unas túnidas hojas de cantueso/oliendo bien con más pudor que nunca", no deja de lado la sátira cuando conviene, o el juego fonético. Se ha servido también de escenas costumbristas, recuerdos y, especialmente, paisajes íntimos. El poema largo "Horas libres" mantiene el tono auto- biográfico y reflexivo, inscrito desde la luz del verano, incidiendo en el vitalismo.

Tomás Segovia posee un léxico generoso, una musicalidad sin tacha, un devenir poético ordenado, una lucidez moral que corresponde a la sabiduría del poeta que ha escrito tanto y tan bien. Entiende que "es verdad que he tenido otras vidas/ pero esos días míos cumplieron una vida/una vida trazada como el arco de un astro".


CENTINELA
De dónde viene esta bondad del tiempo
Que esponja su plumaje tenue
Como para flotar y pierde peso
Como quien pierde sombra y
hosquedades
Y se demora y se demora abandonado

¿Será la sombra del amor
Que cruza en su pausada órbita
Por mis altas regiones hiperbóreas
Callado centinela pensativo?