Rolando Uríos, el mito del balonmano que vuelve a los 51 años en Ciudad Real: "Me preocupa mi físico"
EL ESPAÑOL habla con el que fuera gran estrella del BM Ciudad Real y leyenda de la selección española tras volver 13 años después de su retirada.
18 septiembre, 2022 02:15Hubo un tiempo en el que Ciudad Real era la capital mundial del balonmano. Durante años, un equipo castellanomanchego fue capaz de llevar los nombres de la ciudad y de España hasta lo más alto del deporte mundial. Una época dorada, mágica y de grato recuerdo para los que hoy pelean en la División de Honor Plata del panorama nacional. Aquel conjunto que enamoró al planeta estaba formado por grandes estrellas como Rolando Uríos (Bayamo, Cuba, 1971).
El pívot hispano-cubano que se había hecho un nombre en el Viejo Continente en las filas del Veszprém húngaro y del US Ivry Handball francés desembarcó en la localidad ciudadrealeña en el año 2001 para iniciar la etapa más brillante de su carrera profesional. Antes ya había conseguido levantar títulos en Hungría y convertirse en uno de los mejores pivotes del planeta como había demostrado en el Mundial de 1999 en el que había sido el máximo goleador.
Sin embargo, la vida le cambió por completo cuando pasó a ser uno de los grandes ídolos del Quijote Arena junto a nombres como José Javier Hombrados, Iker Romero, Talant Dujshebaev, Arpad Šterbik, Mariano Ortega, Mirza Dzomba, Alberto Entrerríos, Ólafur Stefánsson, Didier Dinart, David Davis, Siarhei Rutenka, Jonas Kallman, Luc Abaló o Viran Morros. Jugadores todos ellos que durante la primera década de los 2000 convirtieron al BM Ciudad Real en un parque de atracciones del espectáculo y de las victorias.
[Los Hispanos Juveniles reinan en Europa: España asegura su futuro en el balonmano con otro título]
Pero como todas las historias, la del BM Ciudad Real tuvo su final y, en particular, también la tuvo la de Rolando Uríos. El para muchos mejor pivote del mundo en aquella época arrastró graves problemas de rodilla en la recta final de su carrera y se vio obligado a decir adiós al balonmano en el año 2009. Ahora, 13 años después y con el DNI marcando los 51, la gran estrella de Bayamo ha decidido volver y ha hablado con EL ESPAÑOL para transmitir sus sensaciones ante esta nueva aventura llena estímulos y de algún miedo.
Aquellos años maravillosos
Es hablar de Ciudad Real y de su balonmano y a Rolando Uríos se le pone una sonrisa. Son muchos recuerdos, muchos momentos, muchas vivencias compartidas en una ciudad en la que fue el rey del mundo aunque él se sintiera uno más. Al menos en el aspecto deportivo. Pero seguramente, este sea el que más le importa al jugador hispano-cubano, ya que por el balonmano daría casi la vida. De momento, lo que ha decidido con su vuelta es poner a prueba de verdad su físico, ese que ha intentado cuidar durante los 13 años que ha estado alejado de las pistas.
El deporte ha visto regresar a estrellas como Michael Schumacher, Pelé, Michael Jordan o Mike Tyson después de haber anunciado su retirada. Rolando no ha querido ser menos y pasados los 50 ha decidido darse una segunda oportunidad, aunque sea a modo de despedida, para quitarse el mal sabor que le dejó su abrupto adiós por culpa de las lesiones.
A pesar de que aquellos momentos, en 2009, fueron duros, Uríos confiesa a EL ESPAÑOL que tiene grandes recuerdos de su carrera y de su segunda casa: "Estuve muchas temporadas en Ciudad Real, disfruté mucho, gané muchas cosas aquí y fueron momentos muy lindos para mí. Todas las cosas que gané en Ciudad Real son grandes recuerdos para mí".
Es lógico que a pesar de un traumático final, Rolando guarde grandes recuerdos de su paso por la ciudad castellanomanchega y es que allí consiguió tocar el cielo aunque lo vea con toda la modestia del mundo: "Sinceramente no me veía como el mejor pivote del mundo. Yo me sentía un jugador al que le gustaba hacer las cosas bien, sobre todo en mi posición. Me gustaba disfrutar del balonmano, me gustaba hacer cosas que nadie era capaz de hacer. Sobre todo me sentía importante dentro del equipo. Pero nunca me creí el mejor en ese puesto".
Tres Copas de Europa, cuatro Ligas ASOBAL, cinco Copas, ASOBAL, dos Copas del Rey, tres Supercopas de Europa, dos Supercopas de España y dos Recopas de Europa. Ese es el brillante palmarés que consiguió reunir Rolando durante casi una década en el BM Ciudad Real. Sin embargo, sigue teniendo clavado el doloroso final que tuvo su historia en una ciudad y en un club que le había dado tanto. Las lesiones le apartaron de haber seguido agrandando su leyenda.
"Fueron momentos muy amargos. Jugamos una Supercopa contra el Barça y tuve un encontronazo con Iker Romero y ahí empezó todo mi calvario con las rodillas. Eso marcó el final de mi carrera deportiva". Rolando decidió parar definitivamente en 2009. Antes ya había tenido que renunciar a los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 con España, otro de los grandes golpes recibidos durante la recta final de su camino.
"Yo veía que no me recuperaba. Jugaba con mucho dolor. No conseguía recuperarme totalmente de todo. Ahí hablé con el club, con la directiva y entre todos tomamos la decisión de que lo mejor era retirarme y seguir trabajando con ellos en otras facetas". Así fue como Uríos terminó anunciando su retirada después de haber añadido a ese excelso palmarés una medalla de oro en el Campeonato del Mundo de 2005 y una medalla de plata en el Europeo de 2006, ambas con España. Antes había representado a Cuba con quien ganó la medalla de oro en los Juegos Panamericanos en los años 1989, 1991, 1993, 1995 y 1998.
Una nueva vida
Rolando tomó la dura decisión de terminar con su faceta de jugador por esas malditas lesiones de rodilla, pero nunca llegó a desligarse del balonmano. Amaba y ama tanto este deporte que pronto le picó el gusanillo de ser entrenador. Desde entonces no ha parado de viajar de un sitio a otro aprendiendo y formándose para algún día llegar a ser entrenador de un gran club.
Su vida en estos 13 años ha pasado por los banquillos y también por las categorías inferiores de clubes como el BM Ciudad Real, que le abrió las puertas de par en par para que pudiera seguir cultivando su pasión: "Estuve aquí con el BM Ciudad Real entrenando en las categorías inferiores. Luego estuve entrenando en Malagón, me fui a Mallorca al Marratxí también, estuve entrenando también a la selección de la República Dominicana para los Juegos Centroamericanos de 2018. Luego me fui a Alemania y estuve entrenando a varios equipos, el último el Handball Tegel de Berlín. Donde me necesitaban, allí iba y entrenaba, siempre con el balonmano".
Como un músico cuando sale de gira acompañado por sus canciones, así ha vivido Rolando Uríos los últimos años, en una faceta casi nómada, haciéndose cada día mejor entrenador y repartiendo por España y por el mundo las enseñanzas que el deporte le dio durante su carrera como jugador. Nunca se desligó totalmente de él, ni siquiera cuando no estaba en ningún banquillo. Sin embargo, nunca ha estado tan unido al balonmano como lo vuelve a estar ahora.
Rolando Uríos ha decidido volver a jugar y lo hará de nuevo en su segunda casa, en Ciudad Real, en el Vestas BM Alarcos, una familia que conoce bien. Sin embargo, a pocas horas de su debut, el pivote todavía se sorprende de la decisión que ha tomado ya que, como confiesa a EL ESPAÑOL, nunca se había planteado en serio la idea de volver.
"Sinceramente no porque no estaba mentalizado para ello. Yo estaba como entrenador y sabía mis limitaciones. Ahora también las sé porque las sigo teniendo, pero bueno. Tengo la suerte de que me he mantenido físicamente bien. Le he dedicado mucho tiempo al gimnasio, he hecho mucho ejercicio para bajar de peso sobre todo para cuidarme físicamente y tener una buena salud".
Regreso al balonmano profesional
Con la decisión ya tomada, Rolando reconoce que todavía tiene alguna duda, alguna preocupación y algún miedo. Especialmente por su cuerpo. Sin embargo, el apoyo que ha recibido del club, desde su presidente hasta el vestuario pasando por el cuerpo técnico le han ayudado a tomar una decisión que define como un estímulo y como un reto. Al final, es sentirse joven otra vez a pesar de haber cumplido los 51 a principios de año.
Todo comenzó con las necesidades que estaba pasando el BM Alarcos durante sus entrenamientos antes de arrancar la temporada. Una plaga de lesiones asoló la plantilla y ahí apareció la oportunidad de que Rolando fuese, de vez en cuando, a echar una mano en los entrenamientos, sobre todo para cubrir esas bajas y ayudar a los pivotes del equipo a formarse.
El hecho de que su amigo Julio Fis, exjugador también del legendario BM Ciudad Real, formara parte del club y de que haya estado muy cerca de Rolando en determinados momentos de su camino después de haber dejado las pistas, ha ayudado a dar forma a su gran decisión de regresar.
No sé si será un mes o dos meses, pero ahí estaré
"Julio y yo habíamos hablado hace tiempo para ayudarles, por ejemplo, cuando trabajaban la defensa, para yo estar con ellos. También meterme un poco en el pivote para ayudar a los 'chicos' del equipo. Pero yo iba a disfrutar, sin ninguna presión. Hacía mis 'cositas' y nada más. Poco a poco eso fue yendo a más y me dijeron si les podía echar una mano porque se habían quedado sin pivotes. Había un jugador que tenía mal el ligamento cruzado y necesitaban recuperarlo y me dijeron que les vendría bien mi ayuda".
"Me lo tuve que pensar mucho y al final me decidí después de tener una entrevista con el presidente del BM Alarcos para echar una mano en los primeros partidos de liga. No sé si será un mes o dos meses, pero estando ahí en el pivote". Aquella charla con Juan Pablo Marciel lo cambió todo. Él fue una de las personas que más impulsaron el regreso de Rolando, quien se convertiría en el mayor estímulo posible para un equipo que arranca una temporada ilusionante con nuevo entrenador, Isidre Pérez.
"Yo llegué a Ciudad Real a finales de agosto. Estuve entrenando con ellos, pero iba un día, una tarde, otro día no iba, luego iba otros dos días… pero el equipo tenía prisa porque había partidos importantes en poco tiempo, el primero el domingo que es un derbi contra el Caserío. Entonces en ese momento vi que tenía que intentarlo".
"Yo le dije al presidente que no estaba preparado para jugar contra el Caserío, pero él me dijo que no importaba, que si yo estaba ahí iba a animar al equipo y les iba a apoyar. Para ellos iba a ser un estímulo aunque jugara cinco minutos. Él me dijo que era necesario que yo estuviera ahí y entonces acepté. Me dije a mí mismo que tenía que probar en ese primer partido y luego ya ver cómo sale el resto y cómo va evolucionando mi juego".
Miedos y estímulos
Rolando tomó finalmente la decisión de aceptar este reto y esta nueva aventura y regresa al balonmano profesional con 51 años y más de una década después de haberlo dejado. Aunque afirma haber seguido haciendo deporte y estar en buen nivel físico, no es nada comparado a la exigencia que requiere estar un solo minuto en la cancha. Y más en la posición de pivote, una de las más erosivas para el cuerpo.
Uríos sabe que le va a pedir a un organismo maltratado por la élite un esfuerzo muy grande para el que no tiene la certeza de estar preparado. Para aquellos que sueñan con retos imposibles de volver al más alto nivel, el jugador hispano-cubano advierte que esto será una situación temporal, de unos partidos, para intentar ayudar al equipo. Pero que no está preparado para empresas mayores que podrían ser una completa temeridad.
"Tengo 51 años. Yo diría que para jugar en ASOBAL o en otras ligas sería muy difícil porque el ritmo del balonmano actualmente es brutal. Aquí estoy en un equipo joven, con muchas ganas. Pero el físico que tienen no es el físico que tenían antes los equipos cuando yo jugaba".
Soy consciente de que tengo las rodillas muy tocadas, pero intentaré aportar siempre lo mejor de mí
"Preocupación tengo, por mis rodillas y por mi físico. No he hecho una preparación completa, pero intentaré cuidarme. Sé cómo es la posición de pivote para ser precavido y no jugármela mucho. Soy consciente de que tengo las rodillas muy tocadas, pero intentaré aportar siempre lo mejor de mí para el equipo y así poder conseguir victorias".
El para muchos mejor pivote de la historia no tiene decidido hasta cuándo jugará, pero quiere disfrutar de cada segundo de esta nueva aventura que le ha presentado la vida. Además, ver la ilusión que han puesto en su retorno todos sus compañeros, a los que vio crecer durante años en las categorías inferiores del BM Ciudad Real, le llena de orgullo y le hace sentirse un poquito más joven.
Para él, este nuevo baile con el balonmano le supone también un gran privilegio: "He notado mucho entusiasmo y alegría. A casi todos los conozco desde que eran niños. Los vi crecer junto a mi hijo. Entonces para mí es un privilegio sentirme otra vez joven y pienso que para ellos también lo es jugar conmigo y tenerme en el equipo".
Sobre la fecha de caducidad de su vuelta, Rolando se moja. En sus mejores expectativas no está seguir jugando en 2023. De hecho, si el BM Alarcos consigue mejorar la situación de su enfermería o si pudiera llegar algún otro jugador, quizás vuelva a tomar la decisión dar un paso al lado de nuevo. Aún así, ya que ha aceptado este reto, quiere volver a probar el vicio de la competición y comprobar por sí mismo cuántas maravillas y diabluras es capaz de seguir haciendo.
Si me lo proponen estaré encantado de seguir en el cuerpo técnico, me veo muchos años en los banquillos
"Creo que si aguanto lo máximo será hasta mitad de temporada, hasta diciembre. Creo que ir más allá será demasiado. Nunca se sabe, pero en dos o tres meses creo que habré terminado". Lo que no tiene del todo claro es qué pasará después. Por si acaso, Uríos ya va abriendo puertas y confiesa dónde le gustaría estar.
Para variar, pegado a una pelota de balonmano. Bien en Ciudad Real o en cualquier otro sitio, pero siendo protagonista con sus enseñanzas desde los banquillos: "Si me lo proponen estaré encantado de seguir en el cuerpo técnico. A mí me gusta entrenar, me gusta llevar un equipo y hacer esa faceta, lo disfruto muchísimo. Pero también me gustaría conseguir un equipo para entrenar, cualquiera en España. Es lo que he hecho estos últimos años y creo que estoy preparado para hacerlo. Me veo muchos años en los banquillos".
Por último, el legendario Rolando Uríos termina su conversación con EL ESPAÑOL reconociendo que durante estos días de terremoto absoluto ha recibido muchos mensajes felicitándole por su vuelta y deseándole suerte. Algunos de ellos han sido muy especiales ya que le han hecho retrotraerse a su época más dorada, cuando dominaba Europa con el BM Ciudad Real.
"Me han llegado muchos mensajes. El último con el que pude hablar fue con Mariano Ortega. Estuvimos hablando un rato, me felicitó y me deseó mucha suerte. Es verdad que he perdido el contacto con algunos de ellos cuando he estado fuera. Pero por redes sociales me han enviado mensajes de apoyo. Otro compañero con el que pude hablar bastante es con Didier Dinart, que me mandó mucha suerte y me hizo la broma de que él también estaba dispuesto a volver". Así está Rolando Uríos antes de hacer realidad el sueño de su vuelta al balonmano a los 51 años y tras más de 13 retirado.