En un año inolvidable del cine español, quizá hubiese sido más justo que los Goya repartieran laureles entre las películas más destacadas, pero Rodrigo Sorogoyen ha sido la auténtica bestia de una gala que ha ido a toda mecha y en la que, más allá del acertado homenaje inicial a Carlos Saura, no ha habido nada que se saliera del guion. Quizá porque la industria vive un momento de cierto optimismo, casi dulce.
As bestas, que se zambulle en los rencores del medio rural con una primera parte de tensión in crescendo a lo Sam Peckinpah y una segunda de drama, empoderamiento femenino y asunción de duelo, se llevó nada menos que nueve premios Goya. Entre ellos, película, director, guion, actor para Denis Ménochet y actor de reparto para Luis Zahera.
Duro castigo para la emocionante Alcarràs, la película con la que Carla Simón hizo historia del cine español al levantar el Oso de Oro de la Berlinale en febrero de 2022. La última recogida del melocotón del clan Solé no ha sido tan valorada por los académicos, que curiosamente la eligieron para representar a España en los Óscar por delante de As bestas. Finalmente se ha ido de vacío.
Cinco lobitos, la opera prima de Alauda Ruiz de Azúa que aborda la maternidad en crudo, sin filtros, desde una mirada íntima y honesta, real y cotidiana, se llevó lo esperado, mejor dirección novel, mejor actriz para Laia Costa y mejor actriz de reparto para Susi Sánchez, pero no puedo alcanzar cotas más altas. Por su parte, Modelo 77, de Alberto Rodríguez, acaparó cinco premios técnicos, muy merecidos para una de las producciones con más músculo del año.
Emocionante homenaje al maestro Saura
Como no podía ser de otra manera, la gala arrancó con un sentido homenaje a Carlos Saura, fallecido este mismo viernes. Con el rostro del director en unas pantallas del escenario, Manuel Carrasco interpretó Cantares de Joan Manual Serrat, junto a los presentadores y algunos actores, cuyo verso Nunca perseguí la gloria tan bien define al director.
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Sin embargo, no pudo escapar el maestro al largo aplauso de la platea del Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla, aunque fuera póstumo. Se produjo después de que Carmen Maura presentará el Goya de Honor, recordando emocionada el rodaje de ¡Ay, Carmela! (1990)
El premio lo recogieron la mujer del cineasta, Eulália Ramón, y dos de sus hijos, el cineasta Antonio Saura Medrano y la productora Anna Saura. Esta última habló de la enseñanza que nos dejó su padre de que la cultura es lo más importante que tenemos, que hay que potenciarla y que no entiende de ideologías ni de colores.
Antonio quiso reivindicar a las cuatro mujeres de la vida de Carlos Saura: Adela Medrano, Geraldine Chaplin, Mercedes Pérez y a la propia Eulália Ramón. Ella fue la encargada de leer la carta que Saura escribió para agradecer el premio, cuando ya sabía que no podría estar entre sus colegas esta noche.
“Estaré feliz si el cine que he hecho ha sumado algo de inspiración a la brillante generación de directoras y directores de hoy”, dejó escrito el cineasta. “Me veo a mí mismo reflejado como una estrella errante en la inmensidad del cosmos. Siempre dije que la imaginación es más rápida que la velocidad de la luz. Muchas gracias por este premio y mucha pena de no poder estar ahí saboreándolo con todos vosotros y vosotras”. Por último, la cantante mexicana Natalia Lafourcade interpretó el Porque te vas de Jeanette, que sonaba en una de las secuencias clave de Cría Cuervos (1975).
Una gala vertiginosa
Tras el sentido y conmovedor recuerdo al maestro, en el que la Academia estuvo a la altura, y una intervención de los presentadores, que se manejaron con elegancia y cierta gracia en sus escasas intervenciones, comenzaron a caer los premios.
El primero estaba cantado. Luis Zahera se llevó un merecidísimo Goya a mejor actor secundario por su crudo y salvaje papel en As bestas, el segundo que gana en esta categoría a las órdenes de Rodrigo Sorogoyen tras el que recibió por El reino. “Siempre quise rodar un wéstern y matar a un francés”, dijo con sorna sobre el escenario en un breve discurso, como el de la mayoría de los vencedores.
Después, Modelo 77 cantaba bingo en dos categorías técnicas: Yolanda Piña y Féliz Terrero en el apartado de maquillaje y peluquería y Esther Ballesteros y Ana Rubio, en el de efectos especiales.
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Siguió un segmento reivindicativo con los premios a mejor actriz de reparto y mejor actor revelación. El primero se lo llevó la veterana Susi Sánchez, en el mejor momento de su carrera tras el Goya a mejor actriz que conquistó con La enfermedad del domingo (Ramón Salazar, 2018), ahora por su papel de madre arisca pero con corazón en Cinco lobitos. “Esta película nos ha dado fuerza a las mujeres y me da mucha satisfacción que la participación de la mujer esté creciendo en el cine, aunque aún nos queda muchísimo”, expresó la actriz.
El de actor revelación fue para Telmo Irureta, divertido y conmovedor en La consagración de la primavera, de Fernando Franco. “Gracias a David, que es mi personaje, porque es un guiño al derecho a la sexualidad de las personas con discapacidad, porque nosotros también existimos y también follamos. Brindemos por un cine más inclusivo y con todo tipo de cuerpos”, lanzó desde el escenario.
Modelo 77 amenazaba con arrasar en las categorías técnicas con el Goya a la mejor dirección de arte para Pepe Domingo del Olmo, pero a continuación el de sonido se lo llevó As bestas (Aitor Berenguer, Fabiola Ordoyo y Yasmina Praderas), rompiendo la racha de la película de Alberto Rodríguez.
Tras un impasse para otro de los homenajes de la noche, el que realizó Lolita cantando ¡Ay pena, penita, pena! a su madre Lola Flores, que este año hubiera cumplido cien años, Modelo 77 se llevaba también el de diseño de vestuario para Fernando Garcia y el de dirección de producción para Manuela Ocón, que competía contra otras cuatro mujeres, un pleno femenino histórico en la categoría. Otro de los premios cantados era el de mejor película iberoamericana para Argentina, 1986.
Álex de Pablos conquistaba poco después el Goya a mejor fotografía por As bestas y, seguidamente, Alberto del Campo sumaba uno más para la película de Sorogoyen en la categoría de montaje. Dos premios que nos hablan de la brillante estética y del convincente lenguaje cinematográfico del filme. Hasta aquí, la gala iba como un tiro, sin apenas descanso, y con Modelo 77 y As bestas repartiéndose todos los honores. Entre unas cosas y otras, La peor persona del mundo, de Joachim Trier, se llevaba el premio a la mejor película europea.
El momento Binoche
Sin solución de continuidad, llegaba el turno para que la actriz francesa Juliette Binoche recibiera de manos de Isabel Coixet, que la dirigió en Nadie quiere la noche (2015), el Goya Internacional, el segundo que se entrega después del que recibió el año pasado Cate Blanchett.
En esta ocasión no fue necesario que Almodóvar dirigiera la ovación del público, que se rindió de manera natural a la intérprete. “Este Goya no es para Juliette, es para el ardiente deseo que me invade, para el fuego que me habita pero no me pertenece, para esa fuerza que brota. Solo soy un instrumento”, dijo la actriz en un laberíntico discurso en el que no se olvidó de Carlos Saura.
Mejor no hablar de la interpretación de Alegría de vivir por parte del cantaor Israel Fernández y Pablo López -en general, bajo nivel de las actuaciones musicales- y sí de la sorpresa que supuso ver a Laura Galán recibir el premio a la mejor actriz revelación.
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Sus competidoras eran duras, tanto Zoe Stein (Mantícora) como Valeria Sorolla (La consagración de la primavera) y Laura Pamies (El agua) brillan en sus películas, pero Galán no se queda atrás en un papel valiente en Cerdita, un peculiar slasher a la extremeña que habla sobre el bullying. “Vosotros no tenéis la culpa, no hay nada malo en vosotros y vosotras”, le dijo a los jóvenes que la sufren.
Fue Fernando Esteso quien tuvo el acierto de homenajear con unas sentidas palabras a Agustí Villaronga, fallecido también hace unos días, antes de entregarle el Goya al mejor cortometraje documental a Amaia Remírez y Raúl de la Fuente por Maldita. A Love Song to Sarajevo. Es el tercero que recibe De la Fuente tras imponerse en la misma categoría con Minerita (2014) y en la de mejor filme de animación por Un día más con vida (2018). El mejor corto de animación fue para Loop, de Pablo Polledri.
Alauda Ruiz de Azúa se llevó el Goya a la mejor dirección novel, que pese a la gran competencia de Elena López Riera (El agua), Carlota Pereda (Cerdita), Mikel Gurrea (Suro) y Juan Diego Botto (En los márgenes), era uno de los más claros de la noche.
Leiva y Joaquin Sabina recibieron después el premio a la mejor canción por Sintiéndolo mucho, del documental del mismo título sobre el cantautor de Úbeda dirigido por Fernando León de Aranoa. Y, con el Goya a la mejor banda sonora para Olivier Arson, As bestas empataba a cinco cabezones con Modelo 77. Todo quedaba en el aire para el tramo final de la gala.
El optimismo de Méndez-Leite
Antes, Fernando Méndez-Leite realizaba su primer discurso como Presidente de la Academia de Cine, cargo en el que sucede a Mariano Barroso. Habló de la película sobre la guerra civil que siempre quiso rodar Carlos Saura, Esa luz, dijo que la Academia es una institución viva que hace más cosas que los Goya, una institución que funciona, y celebró el buen año del cine español, ya fuera comercial, de autor, de animación, en corto…
También puso en valor la recuperación de la taquilla y las oportunidades de trabajo que proporcionan las plataformas, sin por ello dejar de reivindicar las salas. Un discurso optimista en el que además anunció que se creará un premio con el nombre del productor Elías Querejeta.
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El premio al mejor guion original empezó a despejar las dudas que hubiera en cuanto al signo de la gala: Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen sumaban el sexto galardón para As bestas, el segundo que esta dupla recibe tras el de El Reino, y empezaban a amenazar con arrasar en la gala.
Fran Araujo, Isabel Campo e Isaki Lacuesta se llevaron el premio al mejor guion adaptado por ese acercamiento al trauma que es Un año, una noche, basado en el libro Paz, amor y death metal, en el que Ramón Gonzalez cuenta su experiencia de supervivencia en los atentados de la sala Bataclan de París.
No hubo sorpresa en la categoría de mejor filme de animación. Se lo llevó la turbadora Unicorn Wars, de Alberto Vázquez. Más inesperado fue, en cambio, el de mejor documental para Labordeta, un hombre sin más, de Gaizka Urresti y Paula Labordeta. Y llegaban los grandes premios.
El actor francés Denis Ménochet conquistaba el premio al mejor actor por As bestas y decía muy emocionado que se tendría que mudar a España por todo el amor que ha recibido. Y añadía: “Gracias al mejor actor del mundo, Luis fucking Zahera. Esta película habla de la fuerza y el amor de las mujeres frente a la locura de los hombres".
Por su parte, Laia Costa se llevaba el de mejor actriz. “En estos meses mucha gente se nos ha acercado para decirnos que tras la película ha sentido la necesidad de llamar a sus seres queridos y esperamos que esto siga ocurriendo”, decía la actriz.
J. A. Bayona se acordó de Albert Serra, triunfante en Francia con Pacifiction y sin una sola mención en los Goya, antes de entregar el premio al mejor director a Rodrigo Sorogoyen, su segundo en la categoría tras el recibido por El reino. Y para finalizar, otro cabezón más, el más importante de la noche, el de mejor película para As bestas. La bestia de los Goya fue Sorogoyen.