El testigo de asesinato que no llamó a la policía: Dag Solstad pone al lector ante el espejo de la culpa

Nacido en Sandefjord, Noruega, en 1941, Dag Solstad es uno de esos autores capaces de reflexionar en profundidad sobre su tiempo al hilo de las peripecias de sus personajes. Así ocurre en La noche del profesor Andersen, pues el acontecimiento inicial que le ocurre a su solitario protagonista (prestigioso catedrático universitario de Literatura en Oslo), que contempla cómo en el edificio de enfrente, la noche de Nochebuena, un hombre estrangula a una joven mujer rubia, no se queda en una nueva versión de La ventana indiscreta de Alfred Hitchcok, sino que nos presenta la visión atormentada de un hombre de cincuenta y cinco años que se cuestiona hacia dónde va el mundo, el ser humano y cuál es el verdadero valor de la cultura. En resumen, qué posibilidad real existe de que algo que hayan hecho los hombres en este mundo perdure en la memoria más allá de unos cien años.

La noche del profesor Andersen

Dag Solstad

Traducción de Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo. Nórdica, 2023. 160 páginas. 19,50 €

La contemplación del crimen lo deja tan paralizado que no se atreve a llamar a la policía, y entre el misterio y el dilema moral, con una trama de tintes filosófico-existenciales, se desarrolla esta narración, con reuniones sociales de amigos (médicos, actores, psicólogos, burócratas culturales...), escapadas de fin de año a una estación de esquí (Trondheim) donde se encuentra con un colega del mundo educativo, y muchos paseos donde el alma agitada del profesor no consigue acallar el hervidero de su conciencia, la culpa y el remordimiento.

Con su excelente y directa prosa, Dag Solstad nos apela con su buen análisis psicológico y generacional y con acertadas ocurrencias llenas de humor irónico. En muchos pasajes muestra unos tamizados aires bernhardianos, especialmente al considerar la figura de Henrik Ibsen (en quien él se especializó con devoción) y si de verdad su genialidad resistiría al tiempo sin la cómica y a veces estrafalaria manera de actualizarlo para representarlo en las tablas en nuestros días.

[Crítica de 'Pudor y dignidad', de Dag Solstad]

Con esta obra, publicada en 1996 en Noruega, Solstad, en ese final de siglo, traza también con maestría y con mucha dosis de autocrítica qué fue de aquellos jóvenes radicales que en los años sesenta y setenta leían poesía comprometida y se declaraban antiOtan, antiCEE, antinucleares… y que, pasados los cincuenta años, justifican y asumen su burgués modo de vida sin demasiada contradicción personal.

Curioso que lance al tiempo previsiones de cómo sería el mundo en 2020, citando ese año como el culmen de un futuro lejanísimo. El profesor Andersen, a diferencia de sus amistades, vive la quiebra, la sensación de falta de fundamento, incluso en lo que ha sido su carrera universitaria ( “Tenía una fuerte sospecha de que había dedicado su vida a algo que estaba condenado al naufragio”). “Últimamente he pensado mucho en que el tiempo agota la literatura” –le confiesa a sus amigos Berndt y Nina–.

Con su excelente prosa, Solstad nos apela con su buen análisis psicológico y generacional y su humor irónico

El breve viaje a Trondheim para la Nochevieja, el encuentro con un colega de profesión, propicia una lúcida y alcoholizada conversación de ambos en la habitación del hotel sobre la falta de permanencia y de memoria de las creaciones humanas. “Nuestra relación con el pasado se caracteriza por una profunda indiferencia”. La propia literatura “no sobrevive como pensábamos. Sólo sobrevive en apariencia”, ya sin la conmoción y la emoción que en su día produjo. Finalmente plantea también un asunto crucial: ¿somos capaces de seguir adelante pese a causar o contemplar un daño irreparable?