Luiz Teixeira de Freitas: coleccionar para aprender
La Fundación Banco Santander muestra por primera vez la colección del abogado lusobrasileño y patrono del Reina Sofía, con nombres imprescindibles del arte contemporáneo internacional
22 febrero, 2019 01:00Luiz Teixeira de Freitas
Lo que dice el famoso tango se puede aplicar también al coleccionismo de arte: veinte años no es nada, y por eso Luiz Teixeira de Freitas no pensaba aún mostrar en público su colección, normalmente fuera de la vista de todo el mundo, incluso de la suya. "No tenía planes de mostrarla tan pronto. Quería hacerlo cuando tuviera 80 años o después de muerto", reconoce el abogado lusobrasileño, vinculado estrechamente a España como patrono de la Fundación Museo Reina Sofía. Pero vio una buena oportunidad en la propuesta que le hizo la Fundación Banco Santander, que desde el próximo lunes 25 de febrero y hasta el 9 de junio mostrará por primera vez al público una parte importante de la colección (300 obras, aproximadamente un 20 % del total).Bajo el título No habrá nunca una puerta. Estás adentro. Obras de la Coleção Teixeira de Freitas, la Sala de Arte Santander situada en la ciudad financiera de la entidad bancaria en Boadilla del Monte, a las afueras de Madrid, mostrará obras de casi doscientos artistas, muchos de los cuales son nombres imprescindibles del arte contemporáneo internacional: Cildo Meireles, Dahn Vo, Damián Ortega, Jonathan Monk, Jorge Macchi, Carlos Garaicoa, Nina Canell, Thomas Struth, Robert Kinmont, Sanja Ivekovice, Sofia Hultén, Thomas Ruff, Robert Breer, Bernd & Hilla Becher, Jonathas de Andrade, Armando Andrade Tudela, Walid Raad, Alighiero Boetti o Emily Jacir, entre otros.
Damián Ortega: Miracolo italiano, 2005
La responsable de la selección de obras y del discurso expositivo -y por ende, de estas conversaciones silenciosas- es la propia hija del coleccionista, Luiza Teixeira de Freitas, su principal asesora y comisaria que trabaja también para otras colecciones privadas.
En un intento por llevar el arte a los espacios cotidianos de los trabajadores de la ciudad financiera, se han instalado varias piezas en distintos espacios aledaños a la sala de exposiciones. Dos de ellas son del ya citado Ortega: un Obelisco transportable con ruedas, que según la comisaria "transmite el deseo de que cada persona pueda tener su propio obelisco y ponerlo donde quiera", y Materia en reposo -obra que Luiz Teixeira de Freitas ha donado al Museo Reina Sofía-, un montón de ladrillos como los que pueden encontrarse en cualquier edificio en construcción y que inevitablemente remite al espectador español a la burbuja inmobiliaria, aunque para el artista mexicano está conectada con la pobreza de los barrios marginales de su país. También se exhibe We The People, de Dahn Vo, que simula ser una porción de la Estatua de la Libertad.
Dina Danish: Back In 5 Minutes, 2012
Todas estas piezas evidencian uno de los temas predilectos del coleccionista: la arquitectura, los procesos de construcción y deconstrucción. A este ámbito pertenece otra de las instalaciones más importantes de la exposición es Laberinto, de Monika Sosnowska, donde de nuevo la arquitectura es el lenguaje de la comunicación entre artista y público: se trata de una habitación con un largo pasillo en forma de espiral cuadrada que se va estrechando, poniendo a prueba la claustrofobia del visitante. Además se relaciona con el título de la exposición, extraído del poema homónimo de Borges.Teixeira de Freitas empezó a coleccionar para aprender sobre arte contemporáneo. "No sabía nada y no tenía tiempo de volver a la universidad para estudiar arte", explica. Así que decidió lanzarse a coleccionar y aprender sobre la marcha con la ayuda de un experto, Adriano Pedrosa, con quien colaboró hasta hace una década. "Al principio no entendía nada", reconoce Teixeira, que empezó comprando en una subasta londinense, a finales de los noventa, dos dibujos, uno de Howard Hodgkin y otro de Hans Hartung. Casi siempre ha comprado obra de artistas jóvenes y, por lo general, no solo una única obra, sino varias del mismo autor con la intención de "acompañarles en su carrera". Pero reconoce que algunos de ellos, como Ortega, se han vuelto tan cotizados que ya no puede permitirse comprar obra suya.
Damián Ortega: Materia en reposo, 2003. Obra donada al Museo Reina Sofía
Haciendo de cabeza una media aproximada, el coleccionista calcula que durante muchos años no ha pasado ni una semana en la que no comprara alguna obra de arte. No obstante, últimamente ha frenado considerablemente el ritmo de sus adquisiciones y se ha centrado más en los libros de artista (de los que se podrá contemplar una selección), con el objetivo de poder disfrutar personalmente de ellos en mayor medida que de lienzos, esculturas o instalaciones de gran tamaño, obras que en su mayoría, por falta de espacio, permanecen casi siempre almacenadas.
Dos décadas después de iniciar su colección, Teixiera de Freitas afirma sin dudar: "El arte me ha salvado de una aburrida vida profesional y me ha enseñado a ver la vida de otra manera, a encontrar los motivos por los que vivimos y a reflexionar sobre todos los temas importantes que trata el arte, como la existencia y la muerte".
@FDQuijano