Elena Asins, el algoritmo del arte
La artista, pionera del 'computer art' en España, ha muerto en su casa de Azpirotz (Pamplona) a los 75 años, a causa de una pulmonía
15 diciembre, 2015 01:00La artista Elena Asins ha muerto en su casa de Azpirotz (Pamplona). Aunque su salud era delicada desde hacía tiempo, su muerte debida a una pulmonía ha pillado por sorpresa al mundo del arte. Su amiga la galerista Juana de Aizpuru informaba ayer a última hora a los medios en un breve comunicado.
Artista, escritora, conferenciante y crítica de arte, Elena Asins nació en Madrid en 1940. Pionera del arte conceptual a través de la informática en España, estudió en la Escuela de Bellas Artes de París, en la Universidad de Stuttgart (Semiótica con el profesor Max Bense), en el Centro de Cálculo de la Universidad Complutense de Madrid, en The New School for Social Research (Nueva York) y en la Columbia University (Departament of Computer Science: Computer Art), donde, invitada como Visiting Scholar para la investigación de la aplicación digital en las artes plásticas (computer art), estudió con Noam Chomsky.
Fue precisamente de los primeros seminarios de Generación Automática de Formas Plásticas en el Centro de Cálculo de la Universidad Complutense de Madrid, de donde, en 1968 nace la primera experiencia en España de computer art. Un año más tarde participa en la primera exposición de arte generado por ordenador, Formas computables, con Soledad Sevilla, José María Yturralde y Equipo 57, entre otros.
Desde entonces, realizó más de 40 exposiciones individuales en distintos países, escribió y publicó “Ensayos únicos sobre estética” y poemas de “Poesía experimental” en publicaciones especializadas en arte y estética, en España, Francia, Alemania y Estados Unidos. Haciendo suya una práctica artística que unía el arte con la cibernética y que, como le decía en una de las pocas entrevistas concedida en estos últimos años a Bea Espejo, es "personal y libre de cualquier ismo". Una obra difícil y arriesgada que ella asumía con naturalidad: “Yo no he hecho otra cosa en mi vida que investigar. Considero que es lo esencial y necesario”.
Y es que su obra ha destacado principalmente por su rigor y coherencia, por su independencia a la moda o intereses de mercado del arte y hoy forma parte de importantes colecciones públicas y privadas. Poco amiga de las galerías (“vivo al margen de ellas”) y de las exposiciones (“nunca he sido muy prolífica”), en 2011 pudimos ver en el Museo Reina Sofía Fragmentos de la memoria, una muestra que, comisariada por Manuel Borja-Villel repasaba su carrera desde finales de los 60.
Ese mismo año, le llegaba el Premio Nacional de Artes Plásticas "por la coherencia de su trayectoria y la vitalidad, complejidad y variedad de un trabajo vinculado con la tradición constructiva de la vanguardia”, como afirmó el jurado. Un reconocimiento que se unía a la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (2006) y que completaría el Premio Arte y Mecenazgo 2012 de la Fundación “la Caixa", que recibiría junto a las galeristas Soledad Lorenzo y Helga de Alvear.
“Mi ideal en la creación es la de un mundo perfecto, ético y estético”, aseguró en la entrevista publicada en El Cultural. El rigor compositivo y la depuración formal de su obra tenían mucho que ver con esta afirmación y declaración de principios. Desde la poesía concreta al vídeo, pasando por el dibujo, la escultura o la instalación, todos sus trabajos han buscado siempre esa idea de perfección a la que solo el cálculo matemático parece poder acercarse.