Las confesiones de Antonio Gala con Jesús Quintero: de su visión de la muerte a sus experiencias en el amor
"No os molestéis, conozco la salida" fue una de las icónicas frases que el escritor prodigio confesó en una de sus muchas charlas con 'El Loco de la Colina'. Estos fueron sus mejores momentos.
28 mayo, 2023 16:25"Yo tengo una gran capacidad de padecimiento y aguante del dolor, pero no le temo ni al dolor ni a la muerte. Llega la muerte y se pone ella, y ya no soy yo, y no me va a hacer mucho daño", declaró Antonio Gala a un lado del micrófono de Jesús Quintero, El Loco de la Colina, que falleció en octubre del año pasado.
Antonio Gala, el gran poeta prodigio que sin su bastón no iba a ningún sitio, ha fallecido este domingo 28 de mayo tras una larga lucha contra el cáncer. El escritor de El manuscrito carmesí, La pasión turca y La regla de tres se encontraba en el convento cordobés donde creó su Fundación Antonio Gala.
Este próximo lunes permanecerá abierta la capilla ardiente desde las 10.00 hasta las 17.00 horas.
Además de las muchas magníficas obras que Antonio Gala diseñó durante su larga vida, también fueron muchos los consejos y declaraciones que Gala legó y transfirió en sus entrevistas con Jesús Quintero.
En 1991, Quintero y Gala se reunieron durante trece noches para hablar sobre el amor, la felicidad, la vida, el dolor, la soledad y la muerte. En Trece noches, Quintero, con micrófono en mano, y Gala, con miles de historias en su mente, reflejan sus conversaciones nocturnas sobre todos esos temas. Estas fueron las frases más icónicas.
[Quién fue Antonio Gala, el hombre de los 3.000 bastones que cambió la clausura por la literatura]
Antonio Gala, un 'genio' de la conducción
— Jesús Quintero: ¿Usted conduce?
— Antonio Gala: Usted sabe que yo fui expulsado de varias academias, o escuelas, o autoescuelas, o como coño se llame eso. ¿Lo sabe, no?
— Jesús Quintero: Sí, lo sé.
— Antonio Gala: Entonces, por qué lo pregunta. ¿Para que lo diga delante de todo el mundo? Pues sí, fui expulsado de academias y academias. La primera se llamaba Autoescuela El Moderno, que yo dije: "Esta es la mía", y entonces el dueño se llamaba Santiago, y me citó en un bar de enfrente y me dijo: "Don Antonio, qué contentos estamos con usted, como simpatizamos, por nosotros se puede quedar usted en la academia toda la vida". Y yo dije: "¡¿Cómo que toda la vida?! En algún momento tendré que salir y aprenderé a conducir". Y dice: "Eso nunca", y dije yo: "¿Cómo que nunca?". Y me dijo él: "Nunca jamás. No nos importa que usted no aprenda jamás a conducir, pero es que se le está olvidando ya hasta a los profesores...". Y eso ya era mala leche.
El 'no odio' de Gala
— Jesús Quintero: ¿Usted me odia?
— Antonio Gala: No, odiarlo, no. Sencillamente, le aborrezco, pero odio, odio, no.
— Jesús Quintero: En cambio, yo todavía le quiero más.
— Antonio Gala: ¿Ah, sí? Pues va usted a acabar fatal, porque le queda poco tiempo, dese usted prisa porque...
— Jesús Quintero: Se lo digo sinceramente, cada día le quiero más, le admiro más, le respeto más, le valoro más.
— Antonio Gala: ¡Ay, por Dios!, ¿cuánto más?
Lo más inteligente de la vida
— Jesús Quintero: Señor Gala, ¿qué es lo más inteligente que se puede hacer en esta vida?
— Antonio Gala: En principio, yo le diría irse a una playa, pero en el fondo, de verdad, tengo que decirle que salir de esta especie de laberinto en el que nos ha metido. Una vida que no es la nuestra y que no es la mandada, que es una organización que necesita esclavos para seguir manteniendo la pura organización que necesita esclavos, y así hasta el final. Salirse de esa cadena terrible, desencadenarse, a riesgo de la soledad, de la falta de comprensión, pero irse un poco al campo, en el mejor de los sentidos, y salir de esa extraña y monótona esclavitud de cada día. Darle a cada día su propio afán, pero también su propia sonrisa, su propio gozo, su propio color, su propio aroma. Eso es la inteligencia.
@almaretro Hoy nos ha dejado Don Antonio Gala, fue un poeta, dramaturgo, novelista, guionista y articulista español, DEP. #antoniogala #poeta #novelista #dep ♬ sonido original - Almaretro
El amor y la felicidad
— Jesús Quintero: ¿Alguna vez ha mirado un libro para entender el amor?
— Antonio Gala: Sí, para entender el amor, no, para ver cómo entendían el amor los demás sí. Pero primero, el amor no es necesario entenderlo, es necesario sentirlo. El amor es una necesidad o no es nada.
— Jesús Quintero: ¿Qué es el amor? ¿Es dolor? ¿Es entrega? ¿Es sacrificio?
— Antonio Gala: Sí, el amor es la baraja entera, querido Quintero, la baraja entera.
— Jesús Quintero: ¿Es traición? ¿Es derrota? ¿Es conquista? ¿Es una guerra?
— Antonio Gala: Sí, por lo menos un campo de batalla. Ojalá todas las guerras fuesen de amor.
— Jesús Quintero: Y usted, ¿dónde encuentra la felicidad?
— Antonio Gala: Yo hace tiempo que no la busco, me pasa como con el amor, supongo que si el amor tiene que volver otra vez a mi vida, tocará a mi puerta. No se puede andar por las esquinas buscando el amor, eso no conduce a nada. No conduce a nada más que al insomnio y a la resaca. Y la felicidad, igual. Ya vendrá si tiene que venir, y si no, que la zurzan, porque tampoco es imprescindible, para mí ya es imprescindible otra cosa, que es la serenidad. Y poco a poco, yo que creí que la serenidad era una cosa de serenos, de esos que antes estaban por las calles pregonando la hora y abriendo las puertas, ahora comprendo que la serenidad es sentirse como una pequeña tesela de un gran mosaico. Prescindible, mínima, confusa, pero en su sitio.
— Antonio Gala: ¿De verdad usted cree que la diferencia que hay entre el amor y la aventura es una cuestión de minutos, o de años? No, hay amores que duran 10 minutos y aventuras que duran 14 años y siguen siendo aventuras. La vida tiene que ser intensa, no extensa. Tiene que ser, y en cualquier caso es, corta, y, por tanto, tenemos que hacerla más ancha.
— Jesús Quintero: ¿Ha sido plenamente feliz alguna vez?
— Antonio Gala: De ninguna manera, no me lo hubiera permitido, me parece una ordinariez ser plenamente feliz y no estar gordo.
— Jesús Quintero: En esta vida, ¿qué es lo máximo que ha hecho usted por amor?
— Antonio Gala: Romper un amor.
La vida, el dolor y la muerte
— Jesús Quintero: ¿Qué es la vida?
— Antonio Gala: La vida es una carga que hay que llevar mínimo entre cuatro, y yo estoy solo, y estoy agotado de llevar la vida a cuestas. Parecía que iba a apresurarse eso de la falta de vida, pero no. Ahora hay otra complicación, puede ser que de esta salgamos, pero muertos, vamos.
— Jesús Quintero: Dicen que los grandes vienen aquí para divertir a los demás y para pasarlo muy mal.
— Antonio Gala: No creo, cada uno hace la vida que puede, y ya está. Y luego viene el cáncer y se lo lleva a uno por delante, y ya está.
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— Jesús Quintero: ¿Aquí no estamos para sufrir?
— Antonio Gala: Naturalmente que no. ¿Quién puede pensar esa especie de canallada masoquista? El sufrimiento sucede, como suceden las tormentas. Entonces supongo que tendrá alguna causa secreta, yo encuentro una que es el crecimiento. El sufrimiento ayuda a crecer, pero como el alimento, que también ayuda a crecer, pero tiene que ser bien digerido. El sentimiento, cuando se enquista, se transforma en resentimiento, y es absolutamente contraproducente, pero no hay que temer al sufrimiento. Me parece que lo mismo de los estómagos de esas personas que no quieren engordar y comen poco, se va achicando, pero también se achica el alma de los que se niegan a sufrir.
— Jesús Quintero: ¿Teme más al dolor que a la muerte?
— Antonio Gala: Yo tengo una gran capacidad de padecimiento y aguante del dolor, pero no le temo ni al dolor ni a la muerte. Llega la muerte y se pone ella y ya no soy yo, y no me va a hacer mucho daño. Esta misma noche he estado a punto de morirme, y me hubiera gustado, solo para que viniera usted y ya no me encontrara, aunque solo fuese por eso.
Antonio Gala sabía mucho de la vida, pues 92 años es mucha vida. Y ya no solo por lo larga que fue, sino, como él decía, por lo ancha que la hizo. También conocía mucho sobre la muerte, y no quería que nadie se preocupara por la suya, y ya está, porque ni él mismo lo hacía, porque "no os molestéis", él conoce "la salida".