La Residencia de Señoritas, una aventura extremadamente innovadora
María de Maeztu dirigió el gran experimento del reformismo liberal español en el ámbito de las clases medias
17 junio, 2010 02:00María de Maeztu dando una clase en la residencia de Señoritas, Madrid, hacia 1930. Abajo, Biblioteca de la Residencia de Señoritas, hacia 1928. Archivo de la Residencia de Estudiantes, Madrid
En 1915, bajo la dirección de María de Maeztu, se abrió una residencia en la que recibieron alojamiento estudiantes universitarias, del Conservatorio y otros centros, se llamó Residencia de Señoritas.
A principios de siglo XX la palabra "señorita" era un término de cortesía aplicado a la mujer soltera que hoy ha entrado en desuso, además de haber incorporado otras connotaciones. Por eso, cuando la Junta de Ampliación de Estudios decide crear en 1915 el grupo femenino de la Residencia de Estudiantes lo llama Residencia de Señoritas, muy al estilo de los "college" ingleses.
La Residencia de Señoritas nace para facilitar el acceso de las españolas a los estudios medios y universitarios y crear unas élites cultivadas. En realidad, la Residencia, que se mantendrá abierta hasta el comienzo de la Guerra Civil, es la materialización de las ideas krausistas sobre la mujer que divulgó y adaptó en nuestro país Sanz del Río a partir de 1870. "Fue una aventura extremadamente innovadora, una apertura de horizontes para la mujer increíble y fue lo máximo que alcanzó el pensamiento liberal en el ámbito de las clases medias", explica la historiadora Isabel Pérez Villanueva, quien con motivo de los actos de conmemoración del Centenario de la Residencia de Estudiantes expone hoy junto con Almudena de la Cueva y Carmen Magallón sobre este asunto, en una mesa moderada por Almudena Grandes (a las 19:00 h. en Pinar, 23).
Aprovechando el traslado de la Residencia de Estudiantes a los Altos del Hipódromo, la Residencia de Señoritas ocupa inicialmente los hotelitos de la calle Fortuny que habían cobijado a los estudiantes varones antes de su traslado a los edificios de la calle Pinar. Se busca una persona capaz de dirigir una empresa tan reformista para la época como ésta y se elige a María de Maeztu, quien trabaja a las órdenes de Jiménez Fraud, director de la Residencia de Estudiantes.
Pero como explica Pérez Villanueva, autora de La Residencia de Estudiantes: Grupo universitarios y de señoritas, 1910-1936 y de María de Maeztu, una mujer en el reformismo educativo español, "hay que distinguir que mientras en la Residencia de Estudiantes sus moradores eran universitarios, en la de Señoritas se albergan mujeres mayores de 16 años que pueden hacer estudios universitario o no". Concretamente, se acogen mujeres que desean ingresar en Facultades universitarias, Escuela Superior de Magisterio, Conservatorio Nacional de Música, Escuela Normal o Escuela del Hogar... o incluso en otros estudios que no buscan el reconocimiento oficial.
Además, continúa Pérez Villanueva, "La Residencia de Señoritas se plantea con una tutorización muy importante. Por ejemplo, se conserva interesante correspondencia entre Maeztu y los padres en los que se informa de los rendimientos de las alumnas, labor a la que se comprometía la dirección. Hay que pensar que en 1915 el hecho de que una mujer saliera de su casa para instalarse en una institución era una decisión muy atrevida para las familias. Y, por otro lado, la dirección sabía que era un proyecto reformista que tenía sus opositores, el catolicismo más radical, por lo que había que mostrar que allí no ocurría nada que fuera reprobable moralmente". En este sentido, era extremo el control de las salidas y entradas de las residentes.
Por otro lado, y a diferencia de la Residencia de Estudiantes, en la que no se les exigía rendimientos académicos a los alumnos, para las "señoritas" "el aprovechamiento en los estudios era obligatorio". Pérez Villanueva insinúa que la mayoría de las mujeres residentes procedía de "familias de pensamiento liberal, familias de clases medias", lo que también las distinguía de los varones de la Residencia de Estudiantes "que eran más acomodados".
Llega un momento en que la Residencia de Señoritas acoge a unas 200 chicas, de las que un tercio son extranjeras que estudian español. La estrecha relación de la Residencia con el Instituto Internacional americano facilita esta afluencia de extranjeras, además de la organización de un programa de estudios y actividades intensísimo. Victoria Kent, Matilde Huici, Juana Moreno, fueron algunas de sus primeras residentes.