Cuando Sacha Lichine adquirió Château d’Esclans en 2006, en su mente ya estaba devolver a los vinos rosados el protagonismo que merecían. Desde esta maravillosa finca situada en pleno corazón de la Provenza, cuyo château se encuentra rodeado de viñedos, se comenzaba a fraguar el ‘Rosé Renaissance’, el renacimiento del rosado, el movimiento que ha logrado convertir a este tipo de vino en un auténtico objeto de deseo en todo el mundo.
Lichine no estaba solo en su revolución rosa. El reconocido enólogo Patrick Léon, que formó parte del proyecto durante 20 años, traía bajo el brazo innovadoras técnicas enológicas, como un sistema de termorregulación para las barricas único en su especie, que ayudaron a que Château d’Esclans empezara a elaborar rosados de de alta gama en Côtes-de-Provence. Hasta crear los que hoy en día son algunos de los mejores vinos rosados del mundo y poniendo esta categoría de vino en el mapa de la excelencia enológica mundial. Calidad, tradición y sutileza francesa, valores fundamentales de una bodega pionera cuyo legado continúa.
Pero ¿por qué son tan especiales estos rosados?
1. El lugar
La materia prima y sus procesos de vinificación, la utilización de tecnología punta y una técnica incomparable, han sido los responsables de un crecimiento sin precedentes de la categoría rosé en la Provenza, posiblemente el viñedo más glamuroso de Francia, y no solo por su proximidad a la Costa Azul.
Los griegos ya elaboraban vino rosado en la Provenza, la región vitivinícola más antigua de Francia. Su método de maceración de las uvas era muy poco común, y el resultado no era tinto, sino rosado. Sin embargo, no fue hasta la década de los 90 del siglo pasado cuando el consumo de vino rosado en Francia empezó a aumentar considerablemente. Nueve de cada diez franceses beben rosado a día de hoy, según los estudios. Una de cada tres botellas de vino compradas en el país galo es de rosado.
La Provenza es, actualmente, líder en calidad, origen y hogar del vino rosado, un vino peculiar que se ha ganado una categoría propia (rosado provenzal) y que destaca, además de por su sabor afrutado, por su amplia y singular paleta de colores pasteles que abarcan desde el anaranjado o el salmón hasta diferentes tonalidades del rosa.
“Hace tres décadas no había rosados importantes en el mercado, ningún rosé que la gente conociese, era una categoría pequeña y extraña dentro del mundo del vino”, comenta Jean-Claude Neu, el apasionado Cellar Master de Château d’Esclans. “Sacha desató toda una revolución para conseguir que eso cambiara y que la Provenza fuera el lugar de donde salieran los mejores rosados del planeta”. La clave, sugiere Neu, está en la calidad, pero “también en saber posicionarse en un buen precio y estar en las cartas correctas, en los mercados que comparten el estilo de vida rosé, como Miami, los Hamptons, el sur de California, los resorts mexicanos, ciudades sofisticadas donde a la gente le gusta viajar a través de la copa”.
Lichine fue pues el impulsor de esta categoría. Gracias a su visión, la esencia de los mejores vinos rosados del mundo fusiona hoy calidad, tradición, dedicación y elegancia, y son los acompañantes perfectos desde el aperitivo hasta la cena.
2. El terroir
Dentro de la categoría de vinos rosados, los provenzales destacan por su sabor agradable, por su capacidad para complacer a todo tipo de paladares, su carácter refrescante, afrutado y aromático, y también porque son el reflejo del terroir donde nacen. “Todo empieza en la tierra, y aquí tenemos uno de los mejores terroirs para la viticultura de las variedades con las que elaboramos nuestros rosados”, destaca Jean-Claude Neu.
Las uvas cultivadas en la propiedad de Château d'Esclans, grenache y rolle, se distribuyen a lo largo y ancho de diferentes tipos de suelos. Terruños complementarios que dan lugar a vinos con mucha complejidad y finura. La vendimia se lleva a cabo durante la noche o por la mañana muy temprano, para aprovechar las temperaturas más frescas. Una técnica cuidada que intenta apurar hasta el momento de máxima madurez de la uva para potenciar su sabor.
3. La tecnología
En Château d'Esclans, el rosado se vinifica de la misma forma que los vinos más selectos del mundo, utilizando tecnología punta. Como la máquina clasificadora con ‘ojos ópticos’ y nitrógeno que evita la oxidación, el exclusivo y distintivo proceso de fermentación en barrica con temperatura individual controlada, o su singular enfoque de assemblage, que mezcla lo tradicional con lo moderno y que permite crear las diferentes expresiones de los rosados de la bodega.
“Gracias a esta tecnología podemos recrear un invierno artificial dentro de la barrica, reduciendo el ritmo de la fermentación y manteniendo el vino frío, con los matices varietales intactos”, puntualiza Alex Diard, Brand Ambassador de Château d’Esclans, sobre este sistema de termorregulación de las barricas pionero en la Provenza, que evita el aporte excesivo de la madera en el vino y mantiene la frescura de los aromas y sabores primarios de la uva. “Hay muchísimos detalles que marcan la diferencia. La importancia está en esos detalles, pues son los que hacen que nuestros vinos sean especiales”.
4. La vie en rose
No hay muchos productores de rosados que tengan tanta variedad de marcas y categorías de vinos en el mercado como Château d'Esclans, con diferentes personalidades, elaboraciones, niveles de intensidad, y claro está, con una horquilla de precios de lo más amplia (los rosados más exclusivos de la casa pueden, y llegan, a las tres cifras).
A través de las distintas etiquetas propuestas por la bodega, los amantes del rosé pueden experimentar un recorrido completo por la versatilidad de estos vinos, que comienza con los suaves sabores frutales de The Palm, el más joven y fresco de la casa; continúa con la selección de la mejor grenache, cinsault y rolle de Francia, que van para Whispering Angel (el rosado más vendido de la bodega, el que impulsó el Rosé Renaissance y el que nos traslada con más fuerza a la Provenza); y llega hasta la rebeldía de Rock Angel, un vino con delicados aromas a frutos rojos y textura cremosa, que es puro rock&roll en boca.
Y si se desea, alcanzar los más altos niveles de placer, con sus etiquetas más exclusivas, como Château d'Esclans, en el que las notas florales y de frutos rojos se fusionan con toques de vainilla y pera; Les Clans, con un perfil de fruta madura y avellana con matices de piña y jengibre; o Garrus, el rosado de mayor prestigio del mundo.
Con esta nueva generación de vinos pálidos, Sacha Lichine ha logrado crear una colección clave para los fanáticos de los rosados provenzales, vinos sofisticados, profundos, ricos y complejos, capaces de combinar a la perfección con infinidad de estilos gastronómicos (desde ceviches a tatakis, pasando por las clásicas pissaladière provençale o lemon chicken piccata), y reconocidos por público y crítica en todo el globo. El rosé es mucho más que una moda. Como dice la expresión francesa, “rosé tout l'année”, está claro que estos vinos han llegado para quedarse.