Crisis de los 40 en la democracia española
La Transición va camino de convertirse en un género teatral desde que Santiago Sánchez y Carlos Martín llevaran su visión de este periodo capital de la historia reciente de nuestro país al CDN (siempre, claro está, con permiso de Adolfo y Blanca Marsillach por Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?).
El Festival de Otoño a Primavera estrena el próximo día, 25, en los Teatros del Canal, 40 años de paz, un montaje escrito y dirigido por Pablo Remón (Madrid, 1977) en el que Ana Alonso, Fernando Orazi, Francisco Reyes y Emilio Tomé interpretan una veintena de personajes que recorren cuarenta años de la vida social y política de nuestro país. "Venimos de una guerra, de cuarenta años de dictadura y de cuarenta años de democracia -señala Remón a El Cultural-. Creo que debemos empezar a poner las cosas en contexto y contarnos a nosotros mismos de dónde venimos para saber a dónde queremos ir".
Cuatro protagonistas. Cuatro narradores. Los personajes viven su propia historia formando una rueda en la que unos se van pasando el testigo a otros. "La apuesta no era afrontar esto desde el realismo, que hubiera sido imposible, sino utilizar la mayor arma que tiene el teatro: la imaginación. Pero no se intenta jugar al ilusionismo. No escondemos que son los mismos actores. Verlos trabajar en escena, ver cómo van transitando de un estado a otro, es algo muy hermoso".
Estos 40 años de paz, para Remón, representan cosas distintas en cada uno de los personajes. Para Natalia, son los años que va a cumplir. Se prometió que iba a tener un hijo antes pero ya solo le quedan dos meses para conseguirlo. Para Ricardo, su hermano, cuarenta son los millones que debe su empresa. Y así todos. De hecho, el nacimiento de la obra viene motivado por dos sucesos: uno histórico (los 40 años de la muerte de Franco, que se cumplen este viernes) y otro personal (la proximidad a esa edad del propio Remón). "Contar algo -enfatiza Remón- equivale a normalizarlo y ponerle límites. Por eso creo que, aunque parezca lo contrario, la dictadura es aún una herida sin cerrar. Lo interesante para mí es cómo durante tanto tiempo permitimos ese régimen, cómo la mayoría no hizo nada por impedirlo. Y no pretendo juzgar a la generación anterior sino acercarme a ella desde lo que he vivido".