Vista de la exposición de Luis Gordillo en la Sala Alcalá 31 de Madrid. Foto: Guillermo Gumiel

Vista de la exposición de Luis Gordillo en la Sala Alcalá 31 de Madrid. Foto: Guillermo Gumiel

Arte

Luis Gordillo apabulla en su última exposición: todo lo que el pintor ignora

La Sala Alcalá 31 reúne en Madrid 88 pinturas de gran formato, síntesis de la trayectoria del artista en las últimas dos décadas.

13 octubre, 2023 01:13

Estamos ante un acontecimiento de gran relieve para el arte de nuestro tiempo. Se trata de una exposición que sitúa ante nuestra mirada un gran conjunto de obras de Luis Gordillo (Sevilla, 1934), artista ejemplar que a sus 89 años continúa activo y con la gran intensidad que caracteriza su trabajo. Se han reunido 88 obras, muchas de ellas series de gran formato que integran pluralidades de imágenes.

Luis Gordillo. dime quién eres Yo

Sala Alcalá 31. Madrid. Comisaria: Bea Espejo. Hasta el 14 de enero

Concebida como síntesis de la trayectoria de Gordillo en las últimas dos décadas, las obras que se presentan están datadas entre 1998 y 2023. Como punto de partida, al entrar en el espacio expositivo se sitúa una obra de gran formato: Martirologio cromático (2006), una instalación con lienzo y zona plástica que estuvo presente en la gran exposición retrospectiva que el Museo Reina Sofía dedicó a su trayectoria en 2006, desde sus inicios a aquella fecha.

Esa elección es significativa porque en la práctica artística de Gordillo el cromatismo, los efectos y juegos de los colores, se han desplegado en todo momento en diálogo con su interioridad. En ese diálogo se sitúa el concepto que articula la unidad de la muestra, con su diversidad de formatos expresivos, tamaños, y temáticas. Se refleja en el sugestivo título: dime quién eres Yo, que nos abre a todo aquello que desde fuera forma parte de nuestro yo más íntimo.

El montaje y presentación de las obras, muy bien articulados, alcanzan una amplitud impresionante

El montaje y presentación de las obras, muy bien articulados, alcanzan una amplitud impresionante. Se puede decir que prácticamente todas las paredes, incluso las de los pasillos interiores, del espacio expositivo están ocupadas por una gran cantidad de piezas, muchas de gran formato.

En ellas vamos viendo una intensa diversidad de motivos de representación, integrados en juegos de contraste entre la figuración y la no figuración, y en los que la atención a lo diferente, unida a la plasmación de colores con ecos diversos y profundos, nos transmite la sintonía de aquello que no somos, pero forma parte de nuestro yo.

Vista de la exposición de Luis Gordillo en la Sala Alcalá 31 de Madrid. Foto: Guillermo Gumiel

Vista de la exposición de Luis Gordillo en la Sala Alcalá 31 de Madrid. Foto: Guillermo Gumiel

Además de las referencias no figurativas a los fotógrafos estadounidenses Garry Winogrand y Lee Friedlander, o a Marilyn (sin duda, Monroe), vemos plasmaciones figurativas de cabezas y rostros entre las que podemos distinguir al propio Gordillo y también a Donald Trump. Hay también todo tipo de objetos de uso material y expresivo, así como animalitos de juguete en síntesis con lo artificial: el oso, el ratón, el robot, las jirafas, los caballos.

Todas estas cuestiones tienen que ver con los procedimientos creativos empleados por Luis Gordillo, determinados por el mestizaje de las imágenes. El núcleo referencial es la pintura, que se articula a través del dibujo, las fotografías y las placas digitales. El resultado final es algo tan abierto como la vida misma, pero precisamente por ello ahí se sitúa su significación. Lo que vibra en ellas es el juego agitado del pensamiento que mueve el cuerpo.

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La mezcla de los procedimientos representativos en el caso de Gordillo ha tenido en todo momento también un eco en su escritura, que tiene un carácter a la vez poético e irónico, como queda patente en los títulos con los que rotula sus obras. Cuando en 2009 publicó Little Memories (Recuerdos pequeños) abrió a los lectores el camino a la comprensión del trasfondo interior de su búsqueda plástica.

El libro recogía toda una serie de anotaciones personales, datadas entre 1988 y 1999, que brotaban del impulso interior de su mirada y su comprensión. En uno de los textos, probablemente escrito en 1988, podemos leer: “el espectador ve en el cuadro lo que el pintor sabe, pero el alma del cuadro es lo que el pintor ignora”. Y más adelante, probablemente ya en 1994, anotó: “un cuadro es un lugar de encuentro entre múltiples imposibilidades”.

Vista de la exposición de Luis Gordillo en la Sala Alcalá 31 de Madrid. Foto: Guillermo Gumiel

Vista de la exposición de Luis Gordillo en la Sala Alcalá 31 de Madrid. Foto: Guillermo Gumiel

La expresión artística es una cuestión abierta, solo puede brotar en la pluralidad de las formas de representación y de comunicación. Y en ese sentido es de gran importancia que en el catálogo de esta exposición también se hayan recogido todo un conjunto de anotaciones del artista en las que podemos apreciar los ecos continuos entre las obras a las que va dando forma y su interioridad expresiva.

A través de las conversaciones abiertas entre los dibujos, la pintura, las fotografías y las imágenes digitales, Luis Gordillo construye obras subversivas, que mezclan el cuestionamiento y lo enigmático de las representaciones, para construir espejos visuales en los que al vernos reflejados nos llevan a preguntarnos quiénes somos en este mundo de imágenes fluidas y envolventes en que hoy vivimos.

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El objetivo central que Gordillo nos transmite con sus obras es ir en todo momento más allá de la mirada superficial o utilitaria. Nos invita a ir al fondo de lo que miramos para llegar a ver.

La pluralidad de las formas y vías de expresión, que tiene su reflejo y continuidad en el trabajo artístico de Luis Gordillo, nos lleva a la cuestión central: la unidad reductiva, la forma de expresión en un único soporte o línea constitutiva, no puede representar el carácter intensamente plural de las experiencias, tantas veces contrapuestas, de la vida en su continua pluralidad de giros e inversiones. Nuestro yo es plural, lo mismo que las formas en las que se refleja y los lenguajes en los que fluyen sus ecos.