Un día en la vida de un editor
Hijo de un acomodado empresario metalúrgico, Jorge Herralde (Barcelona, 1935) parecía destinado a suceder a su padre en el negocio familiar. Tras un bachillerato de ciencias en un buen colegio religioso se formó como ingeniero industrial. Nada indicaba que se iba a convertir en uno de los editores de referencia del universo hispanoamericano y en un sólido autor de memorias.
Un día en la vida de un editor y otras informaciones fundamentales es un homenaje a los libros, a sus autores y, sin duda, a los lectores. Es la visión de una trayectoria editorial de medio siglo a través de una recopilación de artículos, discursos, entrevistas y entradas de diario. Con este mosaico de textos, Herralde se muestra y desvela la trayectoria de Anagrama desde los primeros volúmenes editados en 1969 hasta este mismo año.
No es fácil para un sello independiente poner en librerías más de cuatro mil títulos. Captar y distribuir el talento de Enrique Vila-Matas, Roberto Bolaño, Sergio Pitol, Martín Gaite o Rafael Chirbes, entre otros muchos, requiere una hábil tenacidad. Importar ficción extranjera tampoco es sencillo pero ahí están para delicia de los lectores los libros de Thomas Bernhard, Nabokov, Modiano, Ian McEwan, Albert Cohen, Martin Amis, Catherine Millet, Alessandro Baricco, Bukowski, Tom Wolfe o Kazuo Ishiguro.
La aportación de Anagrama al ensayo merece punto y aparte. A nombres como Guy Debord, Enzensberger, Bourdieu, Elisabeth Roudinesco o Alain Finkielkraut, por no seguir citando, se añaden los de Vicente Verdú, José Luis Pardo, Jorge Carrión o Remedios Zafra. El prestigioso premio Anagrama de Ensayo se ha convertido, desde su creación en 1973, en un formidable estímulo a un género endémicamente necesitado de apoyo y generosidad.
Capacidad de observación, gusto por el detalle, prosa bien engrasada... 'Un día en la vida de un editor' es un homenaje a los libros y, sin duda, a los lectores
Herralde, con la impagable contribución de su esposa Lali Gubern, se mantuvo al frente de la editorial hasta 2017. Sin herederos biológicos o intelectuales, llegó a un acuerdo de venta con Feltrinelli. El potente y sofisticado sello italiano aceptó que Silvia Sesé, autora del medido prólogo que inicia este volumen, se ocupase de la dirección literaria. Una hábil maniobra que ha permitido a Anagrama mantener su propia trayectoria frente a los grandes grupos editoriales.
Como autor de libros, Herralde comenzó a llamar la atención en el año 2000 con Opiniones mohicanas. Nuria Azancot le entrevistó para El Cultural y, como leemos en dichas páginas, la voluntad de independencia seguía siendo el santo y seña de la editorial. En dicho volumen vemos ya la línea de continuidad mantenida hasta esta última entrega.
En 2006 salió a la calle Por orden alfabético, un libro que arranca con una tremenda cita de Giorgio Manganelli: “Una persona moralmente irreprochable no escribe libros”, y que viene a ser el molde de Un día.... La estructura es semejante. El modelo Herralde está construido sobre una aguda capacidad de observación, gusto por el detalle, prosa bien engrasada y fotos, muchas fotos de los infinitos acontecimientos en los ha ido participando. Su capacidad para estar en todas partes más una minuciosa agenda le permiten reconstruir vívidamente el pasado personal.
Como leemos en Un día en la vida de un editor, Herralde monta Anagrama en la Barcelona de 60. En un ambiente de gran creatividad intelectual el antifranquismo es el denominador común. Conviene recordar que Gregorio Morán en El cura y los mandarines escribe: “Antes de que terminara el año [1969] aparecían dos editoriales en Barcelona que dejarían una larga huella: Anagrama (Jorge Herralde) y Tusquets (Beatriz de Moura), ambas situadas radicalmente a la izquierda, incluso a la izquierda de lo que entonces podía conocerse como izquierda clandestina, el PCE”. Su antifran-
quismo, alimentado en parte por la minuciosa lectura de Sartre, no le impide leer en catalán a Pla y abrirse a la variedad de autores que pueblan el mundo.
Desde un basamento autobiográfico, Jorge Herralde ha construido este volumen. Ha recogido segmentos de escrituras dispersas a lo largo del tiempo, los ha amalgamado con textos inéditos y ha conseguido desplegar el ecosistema de una editorial singular, ensamblando su quehacer y el de Anagrama con una espiral de referencias históricas y culturales de primer orden.