Letras

Bajo treinta. Antología de nueva narrativa española

Varios Autores

6 diciembre, 2013 01:00

Edición de Juan Gómez Bárcena. Salto de página. Madrid. 155 páginas, 11,90 euros.

Catorce narradores y un antologador menores de treinta años -nacidos después de 1983- unidos ante las adversidades de un mercado editorial en crisis. En eso consiste esta antología de textos, en cuyo prólogo Juan Gómez Bárcena (Santander, 1984) expone con claridad los criterios de su selección (una antología debe tenerlos, y también errores y ausencias, para no ser un catálogo). No se defiende la existencia de una generación, sino que se reivindica a un puñado de autores con "una obra sólida que se defiende por sí sola". El criterio cronológico es el que es por razones más o menos sociales: cree Gómez Bárcena que los autores nacidos en los 80 acceden con más dificultad al prestigio literario (entiéndase: ciertos sellos, ciertos reconocimientos, cierta notoriedad) que los nacidos una década antes. Se pretende visibilizar a algunos narradores poco conocidos para la mayoría. No se han encargado textos para la ocasión ni se han elegido sólo cuentos. Así pues, aparecen también recopilados fragmentos de novelas. De modo que esta antología es ante todo un toque de atención.

Conviene advertir que entre los ausentes se echa de menos al propio autor de la selección (y de un libro de relatos sorprendente, Los que duermen), quien se ha mantenido al margen. Entre los presentes, destaca el cuento -inédito- de Irene Cuevas (1991), desolada crónica de la desintegración de una familia y el espacio que habita; o el de María Folguera, una de las más veteranas, sobre la perversión de la paternidad de un personaje llamado Paul Verlaine. Sorprende lo autoconclusivos que pueden llegar a ser ciertos fragmentos de novela (Soto Ivars, Jenn Díaz, Guillermo Aguirre), conmueve el omnipresente pesimismo de los textos (Víctor Balcells, Julio Fuertes) y las inevitables referencias a la actualidad (Cristina Morales, Candeira).

Antologar a autores vivos en el principio de sus carreras supone un riesgo evidente. Con los años veremos si el buen criterio lector de Gómez Bárcena es comparable a su talento como narrador. Mientras tanto, este libro es de obligada lectura para quienes no quieran perderse nada.