Image: Tomb Raider: Lara Croft “Jones” vuelve al cine

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Cine

Tomb Raider: Lara Croft “Jones” vuelve al cine

Dirigida por Roar Uthaug y protagonizada por Alicia Vikander, el filme de 2018 alcanza su mejor versión gracias a su ritmo endiablado y sus escenas de acción

16 marzo, 2018 01:00

Alicia Vikander en una escena de Tomb Raider

Entre la película tradicional de aventuras de ambiente exótico y el videojuego de plataformas, la franquicia de Tomb Raider, como es sabido, tuvo un gran éxito en las consolas y las pantallas de cine la década pasada convirtiendo de paso a Angelina Jolie en la mayor estrella del planeta. Quince años después de la última película de la saga, Warner resucita a la heroína en la piel de la actriz sueca Alicia Vikander para volvernos a contar la historia de la rica heredera que se embarca en la búsqueda de su padre desaparecido para descubrir secretos milenarios de corte sobrenatural. Inspirada en la tradicional pasión arqueológica de los anglosajones, de la que la revista National Geographic es el legado más visible hoy en día, Tom Raider pretende recuperar la grandeza de esas películas de aventuras que forman parte del corazón de Hollywood con títulos como Las minas del rey Salomón (J. Lee Thompson, 1952) o El tigre de Esnapur (Fritz Lang, 1959) sin olvidar, por supuesto, a la saga de Indiana Jones creada por Spielberg que es el referente más obvio del filme.

Tomb Raider nos propone al mismo tiempo una película de aventuras con sabor clásico como disfrutar en pantalla grande las rutinas de los videojuegos de plataformas que conocen bien los "jugones" y que consisten en que el desdichado protagonista se vaya enfrentando a enemigos cada vez más poderosos. Como es probable que muchos recuerden, Croft es una rica heredera rebelde e hiperactiva que gusta de desafiar las normas y no comportarse como la pija que se supone que debe ser. Su padre es una suerte de Richard Branson, un millonario excéntrico y obsesionado con descubrir una puerta al más allá que lleva años desaparecido. La aventura comienza gracias a una serie de acertijos y enigmas, otro de los emblemas de la saga. En busca de ese padre desaparecido, Vikander/Croft viaja hasta Hong Kong y desde allí hasta una misteriosa isla. En ella ejerce un dominio despótico un temible mercenario inspirado de forma clara en el coronel Kurtz creado por el escritor Joseph Conrad y popularizado por Brando en Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979) y al que aquí da vida Mathias Vogel.

Nadie espera que Tomb Raider pase a la historia del cine pero sí que sea una película divertida, y lo es. Dirigida por el noruego Roar Uthaug, quien alcanzó fama internacional gracias a La ola (2015), el filme de 2018 es mejor que los anteriores gracias a un ritmo endiablado, escenas de acción tan logradas como ese excelente arranque con la persecución en bici por Londres o un logrado tono cómico que quita hierro al asunto y refuerza la condición de gozoso espectáculo del filme, que es lo que se supone que debe ser lo que estamos viendo. Mucho mejor en las secuencias de acción que en las dramáticas, que casi parecen un pegote, yo me lo pasé bien viéndola y lo más probable es que su lograda mezcla entre sentido del humor y frenético blockbuster conquisten la taquilla a lo grande.



@juansarda