"Nadie es perfecto"... o sí: Mendicutti cambia el final de Con faldas y a lo loco
Un fotograma de Con faldas y a lo loco (1959), Billy Wilder.
El escritor cambia la mítica secuencia final de Con Faldas y a lo loco en un texto pleno de guiños al lector que se incluye en el libro 'Otro final' (451 editores). En él, 14 escritores alteran desenlaces míticos de la historia del cine.
CAMINO DE PERFECCIÓN
(...)
Interior, día. De nuevo, el acogedor y amplio cuarto de estar de la mansión de nuestros millonarios. Ya está anocheciendo y se han encendido las elegantes lámparas de la mesa. Por los amplios ventanales de la estancia se cuela el crepúsculo lila y caramelo de Florida. En el pick-up suena, sensual y optimista, un disco de hot. Sugar y Joe bailan suelo, ante la mirada socarrona del millonario, que bebe lentamente otro goterón de ámbar, y la expresión melancólica de Jerry/Daphne, que, de pie, y a falta de un electrochoque que la reanime un poco, se zampa de un trago medio gin-tonic. Botines Columbo, junto a la puerta, con su cofia inpecable y, sobre un discreto vestido negro como su pasado, un delantal aún más blanco y más almidonado que el que lucía hace dos secuencias, lo observa todo con cara de ama de llaves de Rebeca, mientras sostiene una bandeja con un variado surtido de tragos largos.
Sugar deja de bailar con Joe y se dedica a balancearse delante del millonario, que no es en absoluto la imagen misma de la excitación, sino de la comprensión. Joe aprovecha para cazar al vuelo, de la bandeja de Botines Columbo, un göisqui en las rocas. Después, se coloca a la espalda de Jerry/Daphne y le coge el culo sin contemplaciones.
JOE: Qué buena yegua te has vuelto, bandido.
JERRY: (Escandalizada y asustadísima). ¡Quietas esas manos, descarado! Mi marido es un fanático de los celos.
La risa joven y feliz de Joe llama la atención del millonario y de Sugar, mientras Botines Columbo hace como que no se da cuenta de nada. Sugar, sin dejar de seguir el ritmo de la pieza de hot, tira de la mano del millonario hasta que consigue que se levante, y luego se acercan a brindar con la otra pareja.
SUGAR: (A Jerry). Te veo en plena forma, cariño.
JERRY: Un poco llenita, ¿no? Mi chico dice que le gusto así.
MILLONARIO: ¿Cómo se te ocurre dudarlo, sweetheart? Me duele verte tan decaída. ¡Brindemos por el optimismo!
JOE: Eso, ¡por el optimismo!
Los cuatro hacen chocar sus copas, aunque Jerry/Daphne no rezuma entusiasmo ni seguridad en sí misma. Todos, menos Botines Columbo, muy estricto con sus obligaciones de primera doncella, están ya medio piripis.
SUGAR: (A Jerry). Cariño, con el optimismo pasa como con la virginidad: cuando vas a darte cuenta ya no tienes manera encontrártela.
JOE: Sugar, no seas cenizo. Ellos están aún en la fase de encontrarse perfectos el uno al otro.
JERRY: (Melancólica). "Nadie es perfecto". Nunca lo olvidaré.
Sugar y Joe parecen desconcertados por lo que acaba de decir Jerry. El millonario no lo ha oído, está en otra cosa. Mira, travieso, a Botines Columbo, y Botines esta vez no se ruboriza y le sostiene la mirada.
Sugar: (A Jerry). Coñito, el día que él te diga que no te encuentra defectos empieza a preocuparte. En el pick-up, tras un brevísimo intervalo comienza otra pieza sensual y feliz de hot. Joe y Sugar vuelven a bailar y a acaramelarse, ahora casi pegados el uno al otro. El millonario se acerca a Jerry/Daphne como un poni presuntuoso, y le coge la manzana con la mar de delicadeza. Consigue que se dé la vuelta hacia el mayor de los ventanales.
MILLONARIO: Honey, mira qué bonito color tiene el cielo. El crepúsculo es la mejor hora del día. Y tú no tienes nada que envidiarle.
JERRY: (Mosqueado por el piropo). Tú, que me ves con buenos ojos.
El millonario tiene que empinarse todo lo que puede, y Jerry/Daphne tiene que agacharse hasta más no poder, y entonces consiguen abrazarse. Por encima del hombro de Jerry/Daphne, el millonario le guiña un ojo, juguetón, caliente y cargado de promesas, a Botines Columbo. Botines se humedece morbosamente los labios con la lengua.
Joe, mientras baila con Sugar, ha sorprendido el galanteo procaz entre el millonario y Botines Columbo, la primera doncella de la casa. El espectador deberá adivinar en el rostro angelical de Joe cómo en su mente empieza a formarse la sucia jugada del chantaje.
Primer plano de Jerry/Daphne, con los ojos entornados y la barbilla todavía apoyada en el hombro del millonario Osgood Fielding III. Luego, Jerry / Daphne empieza a separarse del millonario muy despacio, como si temiera que en cualquier momento pudiera romperse el lazo de que los une. Jerry/Daphne tiembla entre la duda, la sospecha y el optimismo. El millonario la mira voluptuosamente, de pies a cabeza.
MILLONARIO: Cariño, eres perfecto.
Fundido en negro.
THE END