La maceración carbónica es la responsable de la frescura y la facilidad de muchos de los vinos tintos que nos gusta beber en verano. Y este es su secreto.
Sin entrar demasiado en la parte técnica y sin caer en esnobismos que puedan quitarnos el interés por el (no tan complicado) mundo del vino, la maceración carbónica es un método de elaboración muy antiguo -se cree que tiene su origen en la región francesa de Beaujolais, al sur de Borgoña- y con mucha tradición en nuestro país, que permite elaborar vinos jóvenes, muy aromáticos y con un agradable paso por boca que recuerda a petit-suisse de fresa y a golosina.
Durante el proceso de vinificación de los vinos de maceración carbónica, los racimos fermentan enteros de manera espontánea, sin prensarse ni despalillarse, y lo hacen en dos fases. Una parte de estas uvas se rompe por el propio peso de la vendimia en la parte inferior del depósito, sufriendo el proceso de fermentación alcohólica habitual; y otra parte de las uvas se mantienen enteras e intactas y como consecuencia la fermentación se produce en el interior de las mismas, sin que se lleguen a estrujar. Esto se llama fermentación intracelular.
¿Y con esto qué se consigue? Pues lo que más nos concierne como amantes y curiosos del vino: una mayor presencia de frutas rojas y negras y aromas varietales que se mantienen durante más tiempo. La maceración carbónica da lugar a vinos jóvenes, vivos y frescos, también llamados 'de cosechero', que son a su vez suaves, frutales y muy fáciles de beber debido a que no fermentan en la barrica.
Son tintos alegres, perfectos para tomar en verano por todas estas cualidades y también porque suele ser su momento óptimo de consumo, cuyo mayor atractivo es que son muy aromáticos. Suelen presentar recuerdos florales y frutales tan intensos como su color.
Tintos para todos los públicos, en definitiva, que lejos de lo que pueda parecer, pueden llegar a tener una calidad y una personalidad equiparables a las de un Reserva. Eso sí, con un valor añadido: son mucho más económicos. Probamos unos cuantos.
Castelo Nouveau (Bodegas Castelo de Medina)
El hecho de que este vino se agotara tres meses después de haber lanzado al mercado su primera añada ya nos habla de sus bondades. Sus excelentes calificaciones en concursos y guías especializadas añaden un poco más de verosimilitud a lo que ya sabíamos: el tinto de semimaceración carbónica de la bodega vallisoletana Castelo de Medina es una chuchería de cereza, violetas, moras y frambuesas de la que cuesta desengancharse.
En aquella ocasión sólo se produjeron 7.000 botellas. Pocas para los adictos que deja este vino a su paso. Por eso en Castelo Nouveau 2019 sale en edición limitada de 20.000 botellas, y promete volver a conquistarnos con su etiqueta inspirada en el Art Nouveau y su dosis de frescura, juventud y acento floral embotellada. Un vino moderno, alegre y muy expresivo que resulta peligrosamente fácil de beber. PVP: 6€
Primero de Fariña (Bodegas Fariña)
Como su propio nombre ya adelanta, Primero de Fariña fue el primer vino elaborado mediante maceración carbónica de la D.O. Toro que puso en valor las condiciones bioclimáticas especiales de la provincia de Zamora. Su lema termina de aclararlo: “En septiembre en la cepa y en noviembre en la copa”.
Con más de 70 años de historia, este vino de Bodegas Fariña presume de ser uno de los mejores tintos jóvenes del mundo. Elaborado al 100% con tinta de toro, hace gala de una espectacular gama de sabores y aromas. Es elegante y complejo en nariz y carnoso en boca, con una acidez que le aporta frescura. PVP: 5,95€
Luis Cañas Tinto Joven (Bodegas Luis Cañas)
Cuando todavía muchos vendían a granel en La Rioja, Carlos Cañas, padre de Luis Cañas (tristemente fallecido en diciembre de 2019 a los 91 años), comenzaba a embotellar y comercializar sus vinos. En 1970, el afán visionario del abuelo Luis sentaría las bases de la actual bodega, estrenada en 1994 con los sistemas más modernos para la elaboración.
Hace así más de un siglo que esta familia bodeguera se dedica a la elaboración y venta de los tradicionales vinos jóvenes elaborados por el método de maceración carbónica. Desde entonces, Bodegas Luís Cañas sigue bebiendo del esfuerzo y la tradición de cuatro generaciones, con una filosofía clara orientada al viñedo y una personalidad inquieta de sobra conocida en el mercado.
Dentro de su extensa gama de vinos, Luis Cañas Tinto Joven es un tinto elaborado en Villabuena de Álava, en plena Rioja Alavesa, a partir de racimos seleccionados directamente en la finca, que se despalillan sin estrujar y se trasiegan para que, ya en el depósito, se siga el proceso de maceración carbónica. El resultado es de nuevo un tinto muy afrutado, marcado por la juventud y la frescura, completamente irresistible. PVP: 6,25€
Les Sorts Jove (Celller Masroig)
Montsant es una de las regiones más interesantes de nuestra geografía vinícola. Situada muy cerca del Priorat, aquí la imaginación de los viticultores parece no tener límites. Celller Masroig es un buen ejemplo de esta capacidad creativa. Esta cooperativa elabora sus vinos únicamente a partir de uvas autóctonas, manteniendo una fuerte vinculación al paisaje.
Para Les Sorts Jove, optan por un ensamblaje de garnacha y cariñena con un aporte de syrah, a partir de uvas seleccionadas de viñedos propios en el Priorat. En nariz nos conquistan sus frutos negros y un yogur de fresa sorprendente; y en boca resulta redondo, fresco, suave y muy agradable. Atípico donde los haya, Les Sorts representa las interesantes posibilidades de la maceración carbónica en tierras catalanas, donde este tipo de elaboraciones no son habituales. Un vino curioso, ligero y fluido, absolutamente imprescindible. PVP: 6,40€
VI-VE Maceración Carbónica (Familia Valdelana)
Catorce generaciones de viticultores amparan la experiencia de Valdelana, una bodega familiar instalada en Elciego (Rioja Alavesa) con 128 hectáreas de viñedo. Sin embargo, en 2018 fue la primera vez en su historia que se aventuraron a elaborar siguiendo las normas de la maceración carbónica.
La segunda añada de VI-VE Maceración Carbónica que se encuentra actualmente en el mercado (2019) destaca en nariz por sus apetecibles notas de chicle y fruta roja fresca sobre un fondo balsámico y floral. Aunque lo mejor sucede en la boca, donde se muestra de lo más sabroso, sin perder un ápice de frescura gracias a su acertada acidez.
Se trata de un vino artesanal elaborado a partir de viñedos de viura y tempranillo de más de 40 años que pretende homenajear a los agricultores de la zona. Las siglas VI-VE hacen referencia a las matrículas de los tractores y remolques de Álava: VI (Vitoria) - VE (Vehículo Especial). Un vino de pueblo que reivindica los orígenes y las costumbres de nuestros abuelos, con la mínima intervención enológica. PVP: 6,95€