Elogio de la belleza atlética
Hans Ulrich Gumbrecht
8 junio, 2006 02:00¿Qué puede ofrecer un libro con un título como el arriba indicado? ¿Qué hace Gumbrecht, profesor de filología, adulto, serio y formal, dedicándose a ocupaciones tan aparentemente nimias como el cuerpo de los atletas? Ofrecernos un libro provocador, un ensayo tan delicioso en cuanto a la forma como penetrante en cuanto al contenido.
Gumbrecht plantea en Elogio de la belleza atlética un desafío desde el propio título. No se trata en él de acometer una investigación histórica, ni una taxonomía de los deportes. Tampoco de adoptar método crítico para "desenmascarar" lo que se esconde tras el deporte ni de investigar supuestos significados profundos. Se trata de un elogio que se aleja de la "objetividad". El elogio se dirige a los deportes. Y, finalmente, se inscribe en el ámbito de la estética. La pregunta y sus múltiples respuestas se hacen en términos de belleza: belleza de los cuerpos de los atletas, de la competición agónica y de la competición por la excelencia, belleza de las formas efímeras que se producen en el juego.Gumbrecht produce un aparato conceptual y tipológico ayudándose de voces clásicas: unas palabras de Aristóteles, una obra de Kant, otra de Von Kleist, una definición de Luhmann. Y aplica ese aparato, en el que abundan la belleza y la gracia, a un entorno más propio de los públicos masivos de la sociedad del espectáculo que de un investigador en ciencias humanas y sociales: aquí y allá aparecen Zidane y Ronaldinho, Joe Montana y Michael Schumacher, Dempsey y Mohamed Alí.
Categorías y ejemplos van enhebrando historia y teoría. Una historia y una teoría que se precian de "superficiales": de deslizarse por esas superficies (la cancha o el ring, pero también los cuerpos de los atletas) en las que comparece la belleza. Belleza del deporte. Y belleza del texto que la invoca, la nombra y la elogia. Que siempre se lee con una sonrisa. Y que hace pensar.
Brillante idea, la traducción de este texto, de la editorial Katz, que ya ha publicado a S. Benhabib, o a C. Castoriadis. Y que anuncia un inminente y estimulante catálogo en el que se hallan nombres como R. Chartier, L. Strauss o M. Nussbaum.